Los peligros de las dietas extremas durante la lactancia
¿Se puede hacer dieta si se está dando el pecho? Muchas madres pueden sentirse tentadas a adoptar una dieta extrema para bajar rápidamente el peso del embarazo. He aquí por qué no deberían hacerlo.
La lactancia materna requiere nutrientes
Tu médico puede explicarte que la lactancia consume unas 500 calorías al día. Tu cuerpo utiliza de forma natural la energía de algunas de las reservas de grasa que ganaste durante el embarazo para producir leche. Los alimentos que ingieres también contribuyen a la nutrición de la leche materna. Básicamente, utilizas las calorías para la energía que necesita tu cuerpo para producir leche y las grasas, proteínas, vitaminas y demás presentes en la propia leche.
Algunas madres recientes descubren que tienen más hambre mientras dan el pecho que cuando estaban embarazadas. Por lo general, una madre lactante a tiempo completo debe ingerir unas 1.800 calorías como mínimo para satisfacer sus necesidades y las de su bebé. Una dieta extrema puede afectar más a tu cuerpo durante la lactancia, porque el proceso de amamantamiento ya es exigente desde el punto de vista nutricional.
La pérdida de nutrientes puede perjudicarte
Tu cuerpo sacará de tus reservas nutrientes para alimentar a tu bebé. Si no ingieres suficientes nutrientes para reemplazar los que se van a través de la leche, puedes terminar con deficiencias perjudiciales.
Los carbohidratos no son intrínsecamente "malos" para ti, como tampoco lo son las grasas. Ambos son componentes esenciales que necesitas en tu dieta para sobrevivir y prosperar. Privarse de toda un grupo de alimentos, especialmente sin consultar a un profesional de la medicina, es un asunto arriesgado. Una forma más inteligente de enfocar la alimentación durante la lactancia es seguir una dieta equilibrada compuesta principalmente por alimentos integrales y saludables. Puedes comer con un déficit calórico moderado para perder peso, y no te propongas perder más de 400-800 gramos a la semana.
Tu leche puede verse afectada
Otro problema de las dietas extremas durante la lactancia es que la restricción de la ingesta de alimentos puede afectar a la leche.
En general, el cuerpo da prioridad a la producción de leche materna de calidad. Por eso, tenderás a notar efectos adversos en tu propia salud antes de ver un descenso en la calidad de la leche. Pero en el caso de las dietas extremas, puedes agotar los recursos de tu cuerpo más rápidamente. Cada madre y cada bebé son diferentes, y algunas madres pueden notar que su dieta afecta a la producción de leche más rápidamente. Aumentar la producción de leche suele ser un proceso difícil, por lo que es mejor evitar este resultado si es posible. Las deficiencias vitamínicas, incluidos los niveles bajos de vitaminas D y B12, también pueden provocar complicaciones de salud.
Recomendaciones Alimentación y lactancia
Para ser sincera, tienes muchas cosas mejores que hacer en los primeros meses de vida de tu bebé que preocuparte por tu peso. Los vínculos afectivos, el descanso y la preparación para volver al trabajo (si es el caso) son más importantes.
En lo que respecta a tu alimentación durante la lactancia, empieza por poner en práctica estos hábitos para mantenerte a ti y a tu bebé sanos:
- Bebe mucha agua para reponer los líquidos perdidos durante la lactancia.
- Toma muchas frutas y verduras frescas.
- Incorpora fuentes saludables de proteínas, ya sea carne o proteínas vegetales.
- Limita la comida basura
- Sigue tomando tu vitamina prenatal u otros suplementos vitamínicos que te recomiende tu médico para mantener las reservas de nutrientes.
- Disfruta de los caprichos con moderación. Ser madre primeriza es estresante, así que si te comes unos cuantos dulces para hacer frente al llanto del bebé durante horas, sé amable contigo misma.
- Reanuda el ejercicio cuando tu médico te dé el visto bueno, y céntrate en recuperar la fuerza y la resistencia, en lugar de preocuparte por tu peso exacto.
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