¿Desde qué edad empiezan a mentir los niños?
Hay un estudio muy interesante de la asociación americana de psicología que dice que empezamos a mentir desde los dos años.
A eso de los cuatro años el 90% de los niños dicen mentiras. Evidentemente hablamos de mentirijillas pequeñas propias de esa edad. Pero ojo, que a los 17 años ya con toda conciencia mienten el 70% de los jóvenes, que empiezan a mentir sobre todo cuando incumplen ordenes o normas establecidas por sus padres, educadores, etc. A partir de esta edad según se va madurando, van disminuyendo las mentiras. Por supuesto hay adultos que miente muchísimo y otros que no mienten nunca.
¿Por qué mienten los niños?
Normalmente los expertos colocan entre 6-7 años la etapa en la que comienza la mentira, pero antes el niño está en lo que se denomina el pensamiento mágico y lo que pasa es que no tiene noción de la realidad y de lo que el recrea y de ahí surgen esas mentirijillas recreadas en su imaginación, son fantasías. A partir de esa edad, comienzan a ver que los actos tienen sus propias consecuencias y mienten por miedo, por no querer aceptar la realidad, para excusarse, para justificarse e incluso para que les quieran, ya que muchas veces se piensan que los de más les pueden querer más si dicen o hacen determinadas cosas. A veces los niños también mienten porque están demasiado tensos y estresados con muchas actividades que ellos no quieren realizar, con frustraciones que los propios padres les pasan. Ten en cuenta que una mentira siempre es una señal de que algo no va bien. Por lo tanto, no sólo te quedes en la mentira, intenta también ver el fondo de porque te ha mentido. E incluso, si es necesario, habla con sus profesores para saber si ellos han detectado algún problema. Es muy importante la comunicación con el colegio y con los responsables de sus actividades extraescolares.
¿Cuándo debemos empezar a preocuparnos?
Cuando un niño miente con esas edades sabe que va a obtener un beneficio de un falseo de la realidad, ahí es donde entra el adulto a intervenir con el fin de evitar que se convierta en un hábito. A veces por ejemplo en el caso de familias desestructuradas con padres separados, hay niños que juegan a tantear a ver si pueden hacer en cada casa lo que ellos quieren, de esta forma están en cierto modo chantajeando y manipulando. En este caso también es muy importante la comunicación entre ambas casas.
Cuando un niño dice mentiras no está jugando, sabe perfectamente lo que hace. Recuerda que una mentira es una estrategia con el fin de obtener un beneficio propio. Otra cosa es que se haga con maldad, ahí es donde entran los padres, que tienen que hablar con los niños sobre las consecuencias de las mentiras.
¿Influyen los padres en que los niños mientan?
Los padres influyen en muchas ocasiones cuando ellos mismos utilizan las mentiras con el fin de obtener su propio beneficio. Hay veces que los adultos tienen que ocultar cosas o mentir por compasión, por ejemplo en el caso de una enfermedad en la familia, no diciendo la verdad a un familiar mayor, en casos así, hay que explicar a los niños el porqué se hace.
¿Qué hacer ante un niño que miente?
Los padres deben sentarse hablar con el niño y decirle que saben que ha mentido e invitarle a decir la verdad y cuando lo haga, lo ideal es alabarlo por decir la verdad ya que es un acto de valentía y además eso les dará mucha credibilidad como padres. Por supuesto, mentir tiene consecuencias y el niño también debe ser castigado. (dejarlo sin su programa de televisión favorito, quitarle un juego, no llevarlo a un determinado sitio, etc.).
Explicar las consecuencias de la mentiras. Pregúntale ¿Para qué has mentido? ¿Cómo te has sentido cuándo has mentido? ¿Cómo crees que se ha sentido la persona a la cuál has mentido? ¿La mentira te ha ayudado a solucionar la situación o la ha enredado más? Los cuentos funcionan muy bien para saber distinguir la verdad de la mentira. Pinocho y Pedro y el Lobo son cuentos que puedes utilizar.