Los controles en el embarazo se realizarán periódicamente. Los profesionales sanitarios de Atención Primaria (médico, matrona, enfermera...) o el ginecólogo indicarán la frecuencia de las visitas.
Por lo general, un embarazo normal se controla periódicamente una vez al mes, hasta las 34 semanas, para seguir con controles cada dos semanas hasta la semana 37 y finalmente una vez por semana.
Se debe poner en conocimiento del médico cualquier enfermedad que se padezca o se haya padecido, así como antecedentes de enfermedades en la familia. Durante la visita o control de embarazo se toma la presión arterial, se mide el tamaño del útero, se escuchan los latidos fetales, se toma el peso a la paciente y se dan las indicaciones o tratamiento que corresponda a cada caso. Es muy importante la administración de Vitaminas y Minerales durante el embarazo, tanto para administrar lo esencial al feto como para reponer lo que pierde la madre. Desde el comienzo del embarazo se realizan exámenes para determinar el estado general de la madre y se indica hierro y Calcio. Más adelante se van adecuando las indicaciones según el desarrollo del feto y los requerimientos maternos, se pesa, se mide la presión arterial y se solicitan análisis de sangre y orina.
Acudir siempre a los controles con la "Cartilla de Salud de la Embarazada" o historial del embarazo, donde se irán anotando todos aquellos datos de interés para el control del embarazo y la salud del bebé.
Primer control médico durante el embarazo
Durante la primera consulta debe hacerse:
- La historia clínica.
- La exploración física general, obstétrica adecuada a la edad gestacional
- Las pruebas de laboratorio adecuadas, dependiendo de la edad de gestación en que se realice esta primera consulta. (Hemograma, examen de orina, glicemia, serología, grupo sanguíneo, citología vaginal, toxoplasmosis, citomegalovirus, rubéola, hepatitis B, SIDA), ecografía temprana (embarazos mayores de 5 semanas), inicio de suplementos de calcio, hierro y minerales (embarazos mayores de 12 semanas).
- Clasificación del embarazo en el grupo de riesgo que le corresponda según los factores de riesgo detectados a partir de las exploraciones y pruebas realizadas.
- Información sobre la evolución del embarazo y pruebas y exploraciones que se le harán así como los mensajes específicos, de promoción de la salud y educación sanitaria, adecuadas a la edad gestacional.
Hemograma: análisis de los elementos constituyentes de la sangre.
Glicemia: Se usa para detectar niveles altos de glucosa.
Serología: se utiliza para detectar la presencia de anticuerpos contra un microorganismo.
Toxoplasmosis: infección parasitaria generalizada causada por un organismo unicelular llamado Toxoplasma gondii. La infección toxoplasmática puede producirse después de comer carne cruda o poco cocida que contiene el parásito o por la exposición a los excrementos del gato.
Citomegalovirus: Virus relacionado con los herpes.
Visitas sucesivas durante el embarazo
A partir de la segunda consulta, en cada nuevo control al centro, debe hacerse:
- La actualización de la historia clínica. En cada nueva visita debe obtenerse información sobre la evolución del embarazo actual desde la visita prenatal anterior.
- La exploración física, general y obstétrica, que corresponda a la edad gestacional a cada consulta.
- Se considera oportuno repetir exámenes de orina y serología en el ultimo trimestre.
Controles ecográficos durante el embarazo
Cada trimestre del embarazo se debe hacer un seguimiento del crecimiento fetal a través de ecografías.
- 1ª ecografía (semanas 8 - 12): donde se conocerán el número de embriones, su vitalidad, localización y confirmación de la edad gestacional.
- 2ª ecografía (semanas 18 - 20): ecografía de detección de anomalías estructurales y marcadores de cromosopatías.
- 3ª ecografía (semanas 34 - 36): control del crecimiento fetal y de su entorno (placenta, líquido amniótico).
Triple screening
Consiste en una prueba de diagnostico prenatal, no invasiva, carente de riesgo de aborto. Se realiza en las semanas 14 a 18 y los resultados se obtienen en pocos días.
Se trata de un análisis de sangre que se le realiza a la madre, donde se recogen unas sustancias que segrega la placenta y el feto y que proporcionan gran información sobre la salud del bebé, mostrando el grado de posibilidad de que el niño sufra síndrome de Down y de Turner, espina bífida, anencefalia (ausencia de parte del cerebro y el cráneo), etc. Cuando los resultados de estas pruebas son altos, se recomienda realizar una amniocentesis para tener un resultado más exacto.
La amniocentesis
La amniocentesis es un procedimiento realizado durante el embarazo para examinar los cromosomas de un bebé.
Por lo general, la amniocentesis se realiza entre las 16 y las 20 semanas de embarazo. La prueba consiste, en extraer líquido amniótico para evaluarlo. Antes de hacer la extracción, se determina con ultrasonido la posición del feto y la placenta, se aplica anestesia local en el abdomen y se inserta en el útero la aguja larga y hueca de una jeringuilla. Se retiran unos 14 g. de líquido de la bolsa amniótica.
Este líquido contiene células que el bebé elimina naturalmente. Las células y proteínas del líquido amniótico se examinan en el laboratorio para detectar la presencia de trastornos fetales específicos.
El líquido amniótico también contiene alfafetoproteína (AFP), que puede medirse en el laboratorio. La cita para realizar la amniocentesis dura aproximadamente 45 minutos, y la mayor parte del estudio consiste en la realización de un examen de ultrasonido detallado.
La amniocentesis se recomienda en los siguientes casos:
- Mujeres que tendrán 35 años o más en el momento del parto.
- Antecedentes de otros hijos con una anormalidad cromosómica.
- Mujeres con una prueba de detección con resultado positivo (por ejemplo, El triple screening).
- Parejas en la que uno de los integrantes tiene un reordenamiento cromosómico.
- Mujeres con un embarazo o hijo anterior con un defecto del tubo neural (por ejemplo, espina bífida o anencefalia).
Riesgos amniocentesis
Las posibilidades de sufrir un aborto después de realizar la amniocentesis están entre un 0,2 y un 0,5%, lo que supone uno de cada 200 casos. Cifra apenas superior a los casos de aborto espontáneo natural.
Un pequeño porcentaje de las amniocentesis que se realizan pueden provocar pérdidas de líquido amniótico o de sangre. Y también en menor mediada aún conlleva el riesgo de padecer infecciones urinarias.
Hoy por hoy, la profesionalidad, la experiencia y los avances tecnológicos hacen que esta prueba de diagnóstico prenatal sea cada vez más segura, pero no exenta de riesgo.
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