Después de unas semanas de embarazo muy poco transcendentes para mi estado, en estos últimos días por fin ha habido un poco de acción. Comencé visitando a mi médico de cabecera (la cual no conocía aún mi estado) para solicitarle el P10, documento del que os hablé en mi anterior artículo y que es necesario para solicitar la baja por riesgo durante el embarazo en la semana 22 de embarzo.
La doctora, enseguida me solicitó todas las pruebas que tenía para ella añadirlas a mi historial, y me recomendó la visita a la matrona del centro de salud. Yo estoy un poco reticente a ello porque con el primer embarazo las clases preparto no me acabaron de convencer, pero he accedido a una primera consulta con la matrona para al menos resolver algunas dudas. Luego ya veremos.
Además, hablando con una amiga (que casualmente conocí en las clases preparto de mi primer embarazo) que tiene un centro de terapias alternativas, me comentó que imparte una clases preparto que según pude comprobar en situ son una maravilla: musica relajante, luz baja, incienso, la posiblidad de que te acompañe toda la familia, y sobre todo la practicidad de los temas tratados me convencieron de que aquello si eran unas clases útiles. Lo malo: el precio (60 euros al mes, dos meses y medio). Tendré que pensarmelo.
Con el P10 en la mano me dirigí a la MAZ, entidad encargada de tramitar mi baja por riesgo en el embarazo y tras entregar toda la documentación necesaria, que no es poca (menos mal que mi empresa me la ha facilitado toda y yo sólo he tenido que rellenar algunos formularios), quedé a expensas de que me notifiquen la confirmación de la misma, que en principio será para el 1 de marzo, un día después de cumplir las 22 semanas de embarazo.
Por otra parte, esta semana me tocaba también la realización de la ecografía de la semana 20 de embarazo. Estábamos impacientes en casa por poder disfrutar otra vez de las imágenes del nuevo miembro de la familia y teníamos ganas de confirmar definitivamente si era niño tal y como nos habían dicho la vez anterior (para disgusto de nuestra hija) o si finalmente era niña. Yo llevo ya bastantes días notando las pataditas del bebé asi que no estaba preocupada en cuanto a su estado, eso sí, quería saber si estaba todo correcto, al final, lo que persigue esta ecografía es saber si el bebé tiene algún tipo de malformación, si dispone de todos sus órganos...
Aunque fuimos todos juntos a la eco, primero entré yo sola. El doctor encargado de realizarme la prueba no dudó en confirmarme antes de nada el sexo del bebé: "Llevas una Manolita" me dijo. Yo, con una mezcla de duda por cómo me lo había dicho e incredulidad le pedí que me repitiera lo que me había dicho, "¿Es una niña?" le dije... "Si, si te digo que es Manolita una niña será ¿no?"... Yo me quedé pasmada, realmente tenía bastante aceptado lo del niño, incluso habíamos pensado ya el nombre, pero tremenda sorpresa me llevé. Ya estaba desesperada por que mi hija lo supiera ya que era a ella a quién más ilusión le hacía tener una hermanita. Pasaron unos minutos mientras el doctor tomó las medidas necesarias, comprobó el funcionamiento y estado de todos los órganos, el estado del líquido amniótico, la placenta... y tras comprobarlo todo dejó pasar a mi marido y a mi hija y comenzó la 'ruta turística': "Aquí tenéis sus ojos, su nariz, su boca, esta es la columna, los brazos, las piernas... y aquí podéis ver claramente que es una niña" (nosotros no lo vimos tan claro pero bueno)... Mi hija entonces se quedó completamente descolocada y mirándome y con voz noña me dijo "Mamá, es una niña..." La visita por mi útero acabó con la noticia de que tenía la placenta algo baja, pero el doctor no le dio importancia, "lo único que puede pasar es que sangres un poco y si hasta ahora no lo has hecho (gracias a Dios no) será dificil que te pase ya que la placenta tiende a subir a partir de ahora".
Salimos de la consulta con nuestra hija dando botes de alegría y con la incredulidad de la noticia que nos habían dado aún en nuestras caras.
Al día siguiente me tocaba visitar a mi ginecólogo para que viera los datos de la ecografía y comprobar la evolución del embarazo. Me tomó la tensión, que estaba bien, me pesó (5 kilitos ya, bien también aunque yo no lo llevo muy bien que digamos) y luego comprobó las ecografías. Me estuvo explicando con detalle lo de la placenta baja, me confirmó que posiblemente me fuera subiendo y que no suponía ningún riesgo para el bebé, aunque yo si debía tener cuidado porque en caso de manchar podría llegar a perder al menos medio litro de sangre. Me dijo que si hasta ahora no me había pasado no tenía porqué pasarme ya pero que si me viera en esa situación me tumbara en el suelo hasta que dejara de sangrar y luego me fuera para urgencias, pero eso sí, que no me preocupara (dificil no hacerlo si me viera en en esa situación). Me recomendó no coger pesos ni agacharme demasiado... y lo peor, sobretodo para mi marido... nada de sexo... pero en fin, esperemos que sea por poco tiempo ya que si la placenta se queda ahí el bebé no tendrá sitio para pasar y tocará cesárea, lo cual no me hace ninguna pero ninguna gracia.
Con todo lo demás correcto, me confirmó que hasta dentro de cuatro semanas volvemos a quedarnos en stand by, será entonces cuando tenga que realizarme la prueba de la curva del azúcar, que como en el anterior embarazo salió bien será la prueba normal, no la triple que se solicita en caso de haber tenido diabetes gestacional en otros embarazos. Menos mal porque ya es bastante desagradable esta prueba haciendola de forma normal como para tener que hacerla durante el triple de tiempo. Ese mismo día aprovecharé para volver a hacerme una analítica completa para comprobar que todo sigue bien y para ver como voy de hierro. De momento sigo tomándolo en pastillas hasta entonces, al igual que el yodo.
Unos días después de esta prueba me tocará llevar los resultados al ginecólogo, momento que aprovechará para realizarme la ecografía de las 25 semanas de embarazo, que él mismo ha calificado de "muy chula"... como todas digo yo.
Físicamente me encuentro bien, no tengo ningún tipo de náuseas ni malestares y el hierro que tomo de momento no me está causando estreñimiento. Ahora estoy un poco preocupada por esto de la placenta (yo es que soy un poco paranoica con estas cosas) y trato de hacer la menor cantidad de esfuerzos. El cansancio, eso sí, comienza a hacer mella en mi y llego a los viernes completamente reventada. Sólo el pensar que me queda una semana y media de trabajo me da un poco de alas porque si que es cierto que cada día me voy antes a la cama y me cuesta más levantarme por la mañana.
Como os decía, hace ya días que noto al bebé, sobretodo después de cenar, cuando me siento en el sillón tranquilamente. Se monta buenas fiestas todas las noches. Sigo teniendo una sed horrible y no hay noche que no me despierte de golpe porque el gemelo se me contrae (no se si tiene que ver con el embarazo, me han dicho que sí, aunque también debe ser por lo encogida que duermo por el frío) pero la verdad es que no estoy teniendo antojos muy fuertes ni nada así. Eso sí, las fresas cubiertas con chocolate que hemos hecho hoy de postre me han sabido a verdadera gloria!!! Nos vemos pronto...
La próxima semana os sigo contando sobre mi embarazo.
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