Tras la llegada de un bebé, la soledad a veces cae sobre la mujer sin que sea consciente de ello. El nacimiento suele ser un gran momento de euforia, la familia y los amigos cercanos llegan a la maternidad, todos quieren ver a ese nuevo y hermoso bebé. Te felicitan y te miman. El personal de enfermería te ayuda a cuidar de ti y de tu pequeño. El regreso a casa es bastante tranquilo, las cosas se toman lentamente. Todo es nuevo, todo tiene que ser ideado alrededor de ese pequeño ser. El padre ha cogido el permiso de paternidad, qué alegría estar todos juntos... Y luego pasan los días y tiene que volver al trabajo... te quedas sola con el bebé.
La soledad, el primer síntoma de la depresión posparto
Es a menudo en este punto donde las cosas empiezan a tomar un giro diferente. El bebé no duerme toda la noche, estás cansada, no puedes hacer frente a la vida cotidiana, incluso tomar una ducha o simplemente comer en la mesa puede parecer imposible. Poco a poco, situaciones inicialmente inofensivas se vuelven problemáticas y te encierran aún más en tu soledad. Esta depresión temporal no debe tomarse a la ligera, puede aliviarse y tratarse con ayuda.
Lo primero que hay que hacer es ser consciente de esta condición y del hecho de que el baby blues no es raro. No eres un caso aislado, así que no hay necesidad de avergonzarse ni de ocultarlo. Habla cuanto antes con tu médico, que te sugerirá que busques ayuda psicológica. Hablando de ello con los demás y con los especialistas podrás deshacerte de la tristeza del bebé.
La depresión afecta a 1 de cada 3 madres. Es normal que te sientas sola, porque es muy difícil cuidar de un bebé. Pero hay que saber que es sólo una fase, que se acaba en un momento determinado. "Te pierdes durante un tiempo y luego te vuelves a construir".
Un trastorno físico y psicológico
Durante las primeras 6 semanas después del parto, el cuerpo de la mujer experimenta una retrogestación: los tejidos que el cuerpo ha producido durante 9 meses deben ser reabsorbidos, ya sea en el corazón, los pulmones, la sangre, el útero, la piel... Y todo esto mientras se produce leche. La inversión física es necesariamente enorme.
Sin olvidar la adaptación psíquica de los nuevos padres, de la pareja, y todo lo que despierta sobre la imagen de lo que es un padre, una madre, el hecho de hacerse adulto, responsable de alguien que depende de ti. Esta adaptación se produce más o menos fácilmente.
Por lo tanto, estamos lejos de la imagen del permiso de maternidad como algo totalmente descansado.
El bebé, un extraño que pone tu vida patas arriba
El vínculo entre una madre y su hijo no nacido se presenta a menudo como visceral. Pero muchas mujeres no sienten inmediatamente esa "oleada de amor incondicional" por su bebé, lo que puede llevarles a sentirse culpables.
Después de llevar un niño durante más o menos 9 meses, el cuerpo ya no es el mismo. Al mirarse al espejo, las madres jóvenes pueden tener dificultades para reconocerse y aceptar los cambios (estrías, varices, peso, etc.) provocados por el embarazo. La impresión de "vientre vacío" también puede provocar una sensación de pérdida de identidad especialmente desestabilizadora.
La soledad de las madres
Algunas mujeres, después de haber sido el centro de atención durante todo su embarazo, encuentran difícil volver a un estatus más "ordinario". Tienen la impresión de que ya no interesa ahora que ha "hecho su trabajo" y ha dado a luz.
Durante más o menos 9 meses, eres el centro del mundo, tanto para tus seres queridos como para el personal médico. Citas médicas, ecografías, cursos de preparación al parto... ¡La agenda de una futura madre está muy llena! En el gran día, estas bajo un intenso escrutinio. Todo el mundo está preocupado por tu dolor, tu útero, tu mente.
Y después, las secuelas del parto, y luego... Hola, ¿hay alguien ahí? Esa es la impresión que tienes. Una gran soledad, un enorme vacío. Ya nadie se preocupa por tu dolor, nadie te pregunta cómo estás. Quizás, la etapa más difícil de la maternidad es ésta.
La sensación de tener que estar en todos los frentes
El posparto es una fase en la que las mujeres se encuentran solas. Ya no tienen citas médicas y el padre ha vuelto a trabajar. A menudo se encuentran con que tienen que lidiar con la lactancia materna, la pérdida del exceso de peso, la carga mental de la llegada de un bebé, etc.
Esta sensación de tener que estar en todos los frentes cuando apenas se han recuperado del parto es una verdadera causa de sufrimiento.
En la mayoría de los casos, los síntomas de baby blues desaparecen poco a poco cuando las nuevas madres descansan y se sienten apoyadas por sus seres queridos (o por un profesional de la salud).
