Los pujos constituyen la segunda fase del parto. Esta fase se produce después de que el cuello uterino se dilate completamente y la cabeza esté preparada para salir del canal de parto. Un esfuerzo de pujo bien sincronizado por parte de la madre permite que el bebé salga sin problemas. Este artículo te ayudará a entender la ciencia que hay detrás de los pujos durante el parto y las cosas a las que hay que prestar atención.
¿Cómo saber cuándo empujar durante el parto?
La dilatación cervical completa marca el final de la primera fase del parto, y con ella comienza la segunda fase, en la que estás preparada para empujar a tu bebé. La cabeza del bebé cuando está lista para el parto en el canal vaginal puede percibirse como un indicador natural para que la mujer ejerza fuerza de empuje en la región inferior de su cuerpo. El impulso es tan fuerte que empujar se convierte en una respuesta natural y necesaria para el alivio. El aumento de la presión del suelo pélvico, la pesadez en la región genital y la amplificación de la circulación sanguínea desencadenan conjuntamente la fase activa del parto.
¿Cómo te sientes cuando tu cuerpo te pide que empujes?
Con el descenso del bebé, la madre siente el peso y una fuerte necesidad de empujar, a veces incluso antes de estar completamente dilatada.
Es importante que el bebé nazca con seguridad y no con rapidez. Cada etapa del parto lleva su propio tiempo y es necesaria para que el proceso natural se complete. Por lo general, en la etapa de los pujos, puedes sentir los siguientes impulsos:
- Impulso fuerte: Un impulso incontrolable, una sensación de que tu cuerpo está experimentando la llegada del bebé. Este impulso es difícil de resistir, y una posición de gravedad neutra puede ser útil en esta situación.
- Impulso normal: Es posible que sientas ganas de empujar con cada contracción o en el momento álgido de las mismas. La mejor manera de controlarlo es cambiando de posición y respirando hasta que sientas un fuerte impulso. En algunos casos, es posible que el bebé baje con facilidad y que no sientas ningún dolor intenso.
- Ausencia de urgencia: Es posible que no sientas ninguna necesidad de empujar. El tiempo y la posición son fundamentales en este caso. Si la dilatación es completa, puedes considerar un impulso instantáneo para empujar por ti misma o según te indique el personal sanitario
¿Cuánto duran los pujos durante el parto?
La fase de pujo en general, puede durar desde unos minutos hasta algunas horas. La duración de los pujos varía en función de los siguientes factores.
Primer parto o parto posterior
Los músculos del suelo pélvico están tensos si nunca se han estirado para acoger al bebé. El estiramiento es lento y constante y, por tanto, lleva su tiempo. Si se trata de un parto posterior, tardarás menos tiempo en expulsar al bebé. Las mujeres que han tenido varios partos pueden empujar sólo unas pocas veces porque los músculos ya se han estirado previamente.
Estructura pélvica
La anatomía del aparato pélvico varía en las distintas mujeres. La forma ideal es una pelvis de forma ovalada. Algunas salidas de la pelvis son pequeñas, pero la mayoría de los bebés consiguen pasar por ellas. En raras ocasiones, la salida pélvica es demasiado pequeña para que el bebé pueda salir. Estos casos de desproporción suelen prolongar el parto y pueden asociarse a complicaciones en el nacimiento.
Tamaño del bebé
Algunos bebés tienen cabezas grandes con huesos craneales demasiado grandes, que se superponen entre sí durante el parto para acomodarse a través del canal de parto. En estos casos, la cabeza del bebé puede ser alargada. Esto suele normalizarse poco después del nacimiento.
Alineación de la cabeza del feto y el aparato pélvico
La posición normal del bebé durante un parto vaginal es con la cabeza como presentación, con la cara hacia la espalda de la madre o el sacro. Esto se denomina posición anterior. En algunos casos de presentación de vértice, el bebé puede estar orientado hacia el pubis, la posición posterior, que requiere la rotación manual del bebé durante el parto.
Fuerza del parto
Es el esfuerzo con el que la madre empuja al bebé hacia fuera. Las contracciones uterinas son vitales para la dilatación cervical. Sin cualquiera de las dos, el parto no es posible de forma natural. Unas contracciones sincronizadas con una dilatación adecuada facilitan un parto sin problemas.
Cómo empujar durante el parto
Las madres primerizas pueden preguntarse a menudo cómo empujar durante el parto. Existen dos tipos de técnicas de empuje durante el parto. Veamos cada una de ellas en detalle.
