Tristeza o depresión

La tristeza es una emoción humana que todas las personas sienten en determinados momentos de su vida. Sentirse triste es una reacción natural a situaciones que causan dolor o malestar emocional. Hay distintos grados de tristeza. Pero al igual que otras emociones, la tristeza es temporal y se desvanece con el tiempo. De esta forma, la tristeza se diferencia de la depresión.

La depresión es una enfermedad mental a más largo plazo. Daña las áreas sociales, ocupacionales y otras áreas importantes del funcionamiento. Si no se tratan, los síntomas de la depresión pueden durar mucho tiempo.

Continúa leyendo para aprender más sobre las diferencias entre depresión y tristeza.

Síntomas Tristeza / depresión

Cuando estás triste, a veces puede parecer que lo abarca todo. Pero también debes tener momentos en los que puedas reír o sentirse consolado. La depresión se diferencia de la tristeza. Los sentimientos que tengas afectarán todos los aspectos de tu vida. Puede ser difícil o incluso imposible disfrutar de algo, incluidas las actividades y las personas que solías disfrutar. La depresión es una enfermedad mental, no una emoción.

Los síntomas de la depresión pueden incluir:

  • Sentimientos constantes de tristeza.
  • Irritabilidad.
  • Fatiga.
  • Cambios en los patrones de sueño o alimentación.
  • Dificultad para concentrarse.
  • Pérdida de interés y entusiasmo por las cosas que solían proporcionar placer.
  • Sentimientos de culpa profunda e injustificada.
  • Síntomas físicos, como dolores de cabeza o dolores corporales que no tienen una causa específica.
  • Sentimientos de inutilidad.
  • Pensamientos constantes sobre la muerte.

Es posible que tengas algunos de estos síntomas si estás triste, pero no deberían durar más de dos semanas. Los pensamientos suicidas son un signo de depresión, no de tristeza.

Guía de los criterios del DSM-5

Los profesionales de la salud mental utilizan el Manual de diagnóstico y estadístico de trastornos mentales de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (criterios DSM-5) para ayudar a determinar si alguien está triste o deprimido. Puedes recibir un diagnóstico de depresión o trastorno depresivo persistente si cumple con los criterios.

Los criterios del DSM-5 incluyen nueve síntomas potenciales de depresión. La gravedad de cada síntoma también se evalúa como parte del proceso de diagnóstico. Los nueve síntomas son:

  • Sentirse deprimido durante todo el día, la mayoría o todos los días.
  • Falta de interés y disfrute en las actividades que solías encontrar placenteras.
  • Problemas para dormir o dormir demasiado.
  • Dificultad para comer o comer demasiado, junto con aumento o pérdida de peso.
  • Irritabilidad, inquietud o agitación.
  • Fatiga extrema.
  • Sentimientos de culpa o inutilidad injustificados o exagerados.
  • Incapacidad para concentrarse o tomar decisiones.
  • Pensamientos o acciones para terminar con la vida, o pensar mucho en la muerte y morir.

Factores de riesgo

La depresión puede ocurrir tanto en hombres como en mujeres de cualquier edad. La depresión afecta a personas de todos los grupos étnicos y niveles socioeconómicos.

Existen varios factores de riesgo de depresión. Pero tener uno o más factores de riesgo no significa que te deprimirás. Los factores de riesgo incluyen:

  • Trauma de la primera infancia o la adolescencia.
  • Incapacidad para hacer frente a un evento de vida devastador, como la muerte de un hijo o cónyuge, o cualquier situación que cause niveles extremos de dolor.
  • Baja autoestima.
  • Antecedentes familiares de enfermedad mental, incluido el trastorno bipolar o la depresión.
  • Historial de abuso de sustancias, incluidas las drogas y el alcohol.
  • Falta de aceptación familiar o comunitaria para identificarse como lesbianas, gays, bisexuales o transgénero (LGBT).
  • Problemas para adaptarse a una afección médica, como cáncer, accidente cerebrovascular, dolor crónico o enfermedad cardíaca.
  • Problemas para adaptarse a los cambios corporales debido a una lesión catastrófica, como la pérdida de extremidades o parálisis.
  • Antecedentes de trastornos de salud mental previos, que incluyen anorexia, bulimia, trastorno de estrés postraumático (TEPT) o trastorno de ansiedad.
  • Falta de un sistema de apoyo, como amigos, familiares o compañeros de trabajo.

