Electrolitos y embarazo
Durante el embarazo, el flujo de sangre a los riñones de la mujer aumenta, lo que a su vez hace que los riñones produzcan más orina. Esto comienza justo después de la concepción. El aumento de la producción de orina continúa durante todo el embarazo, pero alcanza su punto máximo entre las nueve y las 16 semanas.
Las mujeres embarazadas experimentan cambios drásticos en los niveles hormonales, algunos de los cuales influyen en el volumen y la frecuencia de la producción de líquidos, incluida la orina. A medida que el útero crece, también ejerce presión sobre la vejiga, lo que provoca un aumento de la micción en el tercer trimestre.
Los electrolitos son importantes en cualquier momento de la vida, pero tienen algunas funciones específicas en el embarazo. Durante el embarazo, toda la nutrición se realiza a través de la placenta, que es rica en sodio y baja en potasio. Los electrolitos del líquido amniótico están estrechamente regulados y, en el tercer trimestre, el potasio se acumula en los tejidos del feto, mientras que el sodio se suministra en el líquido amniótico. Este equilibrio de electrolitos, y cómo se desplazan, es vital para un desarrollo saludable.
El sodio también es importante por su papel en la transferencia de agua entre las células y su equilibrio con el potasio. Cuando el sodio es alto, el potasio es bajo, y viceversa. Dado que se cree que el sodio es un factor de desarrollo de la preeclampsia, una importante complicación del embarazo, es crucial mantener el equilibrio electrolítico ideal.
Signos de desequilibrio electrolítico durante el embarazo
Los electrolitos son necesarios para muchas funciones, incluida la regulación de los líquidos en el organismo. Estos son algunos signos de que necesitas electrolitos:
- Sed constante. La sed que se produce después de beber mucho líquido puede indicar que los electrolitos están agotados. Beber más agua hará que el desequilibrio sea más pronunciado.
- Edema. La hinchazón es una parte normal del embarazo, especialmente en el tercer trimestre. Sin embargo, la hinchazón se produce cuando el líquido no se transfiere correctamente entre las células, que es una de las funciones de los electrolitos en el cuerpo.
- Estreñimiento. El estreñimiento es una condición incómoda durante el embarazo. Si estás bebiendo suficiente agua y comiendo suficiente fibra pero sigues experimentando estreñimiento, es posible que tus electrolitos estén desequilibrados y estén impidiendo el correcto equilibrio del agua en el cuerpo.
- Náuseas matutinas. Aunque las deficiencias de electrolitos no causan las náuseas matutinas, la falta de ciertos minerales no ayuda. Los niveles bajos de nutrientes como el magnesio y la vitamina B6 están posiblemente relacionados con molestias más graves durante el embarazo, por lo que mantener los niveles adecuados de estos nutrientes puede reducir la gravedad de los síntomas de las náuseas matutinas.
- Dolores de cabeza. Los dolores de cabeza tienen un montón de causas y son una ocurrencia común durante el embarazo, pero los dolores de cabeza también pueden ocurrir por los electrolitos bajos y la deshidratación. Si experimentas dolores de cabeza crónicos o severos, es el momento de considerar tus niveles de hidratación y complementar con electrolitos.
¿Se pueden tomar electrolitos estando embarazada?
El equilibrio perfecto de electrolitos hidrata el cuerpo más rápidamente que el agua sola. Consulta a tu médico sobre la dosis que debes tomar. Las mujeres embarazadas pueden optar por una solución de rehidratación oral, ya que es absolutamente segura, de acción rápida y barata. No causa ningún efecto adverso en el feto.
¿Qué son los electrolitos y cuál es su función?
