La insuficiencia renal puede ser una complicación grave durante el embarazo. Tanto si se trata de una enfermedad preexistente como si se diagnostica por primera vez durante el embarazo, la insuficiencia renal puede causar problemas tanto a la madre como al bebé.
Los riñones son los órganos que filtran los productos de desecho de la sangre, crean hormonas que regulan la presión arterial y regulan los electrolitos. También eliminan los medicamentos y las sustancias tóxicas del cuerpo. Los riñones también regulan la cantidad de líquido en el cuerpo.
La insuficiencia renal no significa necesariamente que los riñones no funcionen. Puedes tener una insuficiencia renal leve o moderada, lo que significa que tus riñones siguen funcionando un poco. La insuficiencia renal aguda es una alteración repentina de la función renal que puede desaparecer con el tratamiento. La insuficiencia renal crónica es una alteración a largo plazo o permanente. Si tus riñones no funcionan en absoluto o funcionan muy poco, se denomina insuficiencia renal terminal. La insuficiencia renal crónica suele dividirse en etapas que van de leves a graves. La función renal que se aproxima a la normalidad puede ser el estadio 1 o 2, mientras que la insuficiencia renal terminal es el estadio 5.
Dos causas comunes de la insuficiencia renal crónica son la diabetes y la hipertensión arterial. Otras causas son las infecciones del tracto urinario que se han extendido a los riñones o enfermedades hereditarias como la poliquistosis renal. Fumar, ser obesa y tener antecedentes familiares de enfermedad renal son otros factores de riesgo.
Muchas personas con enfermedad renal crónica leve pueden no saber que la padecen porque los síntomas pueden ser leves o estar completamente ausentes. La enfermedad renal se diagnostica mediante análisis de orina y sangre. La comprobación de los problemas renales es una de las razones por las que el obstetra o la matrona te piden que proporciones muestras de orina con frecuencia durante el embarazo.
Si los resultados de los análisis de sangre y orina muestran signos de insuficiencia renal, es posible que el médico te pida que te sometas a una ecografía de los riñones. Esto puede ayudar a determinar la causa del mal funcionamiento de los riñones.
Dado que la insuficiencia renal leve o moderada puede no presentar ningún síntoma o pocos, es posible que una mujer no sepa que existe un problema antes de quedarse embarazada. Sin embargo, el esfuerzo adicional que supone el embarazo puede agravar los problemas renales en una mujer que no haya tenido síntomas anteriormente. Si se te ha diagnosticado previamente una enfermedad renal crónica, o si se te acaba de diagnosticar, tu obstetra o matrona vigilará de cerca tu función renal. El obstetra puede colaborar estrechamente con otros especialistas médicos, como un nefrólogo, que es un médico especializado en el tratamiento de los riñones. Es probable que tengas que seguir controlando la salud y la función de tus riñones después del embarazo.
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Las mujeres con enfermedades renales crónicas tienen un mayor riesgo de desarrollar preeclampsia porque los riñones ayudan a controlar la presión arterial. Este aumento de la presión arterial, a su vez, perjudica aún más a los riñones y les causa un mayor deterioro. La preeclampsia puede aumentar el riesgo de infarto o provocar eclampsia, una afección muy grave que puede causar convulsiones y otros problemas.
Otros problemas asociados a una mala función renal durante el embarazo son la anemia y los niveles elevados de potasio. El bebé también puede no crecer tan bien cuando la madre tiene una función renal deficiente, lo que da lugar a un bajo peso al nacer o a la prematuridad. La preeclampsia aumenta los riesgos o la separación prematura de la placenta del lado del útero y el parto prematuro.
Las mujeres con insuficiencia renal terminal, la forma más grave, suelen tener dificultades para quedarse embarazadas y, si lo están, pueden tener problemas para mantener el embarazo. Las personas con insuficiencia renal terminal suelen ser tratadas con diálisis o con un trasplante de riñón. Una mujer que se haya sometido a un trasplante de riñón puede quedarse embarazada y dar a luz sin problemas si tiene una función renal y una presión arterial normales, y si ha pasado más de un año desde su trasplante, según la Fundación Nacional del Riñón.
Si la función renal es deficiente durante el embarazo, el médico puede recetar medicamentos para ayudar a controlar la tensión arterial, además de otros tratamientos como la vitamina D y el calcio. También puede recetar un diurético, que es un medicamento que aumenta la producción de orina.
Si te han diagnosticado una enfermedad renal durante el embarazo, sigue atentamente las instrucciones de tu médico. Consulta inmediatamente al obstetra o matrona si se te hinchan las manos, los pies y la cara, o si cualquier hinchazón empeora repentinamente, o si tienes náuseas o vómitos.
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