¿Qué ocurre si tienes que operarte pero estás embarazada? ¿Cuáles son los riesgos?
La necesidad repentina de someterse a una cirugía puede ocurrirle a cualquiera en algún momento. De lo que vamos a hablar aquí es de las intervenciones quirúrgicas urgentes no obstétricas, que son procedimientos que no tienen nada que ver con el embarazo. Una apendicectomía, la operación que se hace para extirpar un apéndice infectado o reventado, es no obstétrica y urgente, como lo sería una operación para arreglar un tobillo roto.
La cirugía que puede programarse con antelación y que no implica una urgencia médica es la cirugía electiva. Aunque la cirugía electiva puede ser necesaria por motivos de salud y seguridad, no es necesario realizarla inmediatamente y puede posponerse.
Una operación siempre entraña algunos riesgos. Pero el embarazo lo complica aún más. Tu bebé te acompaña durante la operación, lo que significa que hay riesgos para dos personas, o más si vas a tener más de un bebé.
En la mayoría de las cirugías, el cirujano -con el beneplácito del obstetra- intentará retrasar la intervención hasta unas semanas después del parto. Pero en caso de urgencia, no siempre es posible posponer la intervención.
En caso de urgencia, la operación durante el embarazo es necesaria para salvar la vida de la madre o evitar complicaciones graves. La intervención no puede aplazarse hasta después del parto porque la vida o la salud de la madre estén en peligro. Los beneficios de la intervención son mayores que los riesgos, y no operarse puede entrañar riesgos graves. Por ejemplo, un apéndice infectado puede reventar, lo que significa que la infección podría extenderse por la cavidad abdominal y poner en peligro la vida, a menos que se realice una apendicectomía.
No obstante, se intentará aplazar la intervención el mayor tiempo posible. En algunas situaciones, los medicamentos pueden posponer la operación.
Las principales causas de cirugía estando embarazada son apendicitis, inflamación de la vesícula biliar, inflamación del páncreas, obstrucción intestinal o traumatismo por accidente.
El Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos afirma que la cirugía puede realizarse con seguridad en mujeres embarazadas. Afirma que no hay pruebas de que los fármacos anestésicos o sedantes utilizados durante la intervención quirúrgica tengan efectos en el bebé cuando se utilizan en las dosis normal, y que los estudios con animales tampoco demuestran que la exposición limitada a anestésicos o sedantes tenga efectos. Sin embargo, nunca se han realizado grandes ensayos clínicos sobre las mujeres embarazadas y los fármacos utilizados durante la cirugía.
Los riesgos quirúrgicos para el bebé son mayores durante el primer trimestre. Es entonces cuando se están formando los órganos principales del bebé. Siempre que sea posible, la intervención quirúrgica urgente debe retrasarse hasta el segundo trimestre.
El segundo trimestre -la mitad del embarazo- se considera el momento más seguro para una intervención quirúrgica si no puede retrasarse hasta después del parto. El riesgo de provocar un aborto espontáneo es menor en este momento.
En el tercer trimestre, aumenta el riesgo de que el estrés de la operación provoque un parto prematuro. Otro factor es que el útero es grande y pesado en ese momento. La mayoría de las intervenciones se realizan con la paciente tumbada boca arriba. En esta posición, el útero ejerce presión sobre los principales vasos sanguíneos del abdomen, la aorta y la vena cava. El cirujano puede utilizar una posición diferente para evitar este problema.
Aunque la anestesia y la sedación se consideran seguras, algunos cirujanos optan por utilizar anestesia parcial o local durante la intervención en lugar de anestesia general.
Uno de los riesgos concretos de la intervención quirúrgica en la embarazada es que puede haber problemas de coágulos sanguíneos durante la cirugía. La sangre de una mujer embarazada se coagula con más facilidad de lo habitual. Pero también puede formarse un coágulo en los pulmones o las piernas y causar problemas. También pueden formarse coágulos en las semanas posteriores a la intervención.
En este sentido, es muy importante que el cirujano consulte con el obstetra siempre que sea posible. La monitorización fetal puede ayudar a controlar la salud del bebé durante la intervención. Si el bebé presenta sufrimiento, existe la posibilidad de que tenga que nacer antes de tiempo.
Si estás embarazada y te dicen que necesitas una intervención quirúrgica urgente, asegúrate de ponerte en contacto inmediatamente con tu obstetra o matrona. Infórmate, de los riesgos de la operación para ti y para tu bebé y de los riesgos de no operarte.
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