Los electrolitos son iones que están disueltos en los fluidos corporales. Los iones son átomos y moléculas que llevan una carga eléctrica neta positiva o negativa. Por lo tanto, permiten que los fluidos corporales y los tejidos conduzcan la electricidad. En medicina clínica, cuando los médicos piden un panel de electrolitos, o "lytes", el laboratorio les da los valores de las concentraciones de cuatro electrolitos: sodio (Na+), potasio (K+), cloruro (Cl-) y bicarbonato (HCO3-) en el suero (la parte líquida de una muestra de sangre que ha coagulado). Normalmente, los cuatro "lytes" se proporcionan como parte de un panel metabólico básico (BMP), también conocido como "chem-7", que también incluye las concentraciones de glucosa (azúcar en sangre), nitrógeno ureico en sangre (BUN) y creatinina. Otro electrolito, el calcio (Ca2+), puede añadirse al BMP ("chem-8") y se incluye automáticamente en un panel más amplio denominado panel completo (CMP) o "chem-14". Entre los electrolitos clínicamente importantes también se encuentran el magnesio (Mg2+) y el fosfato (PO43-).
El término desequilibrio electrolítico se refiere a cualquier condición en la que la concentración de uno o más electrolitos es demasiado alta o demasiado baja, en uno o más de los compartimentos de fluidos corporales. Los principales compartimentos son el intracelular (el líquido dentro de las células del cuerpo), el intersticial (el líquido entre las células del cuerpo) y el intravascular (la sangre). Las concentraciones de cada electrolito son normalmente muy diferentes entre estos tres compartimentos, especialmente entre el fluido intracelular, que constituye el 60 por ciento del fluido corporal, y el fluido extracelular (el intravascular más el intersticial) y gran parte de la función de las células corporales depende de esas diferencias. En consecuencia, si las concentraciones de electrolitos se desajustan, se produce un impacto importante en la fisiología, siendo ciertas funciones y órganos especialmente sensibles a los cambios en el equilibrio de determinados electrolitos.
Los desequilibrios electrolíticos relacionados con el embarazo son especialmente frecuentes en los casos de hiperémesis gravídica. Esta afección se caracteriza por náuseas y vómitos intensos, con pérdida de peso y problemas hepáticos, y se produce en el 0,3-3 por ciento de los embarazos, aunque su incidencia se eleva hasta el 10 por ciento en algunas poblaciones de mujeres asiáticas y de Oriente Medio. La incidencia también es alta entre las mujeres jóvenes no caucásicas durante sus primeros embarazos. Además, existen condiciones particulares que suponen un riesgo elevado de desequilibrios electrolíticos, tanto si se está embarazada como si no. Por ejemplo, si se te ha extirpado la glándula tiroides (tiroidectomía total), existe una pequeña posibilidad de que se hayan extirpado o dañado unas pequeñas glándulas llamadas paratiroides en el proceso de extirpación de la tiroides. Esto conduce a niveles bajos de calcio en la sangre, llamados hipocalcemia. Varios medicamentos también pueden causar desequilibrios electrolíticos.
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Las concentraciones anormales de electrolitos clínicamente importantes, como el potasio, el sodio, el magnesio o el calcio, pueden provocar una serie de síntomas y signos, como espasmos musculares, calambres y espasmos, fatiga, convulsiones, entumecimiento y sensación de pinchazos, cambios en la tensión arterial, frecuencia y urgencia urinaria, náuseas, vómitos, sequedad de boca, confusión, irritabilidad, estreñimiento y anomalías en el ritmo cardíaco (que pueden percibirse como palpitaciones). Algunas alteraciones electrolíticas pueden causar problemas específicos del embarazo. Un ejemplo es la hipopotasemia (bajo nivel de potasio), que provoca entumecimiento y debilidad o parálisis total. Los efectos de los desequilibrios de los distintos electrolitos se solapan en gran medida. Si son lo suficientemente graves, estas alteraciones pueden provocar el coma y la muerte. Algunos desequilibrios electrolíticos pueden poner en peligro la vida del feto al poner en peligro la vida de la madre. Un ejemplo es la hipocalemia en un nivel grave (potasio sérico por debajo de 2,5 mmol/L).
