Desarrollo Psicosocial
Desde el nacimiento a la edad adulta, la afectividad tiene sus características propias aunque se mezcla con otros aspectos del desarrollo: el crecimiento físico, las adquisiciones motrices y verbales y la inteligencia. La afectividad cubre el campo de las emociones, los afectos y los sentimientos vinculados a la esfera subjetiva, a lo vivido por el niño.
La relación de apego
Marcada por la situación edípica, lo que implica que la relación del niño con la madre pasa de ser dual (niño-madre) a ser triangular (niño-madre-padre). Entre los 3 y 5 años, tanto el niño como la niña, comienzan a percibir que sus padres mantienen una relación afectiva, en la cual ellos están excluidos.
Lo que Freud denominó Complejo de Edipo, hace referencia a los deseos amorosos de la niña hacia el padre y del niño hacia la madre, y los sentimientos hostiles hacia el padre del mismo sexo, convirtiendose en un rival.
Gracias a esta relación con sus padres, el niño asume su propia identidad sexual.
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- Escrito por: Estefanía Morera
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Los adultos y los niños tienen más cosas en común de las que parece a simple vista.
Y es que, mientras que los adultos analizan con frecuencia los celos habituales entre los hermanos pequeños, pierden de vista que a veces, son los propios adultos los que se dejan llevar por envidias y por la vanidad.
Pues bien… ¿Cómo ayudar a los niños a controlar la envidia? En primer lugar, comprendiéndola. Es decir, no hablándole en mil ocasiones de este tema.
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Segunda infancia - Segundo y tercer año del niño
El interés del niño en este período se orienta hacia las nuevas posibilidades que le brindan tanto la retención y expulsión de sus materias fecales, como el dominio voluntario del esfínter.
El comportamiento del niño en esta etapa oscilará entre la docilidad-sumisión, la terquedad-obstinación y la actividad-pasividad.
Aparece la famosa crisis de “oposición” que tanto inquieta a los padres. El niño se niega a obedecer, incluso se hace provocador o agresivo. Se muestra caprichoso o colérico y responde con un “no” sistemático a cada orden de los padres.
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Desde el nacimiento a la edad adulta, la afectividad tiene sus características propias aunque se mezcla con otros aspectos del desarrollo: el crecimiento físico, las adquisiciones motrices y verbales y la inteligencia.
La afectividad cubre el campo de las emociones, los afectos y sentimientos vinculados a la esfera subjetiva, a lo vivido por el niño.
En el desarrollo afectivo se producen una serie de experiencias diversas más o menos conflictivas, relacionadas con la lucha entre los intereses del niño y las exigencias del entorno.
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Cuando llega un hermanito a casa, muchos padres se enfrentan con un sentimiento temido y a la vez esperado, los celos.
Los celos infantiles son un comportamiento afectivo a través de los cuales los niños expresan su miedo a ser abandonados y su temor a perder a su referente, que suele ser la madre.
Los celos pueden empezar a aparecer a partir del año y medio de vida y esta conducta (totalmente normal) puede continuar hasta los siete años. Se ha comprobado que es más frecuente entre los niños que entre las niñas.
¿Qué pueden hacer los padres?, lo primero que deben tener en cuenta es que la conducta celosa desaparecerá espontáneamente. Es un comportamiento habitual y normal entre niños, más cuando llega un hermano pequeño a casa. Si el niño es inseguro, las posibilidades de que tenga celos aumentarán. Es muy importante trabajar la autoestima del niño, la seguridad en sí mismo. Elogiar sus actos, su conducta, si es generoso con el hermano, si le permite compartir sus juguetes. Los padres debemos siempre evitar las comparaciones, pues generan sentimientos negativos, envidias.
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Bebés de poco más de un año comparten espacio en los parques infantiles, se interesan por los juguetes de otros, más novedosos e interesantes que los propios, deambulan de acá para allá curiosos y divertidos explorando todo lo nuevo.
Pero, jugar, lo que se dice jugar con sus iguales, con otros niños de su edad, rara vez.
Poco después llegan los temidos 2 años. Los niños entran en una fase de cambios, desarrollo emocional, maduración. Se trata de un periodo difícil debido a los grandes cambios que experimentan. Pero como son niños que se mueven libremente, empiezan a hablar, son más independientes, se espera de ellos poco menos que hagan vida social en el parque. Y entonces los padres empezamos a utilizar una temida palabra para ellos, “compartir”. Pero una vez más nos encontramos con peleas, desencuentros, gritos y llantos que juego en grupo. Los niños no están preparados aún para socializar.
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¿Por qué los niños se despiertan por la noche? Sueño infantil
El sueño, como tanto otros aspectos en el ser humano, es un proceso evolutivo, es algo que tenemos que desarrollar y mejorar desde que se nace hasta que se alcanza la edad de 5 ó 6 años.
Cuando los bebés nacen tienen dos únicas fases de sueño. La fase activa y la fase de sueño lento.
Las personas adultas tenemos cuatro fases (lo que se correspondería con el sueño lento del bebé) y el sueño REM (que sería la fase activa en los niños).
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Suele decirse que los adolescentes inteligentes tienen la mente más abierta y entrenada gracias al diálogo y la relación que mantuvieron con sus padres de pequeños.
Pero las actividades que podemos realizar para tener este tipo de relación, provechosa tanto desde el punto de vista emocional como desde la perspectiva del desarrollo, son varias; una de ellas, sin duda, es la matronatación.
Primeras experiencias
La matronatación es una actividad de estimulación acuática. El padre, la madre o ambos juegan en el agua con el bebé y le ayudan así a acostumbrarse a desenvolverse en un nuevo medio.
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