La depresión también es un posible efecto secundario de algunos medicamentos. Si te preocupa que un medicamento que estás tomando esté afectando tu estado de ánimo, habla con tu médico. Algunos medicamentos que pueden causar depresión incluyen:

  • Bloqueadores beta.
  • Corticosteroides.
  • Medicamentos hormonales.
  • Estatinas, que son medicamentos que se usan para tratar el colesterol alto.
  • ¿Cuándo deberías buscar ayuda?

Habla con tu médico si sientes tristeza durante más de dos semanas. Y llama a los servicios de emergencia para recibir ayuda médica inmediata si tiene pensamientos de acabar con la vida.

Ten en cuenta si tus sentimientos interfieren con tu capacidad para funcionar, participar en la vida o experimentar placer. Hablar con un profesional, como un terapeuta u otra persona de confianza, puede ser un poderoso primer paso hacia la recuperación.

Diagnóstico

El médico utilizará varias herramientas de diagnóstico para ayudar a distinguir entre tristeza y depresión. Te hará una serie de preguntas o te pedirá que completes un cuestionario basado en los criterios del DSM-5. Esto les ayudará a determinar si estás experimentando tristeza o depresión.

También querrán hablar contigo sobre tus síntomas. Te preguntarán cómo te sientes y cómo es tu vida diaria.

El médico también puede realizar un examen físico. Esto determinará cualquier problema de salud subyacente que afecte tu afección. Eso podría incluir un análisis de sangre para determinar si tienes una tiroides hipoactiva (hipotiroidismo).

Tratamiento

Si estás sintiendo tristeza, algunos cambios menores en el estilo de vida pueden ayudar.

  • Conéctate con otras personas. Haz una llamada telefónica, toma una clase de yoga o únete a un club o grupo que te interese.
  • Dedica tiempo cada día para una actividad que disfrutes.
  • Mira programas de televisión o películas divertidos, o lee un libro alegre o divertido.
  • Participa en actividades físicas o deportes.
  • Si amas a los animales, pasa tiempo todos los días con un amigo peludo.
  • No te automediques mediante el uso de sustancias o alcohol.
  • Consiéntete amablemente comiendo sano y tratando de dormir lo suficiente.
  • Si tienes problemas para dormir, intenta meditar o tomar un baño tibio antes de acostarte.
  • Simplifica tu vida lo mejor que puedas.

Los cambios en el estilo de vida también pueden ayudar a sentirse mejor si estás experimentando depresión. Pero estos cambios pueden no ser suficientes. Si estás deprimido, el asesoramiento psicológico con un profesional de confianza puede marcar la diferencia. Este tipo de asesoramiento también se conoce como terapia de conversación.

Si estás deprimido o tienes tendencias suicidas, puedes recibir atención hospitalaria si permaneces en un hospital u otro entorno terapéutico.

El médico o terapeuta puede recetarte medicamentos. Hay muchos tipos diferentes de antidepresivos. Estos dependen de tus necesidades, antecedentes familiares, alergias y estilo de vida. Es posible que debas probar varios antes de encontrar un plan de tratamiento que funcione mejor para ti. Es importante que informes a tu médico de inmediato si experimentas un empeoramiento de la depresión.

Panorama

Si estás pasando por un período de tristeza, los cambios de estilo de vida y la iniciativa pueden ayudar. También puedes buscar ayuda profesional si crees que hablar te ayudará. O si crees que los medicamentos pueden ayudar.

La depresión se puede tratar. Pero los cambios simples en el estilo de vida pueden no ser suficientes para ayudar a recuperarse. Es probable que debas participar en la terapia. También puedes tomar medicamentos para ayudar a tratar tus síntomas.

Permítete obtener la ayuda que necesitas. Si sientes que no puedes dar el siguiente paso, intenta conectarte con alguien que te acompañe. Por ejemplo, habla con un médico de familia de confianza. O puedes pedirle a un amigo o familiar que te acompañe a tu primera cita con un terapeuta.

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