Desarrollo Psicosocial
Desde el nacimiento a la edad adulta, la afectividad tiene sus características propias aunque se mezcla con otros aspectos del desarrollo: el crecimiento físico, las adquisiciones motrices y verbales y la inteligencia. La afectividad cubre el campo de las emociones, los afectos y los sentimientos vinculados a la esfera subjetiva, a lo vivido por el niño.
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- Escrito por: Estefanía Morera
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¿Cómo se debe dar órdenes a los niños?
La relación entre padres e hijos no siempre es fácil, es decir, la infancia y especialmente, la adolescencia es un periodo de rebeldía en el que el joven poco a poco, va mostrando su propio criterio ante las cosas y marcando su espacio de libertad.
Pues bien… ¿Cómo se debe dar órdenes a los niños? Aquí tienes algunas indicaciones:
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El juego es una actividad fundamental en la vida del niño, pues favorece su desarrollo físico y psicológico.
A medida que el niño crece y se desarrolla física y psicológicamente, sus juegos y su forma de jugar van cambiando. Es muy importante que con los juegos el niño estimule cosas como:
- La imaginación
- La memoria
- La relación con otros niños
- Los sentidos
- Sus músculos
- etc.
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El juego infantil es algo más que un pasatiempo. Es un factor esencial del desarrollo, no sólo por su valor educativo, sino porque conecta al niño con la sociedad y constituye un índice de salud.
Existen distintos tipos de juegos según la edad:
- Espóntaneos o de movimiento, propios de los niños pequeños.
- Simbólicos o dramáticos, que aparecen a partir del segundo año.
- Los de reglas, que alcanzan su plenitud entre los 6 y 8 años.
Los juegos dramáticos o simbólicos, ayudan al niño a expresar sus deseos y sentimientos, mientras asumen distintos roles e identificaciones: ser el padre, la madre, el policia, el médico, etc.
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La familia es el primer agente principal de la socialización, durante los primeros años. La alcanza a través de la imitación y la identificación a los miembros de su familia, incluidos sus hermanos. La forma de crianza influye en la conducta del niño.
Socialización entre Hermanos y hermanas
Las peleas o rivalidades entre hermanos son tan enervantes para los padres como necesarias para los hijos, siempre que cuenten con la ayuda para resolver el conflicto. Mediante la pelea y la reconciliación los niños aprenden hacerse respetar, conocer y tolerar otras opiniones, ponerse en el lugar del otro, buscar soluciones y compromisos.
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La relación de apego
Marcada por la situación edípica, lo que implica que la relación del niño con la madre pasa de ser dual (niño-madre) a ser triangular (niño-madre-padre). Entre los 3 y 5 años, tanto el niño como la niña, comienzan a percibir que sus padres mantienen una relación afectiva, en la cual ellos están excluidos.
Lo que Freud denominó Complejo de Edipo, hace referencia a los deseos amorosos de la niña hacia el padre y del niño hacia la madre, y los sentimientos hostiles hacia el padre del mismo sexo, convirtiendose en un rival.
Gracias a esta relación con sus padres, el niño asume su propia identidad sexual.
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Los adultos y los niños tienen más cosas en común de las que parece a simple vista.
Y es que, mientras que los adultos analizan con frecuencia los celos habituales entre los hermanos pequeños, pierden de vista que a veces, son los propios adultos los que se dejan llevar por envidias y por la vanidad.
Pues bien… ¿Cómo ayudar a los niños a controlar la envidia? En primer lugar, comprendiéndola. Es decir, no hablándole en mil ocasiones de este tema.
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Segunda infancia - Segundo y tercer año del niño
El interés del niño en este período se orienta hacia las nuevas posibilidades que le brindan tanto la retención y expulsión de sus materias fecales, como el dominio voluntario del esfínter.
El comportamiento del niño en esta etapa oscilará entre la docilidad-sumisión, la terquedad-obstinación y la actividad-pasividad.
Aparece la famosa crisis de “oposición” que tanto inquieta a los padres. El niño se niega a obedecer, incluso se hace provocador o agresivo. Se muestra caprichoso o colérico y responde con un “no” sistemático a cada orden de los padres.
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Desde el nacimiento a la edad adulta, la afectividad tiene sus características propias aunque se mezcla con otros aspectos del desarrollo: el crecimiento físico, las adquisiciones motrices y verbales y la inteligencia.
La afectividad cubre el campo de las emociones, los afectos y sentimientos vinculados a la esfera subjetiva, a lo vivido por el niño.
En el desarrollo afectivo se producen una serie de experiencias diversas más o menos conflictivas, relacionadas con la lucha entre los intereses del niño y las exigencias del entorno.
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Cuando llega un hermanito a casa, muchos padres se enfrentan con un sentimiento temido y a la vez esperado, los celos.
Los celos infantiles son un comportamiento afectivo a través de los cuales los niños expresan su miedo a ser abandonados y su temor a perder a su referente, que suele ser la madre.
Los celos pueden empezar a aparecer a partir del año y medio de vida y esta conducta (totalmente normal) puede continuar hasta los siete años. Se ha comprobado que es más frecuente entre los niños que entre las niñas.
¿Qué pueden hacer los padres?, lo primero que deben tener en cuenta es que la conducta celosa desaparecerá espontáneamente. Es un comportamiento habitual y normal entre niños, más cuando llega un hermano pequeño a casa. Si el niño es inseguro, las posibilidades de que tenga celos aumentarán. Es muy importante trabajar la autoestima del niño, la seguridad en sí mismo. Elogiar sus actos, su conducta, si es generoso con el hermano, si le permite compartir sus juguetes. Los padres debemos siempre evitar las comparaciones, pues generan sentimientos negativos, envidias.
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