Existe un porcentaje no despreciable de mujeres que pierden a sus hijos por distintas causas, cuando están a punto de nacer o nada más nacidos. Partos prematuros, errores médicos, complicaciones de último momento. ¿Qué ocurre después?.
Según la OMS, 2,6 millones de niños mueren cada año durante el último trimestre del embarazo. A pesar de los avances realizados en los últimos 20 años en el apoyo a las parejas que se enfrentan a esta situación, el duelo perinatal sigue sin estar suficientemente reconocido. Sin embargo, es esencial que estos padres puedan hacer su trabajo de duelo.
La muerte perinatal: un proceso de duelo complejo
El duelo perinatal no es un duelo como cualquier otro por varias razones. En primer lugar, porque las parejas que pierden un bebé durante el embarazo o durante el parto no lo han conocido: no tienen recuerdos de momentos compartidos con el bebé, a diferencia de otras situaciones de duelo. La madre sólo puede recordar las sensaciones corporales, las imágenes vistas en una ecografía. El trabajo de duelo debe hacerse, por tanto, en lo imaginario, en lo simbólico, lo que hace que este duelo sea tan intenso y difícil.
Este luto es también particular porque todavía no se reconoce con demasiada frecuencia el sufrimiento que conlleva. Los padres suelen escuchar frases como "eres joven, tendrás otros hijos", "es mejor haberlo perdido ahora que después". Quienes les rodean no siempre comprenden la desesperación de los padres que se enfrentan a la muerte perinatal. Este duelo perinatal es también un duelo particular porque afecta a las mujeres en su feminidad, en su maternidad. La madre se siente culpable y también avergonzada por no haber podido dar a luz a un bebé vivo. La muerte perinatal siempre está vinculada a un fallo imaginario.
Por último, otra particularidad de este duelo es que su memoria se reaviva con los embarazos que le siguen. Como vemos, se trata de un duelo complejo con dimensiones físicas, identitarias (pérdida del rol parental y de una parte de uno mismo), narcisistas y fantasiosas (pérdida del hijo imaginario y deseado). La muerte perinatal puede experimentarse como un verdadero trauma psicológico. Lo repentino del suceso, el miedo que generan estas imágenes de la muerte, la falta de control de la situación corresponden al contexto de un suceso traumático. Por lo tanto, el duelo perinatal requiere un apoyo especial por parte de los padres, tanto de forma inmediata como a largo plazo.
Nadie sabe muy bien cómo ayudar a esos padres o qué actitud tomar. Los duelos por las muertes perinatales a veces no son reconocidos ni expresados públicamente. Pero ese bebé existía para esa familia, y su pérdida necesita un duelo posterior.
En algunos casos ese duelo se ve entorpecido o ignorado por la presión médica, social o incluso familiar. Al igual que cuando se sufre la pérdida de un ser querido, un familiar o un amigo, el duelo perinatal tiene varias fases: negación, incredulidad, confusión, shock, enfado, rabia, tristeza, depresión, añoranza, desesperación, culpa y vergüenza. No siguen necesariamente un orden. Pero es bueno conocerlo y asumir que hay que pasar por ello para poder, ya no superarlo, sino aprender a vivir con ello.
Cuando una madre recibe una mala noticia acerca de su bebé aún no nacido, los expertos recomiendan ante todo inducir un parto vaginal. Es muy importante por varios motivos. Desde el punto de vista físico esto asegura una mejor recuperación de cara a siguientes embarazos y partos. Desde el ámbito psicológico el poder dar a luz a ese hijo las ayuda a sentirse realizadas y más tranquilas por haber tenido la oportunidad de parir a ese hijo.
Cuando un hecho así sucede, los hospitales o clínicas tienen un papel fundamental, ya que el apoyo a esos padres dolientes comienza en el mismo momento del ingreso, o del parto. Los profesionales sanitarios deben estar formados e informados de cómo actuar en esos casos, para de ese modo poder ayudar a las familias en esos difíciles momentos.
