Lactancia materna desde el primer momento
Es recomendable ponerse al pecho al recién nacido lo más pronto posible tras el nacimiento, a poder ser la primera media hora. De esta manera, además de facilitar las contracciones del útero para disminuir la intensidad de la hemorragia tras el parto, se establece un buen reflejo de succión en el bebé y, a su vez, mediante la succión se estimula el pezón y hace que se produzcan las hormonas necesarias para producir leche. Por tanto, cuanto más te pongas al bebé en el pecho más leche producirás. Se aconseja alimentar al bebé a demanda, pero si es “dormilón” conviene despertarle para que haga por lo menos 7-8 tomas al día.
A demanda significa que mame cuando quiera, durante el tiempo que quiera y que lo haga de uno o de los dos pechos, como prefiera.
No es recomendable usar chupete las primeras semanas, por lo menos hasta que la lactancia se haya establecido adecuadamente. Asimismo, no se recomienda darle biberones de suero, agua, leche,… ya que alimentado al pecho no necesita ningún aporte suplementario y sólo contribuiría a confundirle.
La succión de la tetina es “como si se chupase el dedo” y la succión del pezón es a modo de “ventosa”, por tanto, el ofrecer los dos métodos complica el aprendizaje y favorece la elección del que requiere menos esfuerzo.
La lactancia materna durante la primera hora más o menos después del nacimiento es importante porque:
- El bebé comienza a recibir los efectos inmunológicos del calostro (la primera leche materna, que brinda protección contra infecciones y enfermedades).
- Se estimulan la digestión y los intestinos del bebé.
- Las dificultades para succionar pueden evitarse si el bebé se alimenta adecuadamente en esta etapa.
- El vínculo entre la madre y su bebé será mayor.
Lactancia después de una cesárea
Si has dado a luz a tu bebé por cesárea:
Si la primera toma no puede ocurrir justo después de que nazca el bebé, por lo general, ocurrirá en la sala de recuperación, tan pronto como sea posible después del parto, o tan pronto como regreses a tu habitación.
El comportamiento de alimentación de tu bebé puede verse afectado si has tenido anestesia general o epidural.
La matrona debe permanecer con la madre durante la lactancia si está tomando medicamentos por vía intravenosa para aliviar el dolor.
¿Qué hacer si el bebé no se agarra?
El éxito y posterior satisfacción de lograr una adecuada lactancia materna depende en gran medida de que la posición al colocar el bebé al pecho sea la correcta. Ante todo, tú debes estar cómoda y el bebé lo más cerca posible de ti (sigue esta regla: “ombligo con ombligo” o “barriga con barriga”).
Independientemente de la postura adoptada, debe ser el bebé el que se acerque al pecho y no el pecho al bebé. Para conseguirlo se le estimula rozando con el pezón su labio superior, así abrirá la boca “de par en par” y sus labios deben abarcar no sólo el pezón sino también buena parte de la areola. De no ser así, retírale metiendo el dedo meñique en su boca y comienza de nuevo.
Es fundamental que tanto el pezón como la mayor parte de la areola mamaria estén dentro de la boca del bebé, ya que una técnica correcta evitará que te duela durante la succión y que te salgan grietas. Además, debajo y detrás del pezón están los conductos que deben exprimirse y llenarse durante la toma y las glándulas que, mediante unos mecanismos, ordenan la producción de hormonas necesarias para la constante producción de leche.
Por tanto, si el bebé está bien agarrado y su boca abarca tanto el pezón como la areola su nariz queda libre para respirar. De igual manera, si hiciera ruido al succionar significa que no tiene la postura correcta. Si no estuviera bien colocado, sepáralo de ti y vuélvelo a intentar. Para ello introduce tu dedo meñique en la comisura (juntura) de su boca para romper el vacío y con suavidad lo retiras del pecho.
Si tu bebé no se agarra o amamanta durante la primera hora:
- Exprime el calostro directamente en la boca de tu bebé o dáselo con una cucharita o taza. Esto puede estimular a tu bebé a buscar el pecho.
- Frota suavemente a tu bebé en el abdomen y piernas, para ayudarlo a despertarse y buscar el seno.
- Sostén a tu bebé cerca y ten mucho contacto piel con piel.
El bebé puede tener mucho sueño durante las primeras 24 horas
Es normal que los bebés tengan mucho sueño después de su primera alimentación. Poner a tu bebé piel con piel sobre el pecho puede ayudarlo a despertarse y buscar el seno para alimentarse. Si la somnolencia persiste después del primer día, tendrás que despertar a tu bebé al menos cada tres o cuatro horas para alimentarlo.
Evitar chupetes y biberones en los primeros días
Los chupetes y los biberones pueden interferir con la capacidad de tu bebé para agarrarse adecuadamente al seno. Esto puede llevar a:
- Ingurgitación mamaria.
- Rechazo de la mama.
- Bajo aumento de peso.
- Conductos lácteos bloqueados e inflamación mamaria (mastitis).
- Destete prematuro.
- La lactancia materna exclusiva promueve la succión fuerte, que es vital para la producción de leche. También ayuda a que tu cuerpo vuelva a su estado pre-embarazada.
Fórmulas infantiles
El uso de fórmulas de leche artificial, cuando no hay una razón médica para hacerlo, puede:
- Interferir con el establecimiento y mantenimiento de la lactancia materna exitosa.
- Aumenta el riesgo de que el bebé se vuelva sensible a las proteínas de la leche de vaca u otras alergias.
- Reduce el tiempo que pasa amamantando.
- Aumenta el riesgo de infección del tracto respiratorio superior, infecciones del oído, enfermedades cardíacas y obesidad.
- Si tu bebé necesita alimentos complementarios, trata de usar leche materna extraída.
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