Con una niña, papá y mamá trabajando y poca familia cerca de la que tirar en caso de apuro... a pocos se les ocurriría ampliar la familia, y mucho menos en los tiempos que corren. Pero nosotros después de mucho pensarlo y esperar a ver cómo iba el tema de los trabajos nos decidimos, por fin, en mayo: íbamos a buscar nuestro/a segundo/a hijo/a.
El principal motivo, nuestra hija, que pide a gritos algo de compañía con la que poder jugar (eso desde su punto de vista) y que necesita tener alguien al lado con quien aprender a compartir una vida y todo lo que ello conlleva: a no ser tan egoista con sus cosas, a ser responsable sabiendo que alguien debe fijarse en ella, a compartir a los papás (eso quizá será lo que más le va a costar)... en fin, que nos pusimos a ello un par de meses después de decidirlo, allá para julio y deseando "acertar" pronto (con nuestra primera hija nos costó más de un año lograrlo).
En verano, entre las vacaciones y los cambios propios de la época estaba todo un poco descontrolado, pero ya en septiembre decidí tomarme las cosas en serio y opté por una solución que la vez anterior me resultó plenamente efectiva: tomarme la temperatura basal para saber exactamente mis días de ovulación. Y resultó, ¡vamos que si resultó!.
El mes siguiente, controlando ya mi fecha aproximada de ovulación, nos empleamos "a fondo" y el 1 de Noviembre, con tres días de retraso y con la confianza que me daba el ver que mi temperatura basal seguía alta, me decidí, a las nueve de la mañana, a ir en busca de una farmacia de guardia para comprarme un test de embarazo. La oportunidad era ideal porque al ser día de fiesta mi marido estaba en casa también y era el momento perfecto para descubrir los dos a la vez si habíamos conseguido nuestro objetivo.
A los tres minutos de realizar la prueba, la rayita de confirmación de embarazo era ya nítida y nuestras sospechas se confirmaban: ¡¡Embarazados!! Aprovechamos que nuestra hija dormía aún para celebrarlo porque teníamos claro que tan pronto no se lo íbamos a decir y cuando se levantó mantuvimos como pudimos la alegría del momento. Ese mismo día, nuestra familia más cercana conoció la noticia, que de momento, quedaba blindada para el resto de conocidos. Cuando estemos seguros de que todo va sobre ruedas habrá tiempo de sobra para contarlo a todo el mundo.
En el momento en que supimos la noticia nos planteamos cómo llevar el embarazo, a través de la seguridad social o a través del seguro privado que mi empresa me proporciona. Mi primer embarazo fue bien a través de la seguridad social (del trato del tocólogo que llevó mi embarazo, eso sí, mejor no hablamos), pero mis últimas visitas a mi centro de salud, no sé si por esto de los recortes o porqué, han sido algo decepcionantes y frustrantes y ello me hacía plantearme las cosas. Mi médico de cabecera, a la que visité cuando mi marido y yo decidimos ir a buscar el segundo, se negó a hacerme análisis (yo se los exigía para asegurarme de que no tenía ningun tipo de carencia o problema) y ésto ya me dejó algo preocupada. A su vez, algunas compañeras del trabajo que recientemente han dado a luz por lo privado me habían transmitido lo bien que les habían tratado, lo atentos que habían sido los médicos durante todo el embarazo y parto y lo bien atendidas que habían estado tras dar a luz, con una habitación para ellas solas y todo tipo de comodidades. Así que finalmente nos decidimos a probar con la medicina privada y en caso de algo fuera mal ya veríamos.
El día 2 llamé al ginecólogo que me recomendaron y me dio cita para el 11 de Noviembre, así que sólo nos queda esperar hasta ese día. De momento, me siento algo rara. En mi primer embarazo, enseguida noté como mis pechos cambiaron (fue eso lo que me alertó de mi embarazo) pero ahora, no tengo ningún sintoma de embarazo, ni malestar, ni molestia. Entre eso y que casi nadie sabe nada, mis sensaciones son muy extrañas, pero también es cierto que estoy embarazada de apenas un par de semanas así que poco puedo sentir aún.
Me quedo esperando la llegada del día 11 para conocer al que será mi ginecólogo durante la gestación y que llevará también mi parto.
La próxima semana os sigo contando sobre mi embarazo.
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