Una de las dificultades para diagnosticar un TDAH es que se suele presentar junto con otros problemas. Los principales son los siguientes:
Trastorno de oposición desafiante y trastorno de conducta
Por lo menos el 35% de todos los niños con TDAH también padece un trastorno de oposición desafiante, que se caracteriza por la terquedad, los arranques de ira, los actos de desafío y el incumplimiento de normas. El trastorno de conducta es similar pero con un mayor grado de hostilidad y de agresividad. Los niños que sufren este trastorno son propensos a meterse en problemas con las figuras de autoridad y, a la larga, con la ley. Tanto el trastorno de oposición desafiante como el trastorno de conducta se observan más a menudo en los subtipos de TDAH hiperactivo-impulsivo y combinado.
Trastornos del ánimo
Aproximadamente el 18% de los niños con TDAH, sobre todo del subtipo con falta de atención, también presenta depresión. Los niños se pueden sentir inadaptados, aislados, frustrados por los fracasos escolares y los problemas sociales y tener baja autoestima.
Trastorno de ansiedad
El trastorno de ansiedad afecta aproximadamente al 25% de los niños con TDAH. Los síntomas incluyen preocupación excesiva, miedo, o pánico, que también pueden desencadenar síntomas de carácter físico, como palpitaciones, sudores, dolor de estómago y diarrea. Otras formas de ansiedad que pueden acompañar al TDAH son el trastorno obsesivo-compulsivo y el síndrome de Tourette, así como los tics nerviosos vocales o motores (movimientos o sonidos que se repiten una y otra vez). Si un niño presenta síntomas de estas afecciones debería ser evaluado por un especialista.
Trastornos de aprendizaje
Aproximadamente la mitad de los niños que padecen un TDAH también presentan trastornos del aprendizaje. Los problemas de aprendizaje más habituales son los relacionados con la lectura (dislexia) y la escritura. A pesar de que el TDAH no está categorizado como un trastorno del aprendizaje, sus problemas de atención y concentración pueden interferir notablemente en el rendimiento escolar de los afectados.
Si su hijo tiene un TDAH y una afección coexistente, su pediatra lo tendrá muy en cuenta a la hora de desarrollar su programa de tratamiento. Algunos tratamientos son mejores que otros para tratar combinaciones especificas de síntomas.
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