La presencia de una alteración electrolítica suele estar relacionada con alteraciones de otro electrolito. Por ejemplo, la hipopotasemia (bajo nivel de potasio) suele producirse como consecuencia de la hipomagnesemia (bajo nivel de magnesio). Los niveles bajos de potasio también pueden producirse como causa o resultado de una alteración ácido-base denominada alcalosis metabólica, que presenta un nivel elevado de bicarbonato y puede presentar anomalías en el nivel de cloruro. Las causas y los efectos de los desequilibrios electrolíticos dependen de si un electrolito tiene normalmente una concentración alta dentro de las células y una concentración baja fuera de ellas, o viceversa. En el caso del sodio, la concentración es alta en la sangre, por lo que pequeños cambios en la concentración sanguínea de sodio no tienen efectos importantes. La pérdida de grandes cantidades de agua corporal (deshidratación) es la principal causa de niveles elevados de sodio en la sangre (hipernatremia). Lo contrario, la hiponatremia (niveles de sodio en sangre inferiores a los normales) se produce cuando la sangre se diluye debido a la retención de demasiada agua. Por el contrario, el potasio está muy concentrado en el interior de las células y tiene una baja concentración en la sangre. Esto significa que cambios muy pequeños en la concentración de potasio en la sangre provocan cambios profundos en el funcionamiento del organismo. También significa que los cambios en el potasio pueden desarrollarse a partir de una variedad de procesos.
Durante el embarazo, los desequilibrios de potasio son especialmente preocupantes, porque los niveles de potasio pueden cambiar en respuesta a los vómitos y la diarrea, que son habituales durante el embarazo. Estas variaciones en la concentración de potasio afectan al ritmo del corazón. También es importante entender el magnesio en relación con el embarazo, porque este electrolito ayuda a calmar los músculos y los nervios. Por esta razón, el magnesio se administra, en forma de sulfato de magnesio, para detener y prevenir las convulsiones que se producen en el marco de una complicación grave del embarazo llamada eclampsia.
Los médicos diagnostican los desequilibrios electrolíticos con análisis de sangre, como el panel metabólico básico, con o sin calcio, o el panel metabólico completo. Si los médicos también necesitan examinar el equilibrio ácido-base, es posible que sea necesario suministrar sangre de una arteria para realizar una prueba denominada gasometría arterial (ABG). Las pruebas de la actividad eléctrica de su corazón con electrocardiografía (ECG) también pueden ser útiles, ya que el ECG puede revelar ciertas características asociadas a determinados desequilibrios electrolíticos, como la hipopotasemia (bajo nivel de potasio) y la hiperpotasemia (alto nivel de potasio).
El tratamiento depende en gran medida del tipo de desequilibrio electrolítico y de su causa subyacente. Cuando la concentración de un electrolito en particular es sólo modestamente baja, la mujer puede recibir suplementos del electrolito para tomar por vía oral. Estos suplementos no son perjudiciales ni para el feto ni para el lactante. Muchos desequilibrios electrolíticos leves pueden corregirse con una terapia de rehidratación oral en la que se toman líquidos con electrolitos por vía oral. Los niveles más bajos pueden requerir la administración intravenosa del electrolito. En otros casos, el tratamiento puede consistir en cambiar una medicación, como sustituir un tipo de diurético (un fármaco que ayuda a eliminar agua por los riñones) por otro tipo de diurético que permite a los riñones retener el potasio, en lugar de excretarlo. Normalmente, la gestión del equilibrio electrolítico va acompañada de la gestión de los fluidos de la mujer mediante la administración intravenosa de fluidos con determinadas concentraciones de sodio y glucosa.
Cómo mantener los electrolitos equilibrados
- Llevar una dieta equilibrada y saludable con alimentos poco procesados.
- Evitar tomar diuréticos durante períodos prolongados.
- Moderar el consumo de sal: el sodio es un electrolito, pero comer demasiado puede alterar el equilibrio de sodio y potasio en el organismo.
- Evitar el ejercicio extenuante durante los días calurosos y húmedos, que favorecen la sudoración excesiva y la pérdida de líquidos y electrolitos.
- Reponer los electrolitos con agua y un suplemento de electrolitos que le proporcione la hidratación combinada que necesita.
Si te preocupa tu equilibrio de electrolitos y las necesidades de nutrientes para ti y tu bebé, habla con tu médico sobre tu dieta y las opciones de suplementos.
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