¿Cómo educar a tus hijos sin caer en los mismos errores de tus padres?
Cuando te conviertes en padre, y especialmente cuando tus hijos crecen, puede surgir el temor de repetir los mismos errores educativos que tus propios padres. A menudo inconscientes, estos poderosos mecanismos requieren que hagamos un verdadero trabajo sobre nosotros mismos para ofrecer lo mejor a nuestros hijos. ¿Cómo superar estos mecanismos inconscientes?
La frecuente incomodidad de los padres
Afrontémoslo: todos cometemos errores con nuestros hijos en algún momento. Y a veces los mismos que nuestros propios padres. Por lo menos, en la medida en que no somos conscientes de lo que hemos experimentado, de lo que nos hemos perdido y de lo que hemos sufrido. La humillación, la traición, la injusticia, el rechazo y, sobre todo, el miedo al abandono son las cinco heridas universales que se encuentran frecuentemente en la infancia. Por desgracia, no conozco a muchas personas que hayan recibido todo lo que necesitaban cuando eran pequeños.
El poder del inconsciente
Pero estas heridas olvidadas residen en su mayoría en el inconsciente, y no es fácil acceder a ellas sin la ayuda de un tercero. Esta parte de nosotros incluye nuestra supervivencia y los mecanismos de compensación. La mayoría de las veces, reproducimos lo que experimentamos con nuestros padres sin darnos cuenta.
Ir en contra de tus padres, la idea equivocada...
El miedo a repetir el mismo patrón que tus propios padres es un primer paso hacia la conciencia, pero no resuelve el problema en absoluto. Al contrario, sí que lo hace. No querer repetirse no es realmente un buen comienzo porque te mantienes enfocado en ti mismo y no en las necesidades de tu hijo. Por ejemplo, tomar el lado completamente opuesto de los padres no cariñosos siendo agresivo es permanecer bajo la influencia de lo que has pasado.
Así que aquí te dejamos algunas recomendaciones para avanzar, que consisten sobre todo en trabajar sobre sí mismo para escuchar a tu hijo.
Hacer las paces con tus padres
Si en general no es posible perdonarlo todo, es sin embargo saludable aprender a hacer las paces con los padres, de lo contrario las heridas se reactivarán constantemente y generarán así dolor, ira y frustración. Es aconsejable escribir una carta a tus padres no para hacer una lista de reproches sino para expresar cómo has percibido y vivido este o aquel evento en el pasado. Es una especie de traspaso que nos permite liberarnos del pasado, porque lo único que importa ahora es el presente y lo que hacemos con nuestras vidas para florecer verdaderamente.
Liberarnos de las cargas heredadas
Es importante liberarnos de esta carga para que nuestros propios hijos no la hereden. Cuando el niño es mayor, podemos explicar con las palabras adecuadas lo que experimentamos durante nuestra infancia y por qué no siempre obtenemos las reacciones adecuadas. Podemos disculparnos y contar nuestra propia historia a nuestros hijos, al mismo tiempo que hacemos hincapié en que es nuestra historia y no la de ellos, y que somos los únicos responsables de nuestro comportamiento hacia ellos.
Es recomendable no guardar secretos familiares porque siempre terminan afectando a los niños. Los pequeños siempre sienten cuando ha habido un trauma, incluso pueden sentirlo físicamente. Es mejor hablar con ellos cuando son lo suficientemente mayores para entender, en lugar de dejar que se imaginen lo peor.
Practicar la escucha activa del niño
Escuchar a tu hijo: este es el punto esencial. El miedo a repetir los mismos errores, establecer mecanismos de compensación, significa abordar la educación de nuestros hijos a través de nuestro propio prisma. Es esencial disociar nuestro ego de nuestro hijo. Para ello, tomemos al menos 5 minutos cada día para estar en total conexión con nuestros hijos. Si, por ejemplo, ha habido una pelea con otro niño, no sólo digas "todo va a salir bien", sino que pregúntale cómo se sintió sobre el evento y lo que significa para él.
Tienes que observar a tu hijo cuidadosamente para tratar de identificar sus necesidades, no anticiparlas en base a lo que experimentaste de niño. De esta manera, podemos satisfacer las necesidades esenciales del niño: seguridad, amor, comunicación, reconocimiento y realización.
Criar, no dirigir
"El verbo levantar" significa ayudar a una persona a subir, pero ir a donde quiere ir y no a donde tú quieres que vaya. Ese es todo el matiz. En resumen, no proyectemos nuestros propios deseos en nuestros hijos, sino acompañémoslos lo más posible en sus propias pasiones. Nuestros hijos son seres completos que debemos conocer. No son nosotros. Para ello, necesitamos alejarnos de nuestras creencias limitantes heredadas de nuestra familia, nuestro entorno, nuestro ambiente social.
Estas creencias limitantes nos llevan a vivir en una zona de confort, que de hecho es una zona de inseguridad porque todo lo que hay fuera es sinónimo de peligro y errores. Nuestro papel como padres es ayudar a nuestro hijo a explorar el campo de posibilidades. Esto puede implicar descubrir la naturaleza, viajar y sobre todo aceptar las diferencias. Porque "amar es eso".
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