La vida con un recién nacido puede ser agotadora. Si amamantas a tu bebé a demanda y no puedes compartir las tomas con tu pareja, las horas nocturnas pueden parecer implacables, sobre todo si tu bebé se despierta cada una o dos horas en esa nebulosa de los primeros días de vida.
Cuando tu bebé se despierta por quinta vez esa noche, puede parecer que eres la única persona despierta en el mundo.
Aquí tienes algunos consejos para sobrevivir a las tomas nocturnas cuando estás agotada.
No te precipites: los ciclos de sueño de los bebés son bastante cortos por naturaleza, lo que significa que tu bebé parecerá removerse y refunfuñar inicialmente cuando se despierte por la noche. Sin embargo, el hecho de que se despierte no significa que te necesite al instante. Los bebés pueden a veces autoacomodarse, así que evita precipitarte y dale un momento para ver si se trata simplemente de un cambio de ciclo de sueño, o si realmente está despierto y tiene hambre. Puedes ahorrarte una salida innecesaria de la cama.
Utiliza una luz nocturna - Evita encender una luz superior brillante que lo estimule y lo despierte por completo. En su lugar, utiliza una luz nocturna tenue (lo ideal es evitar las luces azules) que ayude a crear un resplandor cálido y tranquilizador para tu bebé y le ayude a sentirse cómodo en su entorno. Y lo que es más importante, puede proporcionarle suficiente luz para que pueda moverse por la habitación y mantener a su bebé relajado y tranquilo.
No caigas en la tentación de hablar o cantar: las tomas nocturnas deben ser lo más eficaces posible para que todos podáis volver a dormir rápidamente, así que evita despertar a tu bebé cantando o hablando, ya que esto puede confundirle y hacerle creer que es hora de jugar. Limitando la conversación, tu bebé permanecerá somnoliento y cansado, lo que facilitará la vuelta al sueño después de la toma.
Ten todo lo que necesitas a mano - Si vas a dar el biberón, asegúrate de tener todo lo que necesitas a mano para no tener que estar rebuscando en los armarios ni sufrir una avalancha de tapas de biberón cuando vayas a preparar su fórmula. También puede ser útil tener una botella de agua para ti en la habitación si estás amamantando y algunos pañales y toallitas de bebé listos para llevar.
No te precipites a la hora de eructar - Por muy tentador que sea apresurar la rutina posterior a la lactancia para poder volver al calor de tu cómoda cama, no te precipites a la hora de eructar: ¡los gases atrapados sólo harán que tu hijo se despierte de nuevo antes de tiempo!
No caigas en la tentación de mirar el teléfono: aunque es importante que estés despierta mientras das de comer a tu bebé, mirar el teléfono mientras lo haces dormir es una estrategia arriesgada. La pantalla azul no sólo puede alterar tus patrones de sueño y dificultar que vuelvas a dormir, sino que mirar las redes sociales y las páginas de noticias también puede aumentar tu ansiedad o sobreestimular tu mente. Lo último que necesitas es estar despierta innecesariamente cuando tu bebé no lo está. Si crees que la lectura te ayuda, sigue leyendo en un Kindle, que tiene un efecto más calmante (dependiendo del género del libro, por supuesto).
Recuerda que es una fase - En las noches difíciles, recuérdate a ti misma que cuanto más crezca tu bebé, más tiempo pasará entre las tomas. Aunque tu sueño se vea perturbado con tanta frecuencia, las cosas se harán más fáciles. Sé fuerte.
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