El abanico de emociones después de una cesárea
Todas imaginamos el día del parto y el momento en que nuestro dulce bebé es puesto en nuestros brazos. Cuando la realidad es diferente de lo que esperábamos, podemos pasar por una serie de emociones.
Algunas madres pueden sentir que la operación estaba justificada y era necesaria; otras pueden sentirse decepcionadas, tristes, enfadadas, resentidas o ansiosas. Todos estos sentimientos pueden ser una parte natural de la sanación emocional después de una cesárea.
Algunos de los sentimientos que puede experimentar son:
- Sentir que la cirugía podría haberse evitado; culpabilizarse.
- Sentirse impotente o fuera de control.
- Sentirse decepcionada, humillada o desvinculada de la experiencia.
- Sentirse fracasada, defectuosa o menos que una mujer.
- Sentir que no fuiste un participante del nacimiento.
- Sentir que fuiste mutilada.
- Sentir que hubo ilegalidades en tu experiencia de parto.
- Sentir que nadie te comprende ni te escucha.
- Sentirse incapaz de escuchar las historias de parto de otras mujeres (las malas actúan como desencadenantes, y las buenas te dan envidia).
- También puedes pasar por lo que se conoce como las cinco etapas del duelo, (negación, ira, negociación, depresión y aceptación, aunque no siempre en ese orden).Es posible que también te sientas diferente con los que te rodean:
- Puede que te cueste conectar con tu bebé.
- Puede que culpes a tu bebé (a tu pareja, a tu médico, a tu doula, etc.) de lo que ha pasado.
- Puedes sentir que nadie puede entenderlo.
- Puede que te preocupe no ser una buena madre.
- Puedes tener una conciencia de mortalidad que no tenía antes, sobre ti misma o sobre los que te rodean.
- Puede ser difícil volver a la intimidad.
También puedes tener dificultades con la lactancia materna
Los problemas de lactancia pueden ser un resultado común de las cesáreas debido a un retraso en ver a tu bebé después del nacimiento, a que los médicos/enfermeras complementan a tu bebé con fórmula, a que la lactancia es dolorosa debido al dolor del cuerpo y a que tu leche tarda más en "subir" ya que tu cuerpo fue sacudido por la cirugía.
También es posible que te sientas molesta con tu cuerpo. Puede que te moleste la cicatriz y que te parezca fea, o que odies el colgajo de piel que suele aparecer tras la operación. Todas estas emociones son completamente normales y pueden derivarse de una cesárea, incluso si ha sido planificada. Tienes que permitirte sentir esos sentimientos para sanar emocionalmente después de una cesárea.
Lo que puede influir en las emociones después de una cesárea:
- El tipo de parto que se vivió antes, si es que lo hubo.
- Si fue planificada o no.
- Cómo te trataron el médico y el personal.
- Cómo te has recuperado.
- Si tuviste o no alguna complicación.
- Si el bebé tuvo o no complicaciones.
- Si fue realmente necesario desde el punto de vista médico.
- Si fuiste intimidada o degradada.
- El tiempo de separación con el bebé.
- Tus ideas sobre el parto antes de la cesárea.
Dirigido a los seres queridos de las madres que han tenido una cesárea
¿Qué puedes hacer si eres el ser querido de alguien que ha sufrido una cesárea? Escuchar y validar los sentimientos de la madre. Nunca decir: "No deberías sentirte así", o "No sucedió así".
Aunque no entiendan del todo las complejas emociones con las que la nueva mamá está lidiando, deben sentarse y escuchar, sin importar cuántas veces diga las mismas cosas una y otra vez. Recibir apoyo es fundamental para la curación emocional después de una cesárea.
Evita decir lo siguiente a una mamá que tuvo un parto por cesárea
- Sigue adelante. Ya ha pasado y se ha acabado.
- Lo más importante es que tú y el bebé estáis sanos.
- ¡El médico te ha salvado la vida! ( Cuando muchas veces crearon la emergencia que hizo necesario salvarte en primer lugar)
- Una vez cesárea, siempre cesárea. ¡Nunca tendrás ese bebé de la manera "correcta"!
- Al menos no has tenido que pasar por un parto "de verdad".
- Al menos no has "arruinado" tu vagina para las relaciones.
En su lugar, puedes escuchar, empatizar y preguntar cómo puedes apoyarla. Deja que la madre te diga cómo puedes ayudar. Darle espacio para que haga su proceso es importante para la curación emocional después de una cesárea.
Curación mental y emocional
Curarse de un parto por cesárea desde dentro hacia fuera no sólo es vital si quieres tener más hijos (y una oportunidad de tener experiencias de parto positivas), sino para tu funcionamiento general y cotidiano.
