Estás en plena organización de tu boda y... ¡embarazada! Un bebé y una boda al mismo tiempo, ¡eres una mujer muy feliz! Pero casarse estando embarazada requiere algunos ajustes. Estos son nuestros consejos para celebrar estos dos acontecimientos.
Consejos de prevención
No importa lo avanzado que esté tu embarazo, ¡no empieces a planear tu boda sola! Estarás más cansada de lo normal, así que busca ayuda. No olvides que la organización de una boda puede ser emocionalmente exigente: intercambios acalorados con los proveedores, dolores de cabeza a la hora de confeccionar la lista de invitados, etc. Incluso si crees que no te estás esforzando demasiado físicamente, recuerda dar un paso atrás emocionalmente.
Hay tres parámetros a tener en cuenta: la fecha de tu boda, la fecha en que te enteras de que estás embarazada y el parto.
Si te enteras de que estás embarazada al principio de los preparativos de la boda y falta menos de un año para que se celebre, tendrás que plantearte cambiar la fecha. Los primeros meses de embarazo suelen ser muy agotadores e ir acompañados de náuseas. Los últimos meses también suelen ser difíciles. Por tanto, el momento más razonable para organizar la ceremonia es entre el tercer y el séptimo mes.
Otra opción es casarse dos o tres meses después del nacimiento del bebé.
Durante los preparativos, no dudes en pedir ayuda a tu futuro marido, a tus testigos, madrina o damas de honor, a tu familia y a tus amigos. No olvides que tienes que lidiar con (al menos) dos eventos, cargados de emociones... Además, pasarás por diferentes etapas emocionales: miedo, alegría, tristeza, ¡todo muy normal! Y no olvides que todo es posible... así que no dejes nada al azar.
Casarse estando embarazada: ¿Qué significa para los preparativos?
Imagínate en el gran día con tu vientre redondo. No es fácil pensar con varios meses de antelación y saber cómo te vas a sentir. Una cosa es segura: tendrás que tomártelo con calma. En la práctica:
- Piensa detenidamente en la elección del lugar de celebración. Evita los largos desplazamientos entre éste y el lugar de la ceremonia (ayuntamiento y/o iglesia).
- Cuando elijas el lugar de la recepción, fíjate en los aseos (puede que tengas que utilizarlos a menudo) y elige un espacio en la planta baja.
- Lo ideal es espaciar la ceremonia oficial y la fiesta para que puedas descansar unas horas entre ambos eventos. Considera también la posibilidad de reservar una habitación en el mismo lugar o cerca de la fiesta por razones prácticas.
- En lo que respecta al servicio de catering, es mejor que les comuniques lo antes posible si tienes pensado tener platos y bebidas alternativos.
Elegir el vestido adecuado
En cuanto al vestido, ¡depende de ti! Todo depende de lo avanzado que esté tu embarazo, de tu tipo de cuerpo, pero también de lo que quieras lucir. Muchas marcas ofrecen vestidos de novia muy bonitos para el embarazo. En todos los casos, pide a la dependienta o a la modista que prevea los cambios importantes de última hora.
Algunos consejos para elegir tu traje de novia embarazada:
- No elijas un vestido demasiado ceñido o demasiado voluminoso (con volantes y adornos) para evitar el efecto "merengue". Además será complicado de manejar durante tus frecuentes visitas al baño y lastran la silueta. Lo mismo ocurre con los accesorios: no te compliques la vida con guantes, una cola, cordones... Mantén la sencillez.
- A menos que estés en las primeras fases del embarazo en el momento de tu boda, tendrás que abandonar la idea de un vestido sin tirantes o un vestido de novia que requiera aros.
- Tienes que anticiparte eligiendo la talla adecuada para tu vientre en el gran día. La solución ideal es recurrir a los servicios de una modista (si quieres modificar un vestido de novia clásico) o comprar un vestido de novia especial para embarazadas.
- Cuando estés embarazada, elige un vestido de novia ligero y fluido que no te apriete y que resalte tus puntos fuertes (escote, piernas, etc.). Los vestidos de estilo imperio, marcados bajo el pecho, son ideales. También recomendamos materiales naturales que dejen respirar la piel (seda, algodón, lino). De hecho, durante el embarazo, las futuras madres tienden a sudar más.
