El TDAH es un trastorno común de comportamiento que afecta a aproximadamente el 8% y el 10% de los niños en edad escolar. Los niños son tres veces más propensos que las niñas a ser diagnosticados con él, aunque todavía se desconoce la razón.
Los niños con TDAH actúan sin pensar, son hiperactivos y no pueden concentrarse. Puede que entiendan lo que se espera de ellos, pero tienen problemas para seguir adelante, porque no pueden permanecer sentados, prestar atención o estar atentos a los detalles.
Por supuesto, todos los niños (especialmente los más jóvenes), actúan de este modo algunas veces, particularmente cuando están ansiosos o excitados. Sin embargo, la diferencia con el TDAH es que los síntomas están presentes durante un período de tiempo más largo y se producen en diferentes configuraciones. Ellos afectan la capacidad del niño para desenvolverse socialmente, académicamente, y en casa.
La buena noticia es que con el tratamiento adecuado, los niños con TDAH pueden aprender con éxito a vivir manejando sus síntomas.
Síntomas y tipos de TDAH (Trastorno por déficit de atención e hiperactividad)
1. Falta de atención:
- Incapacidad para prestar atención a los detalles o tendencia a cometer errores en los trabajos escolares u otras actividades por simple descuido.
- Dificultad para mantener la atención de forma continua en las tareas o en los juegos.
- Aparentes problemas de audición.
- Dificultad para seguir instrucciones.
- Problemas de organización.
- Desagrado y/o tendencia a evitar las actividades que requieren esfuerzo mental.
- Tendencia a perder objetos, como juguetes, cuadernos o deberes escolares.
- Dispersión y facilidad para distraerse.
- Tendencia a los olvidos en las actividades cotidianas.
2. Hiperactividad e impulsividad
- Gestos o movimientos repetitivos que denotan nerviosismo o intranquilidad.
- Dificultad para permanecer sentado.
- Tendencia a correr o trepar de forma excesiva.
- Dificultad para jugar tranquilamente.
- Sensación de estar siempre "en marcha".
- Habla excesiva o descontrolada.
- Lanzarse a responder preguntas de forma impulsiva sin haber escuchado completamente la pregunta.
- Dificultad para esperar el turno o guardar fila.
- Tendencia a interrumpir o a inmiscuirse.
3. De tipo combinado
Incluye una combinación de los dos tipos anteriores y es el más frecuente.
Aunque puede ser un verdadero desafío educar a un niño con TDAH, es importante recordar que los niños que padecen este trastorno no son "malos", no "intentan hacerse ver" ni se portan mal a propósito. Los niños diagnosticados con TDAH tienen dificultades para controlar su comportamiento, a no ser que reciban medicación y/o tratamiento conductual.
Diagnóstico del TDAH
Puesto que no existe ninguna prueba que permita determinar la presencia del TDAH, su diagnóstico implica una evaluación completa del niño. Muchos niños y adolescentes diagnosticados de TDAH son evaluados y tratados por médicos de atención primaria, es decir, por pediatras o por médicos de familia. De todos modos, estos últimos remiten a algunos niños a distintos especialistas (psiquiatras, psicólogos o neurólogos), sobre todo en los casos donde el diagnóstico no está del todo claro o cuando sus síntomas se combinan con los de otras afecciones, como el síndrome de Tourette, trastorno del aprendizaje, ansiedad o depresión.
Para que un niño pueda ser diagnosticado de TDAH necesita:
- Presentar comportamientos de alguno de los subtipos mencionados antes de cumplir los siete años.
- Estos comportamientos deben ser más intensos que en otros niños de la misma edad.
- Los comportamientos deben durar un mínimo de seis meses.
- Los comportamientos deben ocurrir y afectar negativamente a un mínimo de dos áreas de la vida del niño (el mundo escolar o la guardería, el entorno doméstico y las relaciones sociales).
Los comportamientos del niño tampoco deben estar relacionados con el estrés que se vive en su familia. Los niños que han experimentado un divorcio, una mudanza, una enfermedad, un cambio de escuela u otro cambio importante en su vida pueden empezar súbitamente a portarse mal y/o a mostrarse olvidadizos. Para evitar hacer diagnósticos erróneos, es importante analizar si los factores anteriores pueden haber ejercido algún papel en la aparición de los síntomas.
Causas del TDAH
El TDAH no es el resultado de una educación inadecuada por parte de los padres, de consumir demasiado azúcar ni de las vacunas.
El TDAH tiene una base biológica que todavía no se acaba de entender por completo. Aunque no se ha podido identificar una causa aislada exclusiva, los investigadores están explorando sobre una serie de factores de carácter genético y ambiental. Los estudios han constatado que muchos niños con TDAH tienen un familiar cercano que padece el mismo trastorno.
A pesar de que los expertos no están seguros de que esta sea la causa del trastorno, se ha descubierto que determinadas áreas de cerebro son aproximadamente del 5 al 10% más reducidas en tamaño y actividad en los niños con TDAH. También se han detectado cambios químicos en el cerebro de estos niños.
Las investigaciones también establecen una asociación entre el hecho de que la madre haya fumado durante el embarazo y el posterior desarrollo de un TDAH en el hijo. Entre otros factores de riesgo, se incluyen el parto prematuro, el hecho de que el bebé nazca con un peso muy bajo y las lesiones cerebrales durante el parto.
Algunos estudios han sugerido incluso la existencia de una relación entre excesiva televisión durante la primera etapa de la infancia y los futuros problemas de atención.
Tratamiento del TDAH
El TDAH no se puede curar, pero se puede manejar; es decir, se pueden controlar sus síntomas eficazmente. El médico del niño trabajará con usted para desarrollar un programa de tratamiento individualizado y a largo plazo. Su meta consistirá en ayudar al niño para que aprenda a controlar su comportamiento y ayudar a la familia a crear una atmósfera que facilite conseguir esa meta.
En la mayoría de los casos, la mejor forma de tratar un TDAH es mediante una combinación de medicación y tratamiento conductual. Cualquier buen programa de tratamiento requerirá un atento seguimiento y supervisión por parte del médico, que podrá ir haciendo adaptaciones o ajustes a largo del tiempo. Puesto que es importante que los padres participen de forma activa en el programa de su hijo, la formación de los padres también se considera parte fundamental del manejo del TDAH.
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