La dislexia es un problema de aprendizaje que engloba a la lectura y escritura. Está causada por una alteración de las zonas del cerebro responsables del lenguaje. Tiene una causa probable genética y no compromete la inteligencia.
Afecta a un 5% de niños en edad escolar, sobre todo varones.
La sintomatología es muy variada ya que depende del grado del trastorno, la edad del niño, y las áreas que afecta. Pueden verse implicadas funciones relacionadas con la memoria, el vocabulario, el habla, incluso habilidades motrices.
Es muy importante que los padres y profesores presten atención a las manifestaciones iniciales, pues un diagnóstico temprano favorecerá un tratamiento eficaz. En la etapa preescolar se pueden observar deficiencias en el lenguaje, la motricidad, la percepción, la madurez. Ante cualquier sospecha es importante acudir al pediatra para que valore dichos síntomas.
Al ser un trastorno del aprendizaje sus manifestaciones evolucionan y cambian a medida que el niño crece. Al inicio de la vida escolar se pueden apreciar los primeros síntomas, pero a partir de los 6 años es cuando se deja ver con claridad la dislexia.
Estos son algunos de los síntomas que pueden presentarse (no necesariamente han de darse todos):
Niños de 3-5 años:
- Retraso en el desarrollo del habla.
- Falta de atención.
- Problemas de memorización (números, letras, colores, formas).
- Problemas en habilidades motoras: saltar, correr, motricidad fina.
- Dificultad a la hora de relacionarse con los demás.
- Retraso en el reconocimiento del esquema corporal.
- Vocabulario escaso y poca comprensión verbal.
Niños de 6-11 años:
- Confunde el orden de las letras de las palabras.
- Invierte las letras o los números.
- Dificultad en la pronunciación.
- Confusión izquierda/derecha.
- Escritura en espejo.
- Problemas en sus habilidades motoras.
- Dificultad para seguir instrucciones.
- Mala comprensión lectora.
- Mala expresión escrita.
Niños a partir de 12 años:
- Problemas de concentración.
- Falta de comprensión escrita.
- Mala gestión del tiempo.
- Problemas en su relación con los demás.
- Problemas en la lecto-escritura, organización espacial, planificación.
Si sospechamos que nuestro hijo puede tener dislexia es muy importante consultar con el pediatra e incluso con un pedagogo y hablar con los educadores para entre todos establecer estrategias de apoyo y mejora. Cuanto más temprano se trate el problema mejores resultados se conseguirán.
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