Empuje dirigido
Los pujos dirigidos son aquellos en los que el personal sanitario o la matrona te indican que empujes durante el parto, una vez que el cuello uterino está completamente dilatado. Se lleva a cabo independientemente de que sientas o no la necesidad de empujar.
Empuje espontáneo
Se considera una forma más segura y natural de empujar durante el parto. En este método, la madre empieza a pujar sólo cuando siente la necesidad de empujar al bebé inminente a través del canal vaginal para aliviarlo. Este método es el que aconsejan y prefieren los médicos.
¿Cómo se realizan los pujos dirigidos?
La segunda fase del parto comienza cuando el cuello uterino está completamente dilatado hasta los 10 centímetros y se prolonga hasta el nacimiento del bebé. En esta fase es cuando tiene lugar el empuje dirigido, que puede prolongarse durante horas.
Respirando profundamente antes de cada pujo o contracción, debes aguantar la presión, manteniendo los músculos del abdomen tensos. El esfuerzo es similar al que se siente durante las deposiciones duras.
Los empujones pueden hacerse a la cuenta de diez. Dos o tres esfuerzos de empuje por cada contracción pueden ser adecuados y fructíferos. Es importante coordinar los pujos con el descenso del bebé para evitar desgarros.
¿Por qué se realizan los pujos dirigidos?
Una segunda fase del parto prolongada puede ser perjudicial para la supervivencia del bebé. El pujo dirigido ayuda a reducir la duración de la segunda fase. De ahí que, en casos indicados, se aplique.
La prolongación de la segunda fase del parto puede estimarse según las directrices del American College of Obstetricians & Gynaecologists. En ellas se establece que una segunda fase de más de tres horas sin epidural y dos con epidural es prolongada para las madres primerizas, mientras que es de 2 y 1 hora, respectivamente, para las madres multíparas.
Se recomienda recurrir a la cesárea o a técnicas de parto asistido, como la ventosa o los fórceps, si la segunda fase se prolonga. Puede gestionarse sin intervención si tanto la madre como el bebé están cómodos. Sin embargo, se aconseja el empuje dirigido para evitar la intervención y la prolongación de la segunda fase.
¿Cómo se realizan los pujos espontáneos?
En este enfoque, se te deja empujar sólo en respuesta a las contracciones y al impulso que sientes desde dentro. Es una forma más natural de facilitar el parto a la madre. Puedes seguir estos pasos:
Cuando comiencen las contracciones, respira profunda y completamente, mientras te preparas para los esfuerzos de empuje.
Continúa respirando con cada pujo. Es normal que hagas ruidos fuertes y gruñidos. Debes seguir respirando cada cinco segundos hasta que dejes de sentir el impulso. No debes aguantar la respiración durante mucho tiempo.
Cuando terminen las contracciones, relájate mientras respiras con tranquilidad y espera a la siguiente contracción para sincronizar los pujos.
Cuando vuelvas a sentir el impulso, puedes empezar a empujar durante unos segundos en el momento álgido de las contracciones.
A medida que se produce el movimiento descendente del bebé y aumenta la presión sobre el suelo pélvico, querrás empujar con más frecuencia y fuerza durante las contracciones.
Consejos para ayudarte a empujar a tu bebé
A continuación te ofrecemos algunos consejos importantes y sencillos para ayudarte a empujar a tu bebé hacia fuera:
- Empuja como si empujaras heces duras: Relaja tu cuerpo y respira bien. Concéntrate sólo en empujar hacia abajo, independientemente de si expulsas orina o heces durante el mismo.
- Toca el pecho con la barbilla: Mientras estás de espaldas, intenta mantener la barbilla hacia el pecho para empujar. Esto ayuda a concentrar el empuje.
- Cambia de posición: Si el empuje no es lo suficientemente efectivo, probar diferentes posiciones puede ayudar.
- Relájate: No te asustes mientras empujas y mantén la calma.
- Empuja lo mejor que puedas: Cuanto más eficazmente empujes, más fuerza reunirás y más rápido podrás hacer nacer a tu bebé.
- Descansa adecuadamente: Mientras esperas la siguiente contracción, debes descansar y recuperarte.
- Empuja según tu instinto: Nadie puede guiarte para empujar mejor que tú misma. Eres tú quien sabe cuál es el mejor momento para empujar.
- Sé testigo de tu evolución: Ver cómo nace tu bebé puede darte un subidón de adrenalina y motivarte. Puedes pedir un espejo. Recuerda que la cabeza del bebé puede aparecer de forma transitoria, ya que empujar es un trabajo intermitente.
- Empuja hacia abajo: No experimentarás el terrible enrojecimiento de la cara, la plenitud en la cabeza o la opresión en el pecho si te concentras bien y empujas hacia abajo. Concéntrese en las contracciones de los músculos abdominales inferiores como se hace al orinar.