Gestos como no mezclar madres dolientes con madres parturientas, apoyo psicológico, explicaciones médicas, información de grupos de apoyo, son fundamentales y necesarios en estos casos.
En hospitales de nueva creación ya se habla de “circuitos de duelo”, dentro del área maternal. No se mezclan padres que han perdido un bebé con otras familias, y se asigna un espacio concreto para dicho duelo. Esta iniciativa debería ser copiada por muchos hospitales maternales a fin de facilitar la recuperación de la familia.
Por doloroso que sea debemos darnos cuentas que estos casos suceden, y cuando esto pasa los profesionales sanitarios han de estar capacitados para poder afrontar y ayudar a los padres. Se debe asumir que se trata de un duelo, y apoyar a las familias lo máximo posible.
Duelo perinatal: la importancia de reconocer al niño para aceptar haberle perdido
El reconocimiento del niño y del duelo de los padres es esencial para que puedan reconstruirse, tener otros proyectos, otros embarazos, aunque mantengan el espíritu de duelo. No hay nada peor que la negación de lo ocurrido a estas parejas. La "desdramatización" o "reducción de la culpa" impide el acceso a la palabra y "atrapa" a las víctimas por el hecho de que se encierran en el silencio y ya no se atreven a hablar de ello. No se puede hacer el trabajo de duelo.
Por ejemplo, a las mujeres les resultará difícil pensar en el bebé que vendrá en un embarazo posterior si no se menciona al niño muerto. "Tiene que haber espacio para ambos". Este reconocimiento de la realidad del niño, que es esencial para comprender la realidad de su muerte, puede llevar tiempo a los padres. Al principio, para algunas personas, no es un bebé porque les resulta demasiado doloroso pensar que lo es. Así que hablan de un feto, un trozo de órgano. Poco a poco, se darán cuenta de que era su hijo. El reconocimiento puede implicar dar un nombre al niño, a veces varios años después de su muerte, organizar un ritual funerario.
Para que la vida continúe, los padres también deben encontrar satisfacción en la vida de su hijo que murió antes de vivir, deben poder determinar cómo fue la vida de su bebé. Todas estas parejas invocan lo simbólico, lo invocan para su bebé muerto, porque, para perderlo, deben ante todo darse los medios para haberlo hecho existir. Ayudar a realizar este particular trabajo de duelo es el objetivo de las diferentes formas de apoyo que se ofrecen a los padres.
Muerte perinatal: acompañamiento para ayudar en el duelo
Es necesario un trabajo de apoyo específico para estas parejas que se han enfrentado a la repentina interrupción de su futuro como padres. Un trabajo psicoterapéutico de acompañamiento permite pasar a un "después", integrar este acontecimiento en una historia de vida.
Algunos centros y asociaciones médicas ofrecen apoyo individual. El terapeuta puede recibir a la madre sola y al padre solo, pero parece importante acudir a las sesiones de apoyo psicológico en pareja. A menudo, las mujeres descubren en este momento que su pareja está sufriendo tanto como ellas, mientras que ellas tienen la impresión de haberlo olvidado; de hecho, muestran menos pena. Otra forma de ayuda que se ofrece a estos padres son los grupos de autoayuda. Responden a las necesidades de estos padres en duelo de conocer a otras personas que han pasado por el mismo tipo de duelo. Las madres siguen acudiendo a esas sesiones de grupo cuando vuelven a estar embarazadas: necesitan estar con mujeres conocidas porque este embarazo les hace sentir culpables; cuando sienten que cada uno de los bebés tiene su lugar, ya no vuelven. Pero no todas las personas que se enfrentan a esta forma de duelo tienen acceso a este tipo de apoyo.
Para que el duelo perinatal se reconozca mejor y, por tanto, se apoye mejor, es necesario realizar investigaciones cuantificadas más allá de las observaciones que se han hecho. Una mejor comprensión de la experiencia psicológica ayudará a las parejas en duelo de la mejor manera posible.
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