Los anticuerpos presentes en la leche materna son muy beneficiosos para el sistema inmunitario del bebé. Se digiere fácilmente y acelera el tiempo de recuperación del bebé. Para las madres primerizas, un bebé enfermo puede ser muy estresante. Plantea todo tipo de preguntas y a veces puede resultar abrumador con toda la información disponible en Internet. Dejemos una cosa clara: Cuando el bebé está enfermo es cuando más necesita la lactancia materna. Cuanto más frecuentemente le des el pecho, más rápido se recuperará y más se fortalecerá su sistema inmunitario.
Hay diferentes enfermedades que puede tener el bebé. Si está resfriado, si está congestionado o si tiene la nariz tapada, es posible que tengas que tomar precauciones especiales para asegurarte de que el bebé se mantiene erguido mientras se alimenta. Así evitarás que tenga dificultades para respirar mientras se alimenta. También deberás tener a mano una pera de succión de goma por si la nariz del bebé se congestiona demasiado y no puede respirar. Si es posible, debes succionar su nariz antes de que tome el pecho. Si esperas a hacerlo después, puede acabar escupiendo toda la leche. Además, aquí te contamos Cómo limpiar los mocos del bebé con solución salina.
Si tu bebé se pone constantemente enfermo, puedes invertir en un humidificador. Esto ayudará a mantener el aire húmedo y libre de alérgenos. Esto ayudará a aliviar el malestar del bebé y el zumbido silencioso que produce puede ayudar al bebé a dormir más fácilmente. Asegúrate de no utilizar ningún tipo de vapor para frotar al bebé. Aunque esto suele ser un consuelo para los niños mayores y los adultos, puede provocar más dificultades respiratorias e incluso daños en el hígado. Si no quieres comprar un humidificador, prueba a darle el pecho en un baño con vapor. Esto ayudará a aliviar la congestión de tu bebé y será cálido y reconfortante para él.
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Mi bebé se niega a mamar... ¿Qué hago?
A veces el bebé se niega a mamar. Esto es normal cuando le duele la garganta o los oídos. La clave es seguir intentándolo. Ofrécele a tu bebé el pecho aproximadamente una vez cada hora. También puedes probar varias posiciones hasta encontrar una con la que se sienta cómodo. Sabrás que tu bebé está mejorando cuando esté más dispuesto a tomar el pecho.
Tu bebé se pondrá enfermo de vez en cuando. La clave está en manejarlo con calma. No dejes de darle el pecho y no pierdas la paciencia. Recuerda que la paciencia es la clave y que con perseverancia y tus maravillosos anticuerpos de la leche materna tu bebé se pondrá bien pronto.
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