- Grita: Empujar requiere una fuerza intensa, y puedes hacer saber al mundo lo que cuesta dar a luz. Gritar simplemente te hace seguir adelante. En su lugar, debes emitir sonidos profundos y largos, que ayuden a empujar hacia abajo.
- Toca a tu bebé: Puedes tocar la cabeza emergente del bebé para sentir y guiar tu empuje. Sentirás que el bebé se desliza hacia fuera.
- Ve al baño: Si no has orinado, es conveniente que lo hagas antes de empujar.
- Respirar bien: Respirar fácil y cómodamente te ayuda a pujar durante más tiempo sin agotarte.
¿Qué ocurre si, a pesar de empujar con fuerza, el bebé no sale?
En algunos casos, es posible que el bebé no salga a pesar de haber empujado lo suficiente. Aunque hayas puesto toda tu energía, es posible que no salga, lo que te lleva a la fatiga. Esto debilitará aún más tus esfuerzos de pujo posteriores y dificultará aún más el parto.
En esta fase, tu bebé necesita una posición correcta. Después de dos o tres horas de esfuerzos para empujar, el médico puede decidir que el parto se realice con instrumentos mientras tú sigues empujando. Normalmente se emplean fórceps o un dispositivo de vacío, pero sólo después de que el bebé sea visible. ⇒ Parto instrumental ¿Cuándo se usa Fórceps o ventosas?
Empujar al bebé durante el parto con la epidural
La anestesia epidural adormecerá la región pélvica, lo que afectará en gran medida a tus esfuerzos. Sin sensación en la zona pélvica, es difícil percibir la necesidad de empujar. A las madres primerizas les asusta porque no están acostumbradas. En este momento, si el cuello del útero está completamente dilatado, se te pedirá que empujes. Si es el momento adecuado, es posible que se sienta cierta presión en el suelo pélvico.
Hay que estar atenta a que la contracción llegue a su punto máximo y entonces empujar para sincronizar con las contracciones uterinas. En esta fase también se puede determinar la posición del bebé. En algunos casos, el efecto de la epidural puede desaparecer, lo que da ganas de empujar de nuevo. Si el canal de parto es adecuado para el bebé y las contracciones persisten, el bebé seguirá bajando y saliendo constantemente. Esto también se conoce como parto descendente.
Es aconsejable adquirir y ponerse en una posición adecuada para empujar. Hay que hacerlo a intervalos regulares, tres veces por contracción o siempre que se sienta el impulso. Es posible que te sientas cansada durante el proceso y que descanses de forma intermitente.
Las mejores posiciones para empujar durante el parto
Se han aconsejado varias posturas para facilitar un parto seguro. La tensión de los músculos abdominales ayuda considerablemente al útero a expulsar al bebé.
La posición que adoptes tiene un papel importante en el progreso del parto, especialmente las posiciones sentada y en cuclillas, que se ven favorecidas por la gravedad. Si el parto es demasiado espontáneo, puedes probar otras posiciones, como tumbarte de lado o ponerte a cuatro patas para neutralizar el efecto de la gravedad. A continuación te explicamos cómo ayudan algunas de estas posiciones:
Posición en cuclillas: Ayuda a ensanchar la región pélvica al máximo, es decir, hasta uno o dos dedos de ancho. También requiere menos carga para empujar. La gravedad desempeña un papel importante. Es muy útil para las madres que no tienen ganas de empujar. Ayuda a mejorar el descenso del bebé en un parto difícil. Si te resulta difícil la posición en cuclillas, puedes probar la posición en semicuclillas sobre un taburete o un montón de cojines o almohadas. También existen camas de parto con barras de cuclillas preinstaladas que son cómodas.
Posición sentada: Esta posición proporciona una buena posición de descanso. Suele realizarse con la monitorización fetal conectada. La gravedad también juega un papel importante en esta posición. Está permitido inclinarse hacia delante, lo que ayuda a la mujer a aliviar el dolor de espalda.
Ponerse de manos y rodillas: La gravedad no es dominante y, por tanto, se prolonga el parto rápido. Esta posición puede ayudar a aliviar el dolor de espalda al corregir la alineación del bebé, ya que ayuda a girarlo desde la posición posterior.
Tumbada de lado: Esta posición proporciona un buen descanso y permite realizar exámenes vaginales. Esta posición puede realizarse con monitorización fetal. Puede ayudar a evitar una episiotomía.
Puedes probar cada una de las posiciones y elegir una posición cómoda.
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