Entre las vitaminas y minerales necesarios para el correcto desarrollo del bebé, la vitamina D desempeña un papel importante durante el embarazo. ¿Por qué es necesaria la vitamina D y dónde se puede encontrar? Durante nueve meses tu cuerpo estará ocupado. Ayúdalo un poco cada día alimentándolo adecuadamente.
Vitamina D, esencial para la madre y el bebé
Desde el principio del embarazo, tu necesidad de vitamina D se ha duplicado. Sobre todo, la vitamina D ayuda al cuerpo a absorber el calcio. Contribuye a la producción de leche materna, ayuda a prevenir el parto prematuro y la preeclampsia, fortalece la masa ósea del bebé y previene el bajo peso al nacer. En definitiva, algo bueno.
Si en el análisis de sangre no se detecta una carencia de vitamina D, esto no significa que la ingesta sea lo suficientemente regular. La vitamina D se sintetiza principalmente cuando nos exponemos al sol, lo que en algunos países puede ser poco frecuente según la época del año.
¿De dónde procede la vitamina D en el cuerpo de la madre?
Esta vitamina D es producida por el organismo materno durante la exposición al sol, los rayos UVB permiten la producción de vitamina D3 a partir de un precursor presente en la piel, el 7-dehidrocolesterol. Además, existe una posible contribución dietética por el consumo de alimentos ricos en vitamina D.
Tras entrar en el torrente sanguíneo, la vitamina D3 es convertida en calcidiol por una enzima producida en el hígado y luego en su forma activa, el calcitriol, por una segunda enzima segregada por los riñones.
¿Cómo obtiene el feto la vitamina D?
La forma activa de vitamina D presente en el cuerpo de la madre no es capaz de atravesar la placenta, la interfaz entre la madre y el feto que permite satisfacer las necesidades del bebé. En cambio, sí lo hace su precursor, el calcidiol. La enzima necesaria para su conversión está presente en la placenta y es producida por los riñones del feto, lo que le permite acceder a la forma activa de la vitamina D.
A continuación, ejerce sus múltiples funciones uniéndose a los receptores presentes en el cuerpo del feto y en la placenta, e influyendo en la expresión de diversos genes. En particular, permite:
- Estimular la producción de hormonas por parte de la placenta (estradiol y progesterona), que son esenciales para un embarazo saludable.
- Se oponen a la formación de mensajeros inflamatorios dentro de la placenta, implicados en los fenómenos de aborto, parto prematuro y preeclampsia.
Y aparte del sol, ¿de dónde se obtiene la vitamina D?
Procura que la vitamina D esté presente en tus alimentos en primer lugar:
- Los pescados grasos (como el salmón), las yemas de huevo, las setas y los cereales te aportarán vitamina D a diario.
- Se puede recomendar una toma oral en una dosis, entre el séptimo y el octavo mes. Habla de ello con tu médico.
Necesidades de Vitamina D del bebé
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Tus necesidades vitamínicas han vuelto a la normalidad, pero ¿Qué pasa con las del bebé?
Como se ha mencionado anteriormente, la vitamina D se produce por la exposición al sol, por lo que es difícil que los recién nacidos tengan acceso a ella debido a la fragilidad de su piel.
Por ello, tu pediatra te recetará gotas hasta que tu bebé tenga unos 24 meses para fortalecer su pequeño esqueleto.
Tampoco descuides la vitamina D después del parto, ya que garantiza tu buena salud a diario.
La vitamina D, un aliado en la lucha contra la hipertrofia natal
En un estudio publicado en la revista JAMA Pediatrics, los investigadores explican que han encontrado un nuevo beneficio de la vitamina D durante el embarazo. Podría reducir en un 28% el riesgo de hipotrofia fetal, es decir, que el feto sea demasiado pequeño en peso y/o altura.
Los resultados del estudio explican que la suplementación tardía, después de 20 semanas de amenorrea, sería más eficaz que la ingesta temprana de vitamina D para mejorar el peso al nacer. Los investigadores también descubrieron que las dosis bajas de vitamina D (inferiores o iguales a 2.000 UI/día) se asociaban a una reducción de la mortalidad fetal y neonatal, lo que resulta bastante sorprendente.
Los propios investigadores explican en su informe que su estudio tiene sus limitaciones. En primer lugar, porque consideran que no tienen suficiente material sobre los efectos de la vitamina D durante el embarazo una vez que nace el bebé y porque los niveles de vitamina D antes de tomar los suplementos son diferentes en todas las mujeres embarazadas. Por último, señalan que esta vitamina se sintetiza por la acción del sol en la piel. Por lo tanto, el lugar de residencia, el período de embarazo y la etnia de la mujer embarazada pueden afectar a la cantidad de vitamina D que necesita.
Para concluir
La deficiencia de vitamina D en las mujeres embarazadas es común en todas las poblaciones. Se asocia a un mayor riesgo de preeclampsia, diabetes gestacional y cesárea. Las consecuencias para el recién nacido son el bajo peso al nacer, el riesgo de hipocalcemia neonatal, el raquitismo neonatal y el desarrollo de asma y/o diabetes de tipo 1. Por lo tanto, la prevención de la deficiencia de vitamina D en las mujeres embarazadas es esencial.
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