La fatiga nerviosa o emocional es un agotamiento físico y psicológico con múltiples causas. No debe descuidarse porque puede conducir a patologías más graves como la depresión o el agotamiento. ¿Cómo podemos reconocerla? ¿Qué puede provocar la fatiga nerviosa? ¿Qué se puedes hacer para evitarlo?
Los síntomas de la fatiga mental
Las personas que sufren de fatiga nerviosa experimentan un gran cansancio físico, trastornos del sueño, problemas de concentración e hiperemocionalidad. Se produce cuando no hemos escuchado y alimentado nuestras propias necesidades a largo plazo. El agotamiento nervioso acaba por producirse cuando seguimos un entorno que ya no nos conviene. Este agotamiento psíquico es, de hecho, una señal de advertencia de nuestro cuerpo y nuestra mente para cambiar las cosas en nuestra vida. Desgraciadamente, cuando el agotamiento nervioso nos golpea, o bien no sabemos todavía qué ha podido llevarnos a esa situación, o bien nos sentimos impotentes. Por lo tanto, es esencial reflexionar sobre lo que ha llevado a esta fatiga emocional y así superarla mejor.
¿Cuál es la diferencia con la fatiga física?
La fatiga física es un estado normal que aparece tras un esfuerzo físico importante o un estrés emocional bien identificado. Suele desaparecer tras una o varias noches de sueño y descanso físico. La fatiga nerviosa puede tener los mismos síntomas que la física, pero se distingue por su intensidad y duración. En efecto, la fatiga nerviosa persiste a pesar de haber dormido bien, se instala con el tiempo y perturba todas las esferas de la vida (trabajo, vida de pareja, vida familiar, etc.).
¿Qué puede provocar la fatiga nerviosa?
Hay varios factores que intervienen en la fatiga nerviosa:
- Problemas en la pareja. Cuando los problemas se repiten en la pareja sin que haya un verdadero cuestionamiento, pueden conducir a la fatiga emocional. La repetición de problemas en un ámbito tan importante como la pareja es peligrosa para nuestra salud psicológica.
- La falta de consideración y gratitud en el trabajo. La necesidad de ser reconocido en el trabajo contribuye al bienestar en la empresa. Cuando no se satisface esta necesidad y cuando las muestras de ingratitud por parte de compañeros y superiores se multiplican y duran mucho tiempo, el riesgo de fatiga nerviosa es grande.
- Carga mental. El término "carga mental" se refiere al hecho de pensar constantemente en el trabajo que nos espera en la oficina o en casa y de planificar con antelación la gestión y la organización de las tareas profesionales o domésticas, con el objetivo de satisfacer a los demás (compañeros, cónyuge, hijos, etc.). Genera un estrés que puede provocar trastornos psicosomáticos, incluida la fatiga nerviosa o emocional.
¿Qué se puede hacer para evitarlo?
Es esencial escuchar tus necesidades físicas y mentales para evitar la fatiga nerviosa. ¿Cómo se puede hacer esto?
- Cuidando tu estilo de vida. Cuando nuestro cuerpo nos pide que vayamos más despacio, ¡debemos escucharlo! Tomarse tiempo para descansar y relajarse es esencial, al igual que la actividad física regular y los buenos hábitos alimenticios. Ser amable con uno mismo significa, en primer lugar, cuidar el bienestar físico. Practicas la autoempatía aprendiendo a escuchar las necesidades de tu cuerpo.
- Analizando tu vida para identificar lo que no te funciona. Revisar todos los ámbitos de tu vida para ver lo que no está en consonancia con tus aspiraciones, sin juzgarlos, te permite detectar lo que podría acabar provocando una fatiga nerviosa. Una vez identificadas las tensiones y los problemas, nos preguntamos cuáles son nuestras necesidades y tratamos de hacerlas valer día tras día, hasta que se convierte en un hábito.
- Aprender a ir más despacio. En una sociedad tan acelerada, parece difícil bajar el ritmo. Estamos en un frenesí de 'hacer' que nos impide escuchar nuestras propias necesidades. Para bajar el ritmo, es necesario alejarse de todo lo que nos desconecta de los demás y de la naturaleza, y así dejar espacio a nuestra creatividad.
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