- Elige estilos de corsé que puedan atarse en la espalda, lo que te ahorrará algunos centímetros en el ajuste de tu vestido.
- Si quieres casarte con tacones, elige unos de altura media y planifica unos zapatos planos cómodos para la noche. Es importante que se adapten bien a los pies, para que puedas disfrutar del resto de la recepción y moverte libremente de una mesa a otra.
- ¡No descuides lo invisible! Debajo del vestido, elige una ropa interior cómoda y adecuada. No hagas concesiones: elige una marca especializada en mujeres embarazadas para mantenerte cómoda durante toda la velada.
- Recuerda Planificar una prueba de vestido y zapatos una semana antes.
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Informar al servicio de catering
Ni que decir tiene que no podrás brindar con tus invitados con una determinada bebida burbujeante... Pide al encargado del catering que te proporcione bebidas sin alcohol (cócteles, vino espumoso, etc.), que podrás disfrutar con seguridad durante toda la celebración.
En cuanto al menú, ¡cuidado con los llamados alimentos prohibidos! Muchos platos festivos no deben comerse durante el embarazo. Cuando elijas a tu proveedor, haz un análisis de su menú y su capacidad de adaptación. Carnes bien cocinadas y platos sin marisco ni pescado crudo, ¡al menos para ti! - Hay mil recetas para disfrutar sin arriesgar a tu bebé.
Opta por una celebración íntima
Si estás embarazada, evita todo tipo de complicaciones para que la boda salga bien. Y no sólo durante la planificación, que es lo que más trabajo y estrés conlleva, sino también en el gran día, cuando los invitados y los proveedores necesitan toda tu atención. Para no complicarte, opta por una celebración íntima en lugar de una gran boda. ¿Y qué mejor manera de celebrar tu unión y el nacimiento de tu hijo que con tu familia y amigos cercanos?
Aprender a relajarse
En estos tiempos de estrés, es imprescindible aprender a relajarse, tanto por ti como por tu futuro bebé. Para ello, el yoga, la meditación, el pilates y otras actividades deportivas "suaves" son tus aliados.
Tampoco descuides tu dieta, aunque siempre puedes permitirte algunas excepciones. Diviértete siempre que puedas, mantente activa, despeja tu mente y descansa cuando lo sientas necesario. En las semanas previas a la boda, intenta no pensar en ello y alejar tu mente del estrés.
Casarse estando embarazada: El día de la boda
Unos días antes de la boda, piensa en la depilación en frío y prueba el maquillaje y los peinados para evitar sorpresas (desagradables) el gran día, especialmente una reacción a los cosméticos. Si te casas en verano, piensa en una crema solar para la cara y el escote (si no, cuidado con las manchas marrones, la famosa máscara del embarazo). Si eres sensible, añade un sombrero a tu atuendo.
Pida una cita con el médico, que puede aconsejarle (y posiblemente prescribirle medicamentos) en caso de náuseas, fatiga o dolor. El día anterior, debes descansar. Aprovecha para hacer un tratamiento especial para la futura madre. También debes asegurarte de dormir con las piernas levantadas para evitar la pesadez de piernas.
En el gran día, tómate tu tiempo para no estresarte y confía en tus acompañantes para que te cuiden. Evita los viajes innecesarios de última hora y organiza que otros hagan el trabajo (peinado, maquillaje, floristería, ropa).
Antes de ponerte el vestido de novia, no olvides aplicarte una buena crema hidratante y un gel ligero para las piernas. Otro consejo: pide a alguien cercano (padrino, madrina, dama de honor...) que lleve en su bolso una botella de agua con pajita (para no estropear el maquillaje), pañuelos de papel y algún tentempié (frutos secos) por si baja tu nivel de energía.
Sólo queda disfrutar de uno de los días más bonitos de tu vida.
Para concluir:
Planificar una boda no es tarea fácil en circunstancias normales, así que cuando estás embarazada es aún peor. No subestimes el poder de las hormonas para hacer que quieras dormir todo el tiempo o que tu bebé absorba toda tu energía: pide ayuda. Amigos, primos, mamá, suegra, moviliza la energía de todos para no agotarte. Lo que hay que hacer: llamar a un planificador de bodas. Es un presupuesto extra, pero te ahorrará muchos problemas si tu familia no está ahí para echarte una mano.
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