El día 11 de Noviembre llegó y por fin voy a conocer a mi nuevo ginecólogo, el que llevará mi embarazo y parto. Tengo muchas ganas de conocerle, me han hablado muy bien de él y quiero ver la diferencia entre un médico privado y otro de la salud pública (es la primera vez que voy a uno privado).
Nada más llegar me recibe la enfermera y me abre una ficha. "Te veo muy tranquila" me dice, a lo que yo le contesto que ya es el segundo embarazo y claro, no es lo mismo. En seguida sale el doctor y me invita a pasar a su consulta, donde comienza a preguntarme datos de mi primer embarazo. Yo, algo previsora, le llevé la cartilla del embarazo de mi primera hija para que viera como fueron los nueve meses de gestación y el parto y extrajera algunos datos de interés como el grupo sanguíneo y otros detalles.
Lo primero que me dijo es que tendría que hacerme un análisis completo (ya era hora) y me recomendó tomar el complejo vitamínico con yodo y acido fólico "Femibion", que al parecer era mucho más completo que el que yo estaba tomando desde que decidimos comenzar con la búsqueda (Yodocefol). Se quedó un poco asustado al ver en la cartilla de mi anterior embarazo el peso que tenía al comienzo de éste, 106 kilos nada menos, estaba bien hermosa. Le comenté que precisamente por eso, mi tensión era bastante alta y finalmente tuvieron que provocar el parto. Ahora, con 40 kilos menos en el cuerpo, el problema es más bien que la tensión tiende a bajarme aunque hasta el día que fui al ginecólogo aún no me había pasado. El doctor me comentó que ahora estaba muy bien de peso, que me controlara, pero que no habría problema, que eso sí, notaría muchas diferencias con respecto a mi primer embarazo por la diferencia de peso entre uno y otro. También me preguntó si tenía algún malestar o nauseas a lo que le contesté que de momento no.
Con la fecha de última regla que le dí, comenzó a calcular la posible fecha de parto: 5 de julio. "El primer parto que tengo programado para ese mes" comentó.
Y a continuación, sorpresa, me invitó a pasar a una salita contigua a la consulta para hacerme una ecografía, cosa que yo no esperaba para nada. Comencé a ponerme nerviosa claro, pero el doctor, muy atento, comenzó a hacerme preguntas sobre mi marido, mi hija... y consiguió que me relajara. La ecografía fue vaginal, porque con tan poco tiempo de embarazo de otra manera sería imposible ver algo y rapidamente apareció en la pantalla una cosita en forma de alubia, de color oscuro, con una rayita blanca en medio y un circulito al lado de color algo más claro que el resto... Pues la rayita, de 3mm era el feto, si se le puede llamar ya así y el circulito de al lado de lo que se alimenta... ahí es nada. Desde luego hay que tener imaginación para poder ver lo que irá formandose a partir de ahí.
A partir del tamaño de esa rayita concluyó que estaba de unas cinco semanas y media, y que por tanto, era normal que aún no tuviera naúseas ni malestar. Es más, me comentó que aunque son un incordio, las nauseas son buenas, porque indican que todo marcha, al igual que el hecho de que los pechos se endurezcan. A mi este comentario me dejó algo preocupada porque sin ninguno de esos dos síntomas sentía que igual algo podía ir mal...
Me citó para el día 29 de Noviembre, donde ya debería de escucharse el latido del corazón y verse algo más claro el feto.
A los dos días de mi visita al ginecólogo comencé a encontrarme algo mal por las mañanas, y ya al tercero me vino justo para bajarme del autobús y evitar vomitar en medio de la calle. Comenzaron las nauseas matutinas, a medio día, a media tarde... todo el tiempo, así que me fui directa a la farmacia a por esas pastillitas mágicas llamadas "Cariban" que tanto ayudan con ese tipo de malestares. Así todo, y aún tomándolas, me pasó durante varios días que de repente me encontraba muy mal, me entraba una flojera por todo el cuerpo, un sudor frio... vamos, que me bajaba la tensión y lo pasé bastante mal varias veces en el trabajo, pero parece que poco a poco se me ha ido pasando y ya este fin de semana ni siquiera he tomado Cariban, no sé si ya con la marcha diaria de cole, trabajo y de más aguantaré, pero ya veremos.
Sólo quedan dos días para volver al ginecólogo y cada vez estoy más nerviosa por saber si todo está marchando bien, supongo que es inevitable.
Ayer me duchaba con mi hija y va y me dice: "Mamá, tienes la barriga un poco más gordita, yo creo que ya tienes dentro al bebé"... Va a ser difícil ocultarselo hasta Navidad como pretendíamos, así que probablemente si todo sale bien el martes en la consulta, tardaremos poco en decírselo. Eso sí, nos va a volver completamente locos durante tantos meses, con lo impaciente que es.
Echa polvo con un gripazo de impresión y con una congestión que apenas me deja dormir una hora seguida y sin poder tomar nada me despido hasta la próxima, donde os contaré que tal mi segunda visita al ginecólogo y mi día a día durante esta semana de embarazo.
La próxima semana os sigo contando sobre mi embarazo.
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