Pocas de nosotras nos damos cuenta realmente del impacto que tienen nuestros partos en nuestra salud mental. Cuidar de un recién nacido es un torbellino, y es tentador pasar por alto cómo te sientes en medio de los cambios de pañales y las alimentaciones cada hora. Pueden pasar varios meses o incluso años para procesar la experiencia del parto.
Puede llevar algún tiempo darse cuenta de que algunos amigos y familiares son simplemente incapaces de escuchar tu historia y tu dolor. Tal vez eviten pensar en sus propias experiencias de parto difíciles, o tal vez nuestra cultura sea incapaz de lidiar con el dolor, la tristeza y la depresión.
La buena noticia es que no necesitas el apoyo de todo el mundo para sanar. Sólo necesitas tu propio compromiso y unos cuantos ayudantes.
Consejos para la curación mental y emocional:
- Escribe tu historia de nacimiento o grábala en vídeo.
- Escribe tu historia de nacimiento de la forma en que te gustaría que hubiera sucedido.
- Comparte tu historia con mujeres compasivas y afines: puede ser en un grupo de curación de traumas de nacimiento o con un terapeuta profesional que esté bien versado en traumas de nacimiento.
- Escribe en un diario, o utiliza la música o el arte como formas de liberación.
- Aléjate de las personas que no entienden tu experiencia o que no pueden escucharte de verdad.
- Compra un libro sobre la curación del parto.
- Trata de no evitar lo que sientes; sólo se agravará y empeorará.
- Busca un lugar seguro para gritar y desahogarte.
- Reconoce que puede llevar tiempo enamorarte de tu bebé, al igual que probablemente te llevó tiempo enamorarte de tu pareja o de otros seres queridos.
- Cuando estés preparada, consigue el historial de tu parto para entender mejor tu experiencia.
- Comprende que tu pareja también puede sentirse impotente ante el parto y que necesita procesar su propia experiencia, quizás utilizando algunas de las ideas anteriores.
Curación espiritual
En el proceso de curación, necesitamos conectarnos a un nivel más profundo y buscar la comprensión de nosotros mismos, de nuestros cuerpos, de nuestras experiencias y de la razón por la que nos suceden las cosas. Algunas de estas sugerencias pueden ayudar:
- Rezar. La Oración de la Serenidad es excelente para la curación.
- Meditar. Esto puede ayudar a cambiar tu enfoque y ayudarte a sanar.
- Empieza a hacer afirmaciones positivas.
- Escríbelas y colócalas en tu espejo, en tu coche o en cualquier lugar donde puedas verlas. Repítete a ti misma a lo largo del día. Tienes que reescribir las emociones negativas y en bucle.
- Trabaja en la interpretación de los sueños. En la mente inconsciente suceden muchas cosas que se reproducen por la noche. Irte a la cama con un diario en el que puedas hacer garabatos cuando te despiertes te ayudará a averiguar el significado de algunas de esas imágenes.
- Conviértete en una defensora del parto. Enseña a otras personas sobre el PVDC; conviértete en doula, matrona o asesora de lactancia. Dedícate a la lactancia o dirige un grupo de madres para mujeres embarazadas que quieran informarse sobre sus opciones. Cuando ayudamos a los demás, podemos sanarnos a nosotros mismos en el proceso. Es enormemente poderoso y espiritualmente edificante..
Curación física
Tratar tu cuerpo con amabilidad y compasión también contribuye a la curación:
- Nutrición sólida: la cesárea priva al cuerpo de muchas vitaminas y minerales, por lo que un simple análisis de sangre puede determinar cualquier carencia.
- Desarrolla una rutina de ejercicios, aunque sólo sea dando pequeños paseos con tu bebé. Tu cuerpo puede beneficiarse enormemente incluso de 15 minutos al aire libre.
- Date un masaje para volver a estar en contacto con tu cuerpo, si te sientes cómoda haciéndolo.
- Dedica un día a tumbarte en la cama con tu bebé. Háblale, abrázale y cuídale.
- Toma una clase de yoga posparto.
Eres una guerrera del parto
Y tú ERES una guerrera del parto. No importa lo que creas de ti misma, lo eres.
Se necesita una tremenda cantidad de fuerza, determinación y coraje para estar en ese lado de la cortina quirúrgica, por el regalo de la vida. Tú ERES poderosa. Mira por lo que has pasado y sigues en pie.
Cuando tengas momentos bajos, siéntate con tu hijo. TU hijo, que te rompió, es también el que te recompone cada día.
Míralo, abrázalo. Te dará el impulso que necesitas para volver a la vida. Donde necesitas estar. Y seguro que mirándolo pensarás: "Lo haría todo de nuevo, mil veces, para tenerte aquí". Y eso es lo que realmente significa el parto.
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