Sin embargo, algunas mujeres (entre el 10 y el 15%) desarrollan una verdadera patología después del parto llamada depresión posparto. Mucho más grave, esta enfermedad puede poner en peligro a las madres y a sus hijos.
¿Por qué te sientes así?
Los sentimientos de aislamiento y soledad no son infrecuentes en las madres que están de baja por maternidad, pero no siempre se identifican como tales hasta que se miran mucho más tarde. Quizá te preguntes cómo puedes sentirte sola cuando tienes a tu bebé a tu lado las 24 horas del día. Y lo que es más, si admites que te sientes sola, o aburrida o que echas de menos tu antigua vida, ¿Qué dice eso? ¿Qué pensará la gente? ¿En qué clase de madre te convertirías?
Son muchas las madres que se preguntan si lo que sienten está bien, y confiesan que, aunque adoran a su bebé, no pueden deshacerse de sus sentimientos de soledad y a menudo se sienten abrumadas por la maternidad, sentimientos que les causan mucha culpa.
El lado oculto de la maternidad
La cuestión es que, aunque ames a tu hijo con todo tu corazón, puedes sentir una terrible sensación de aislamiento. Puede que te encante pasar tiempo con tu bebé, pero que te abrume la monotonía diaria del cuidado; las interminables tomas y cambios de pañales y la agobiante privación de sueño. Puedes seguir sintiendo que la maternidad es lo mejor que te ha pasado en la vida y, al mismo tiempo, anhelar una conversación significativa con otros adultos. Puedes sentirte bendecida por tener un hijo, pero echar de menos la vida que tenías antes; echar de menos a los compañeros de trabajo y sentir tristeza por los amigos que ya no te llaman. Y a veces puede sentir resentimiento porque tu pareja se "escapa" al trabajo cada mañana, mientras tu te sientes atrapada en tu propia versión del Día de la Marmota recién nacido, con tu propia carrera en el limbo.
Sin embargo, hablar de todo esto puede parecer un poco tabú.
No hay que sentirse culpable por decir que la baja por maternidad es dura, que no se disfruta cada segundo con el niño, que es un poco duro, que se echa de menos el tiempo a solas con la pareja y con uno mismo, y que a veces se encuentra la experiencia, aburrida. Está bien decir que amas a tu bebé, pero que aún no amas tu nueva existencia.
En efecto, para muchas mujeres, la transición a la maternidad puede llevar tiempo. Y los sentimientos que experimentan, tanto positivos como negativos, forman parte de su viaje.
Cuando las mujeres se encuentran perdidas en algún punto entre lo que eran antes de la maternidad y lo que creen que deberían ser ahora, muchas se preocupan de que algo esté terriblemente mal, cuando en realidad este malestar es absolutamente común.
Cosas que puedes hacer durante la baja por maternidad para aliviar el sentimiento de soledad:
Si estás de baja por maternidad, te sientes sola y tratas de dar sentido a tu nuevo papel de "mamá", aquí tienes algunas cosas que pueden ayudarte:
Si identificas lo que sientes como soledad, puedes empezar a abordarlo y a superarlo. Recuerda que no estás sola: hay muchas mamás que se sienten así y no pasa nada.
Los grupos posnatales pueden ser un salvavidas. Puedes consultar en la página web de tu ayuntamiento si hay centros en tu zona que los ofrezcan.
También pueden ponerte en contacto con grupos de madres de tu zona.
Si crees que no encajas en el primer grupo al que asistes, no te asustes. Por cada grupo en el que te sientas como un pez fuera del agua, encontrarás uno que sea perfecto para ti. Encontrarás tu tribu.
No tengas vergüenza: lo más probable es que otras madres te agradezcan que hayas sido tú quien se haya acercado a ellas.
Si no puedes salir, busca amistad y apoyo en Internet. Hay muchos recursos en Internet y grupos locales de Facebook en los que puedes conectar con otras madres.
Sal al exterior: El aire fresco y el sol pueden hacer maravillas en cuanto a cómo nos sentimos, así que intenta aprovecharlo mientras puedas, aunque sea media hora dando vueltas por el jardín.
Tiempo para ser tú misma: puede parecer imposible cuando se está en medio del caos de los recién nacidos, pero es importante sacar tiempo para uno mismo y para SER uno mismo. Mantener una afición durante la baja por maternidad o reunirse regularmente con viejos amigos puede ayudarte a mantener el contacto con tu antiguo yo, además de ayudarte a aceptar tu nuevo papel de madre.
Hacer videollamadas puede ser una forma muy útil de mantenerse en contacto cuando los kilómetros os separan. También es una forma estupenda de que el bebé se familiarice con la abuela o con tu mejor amigo, aunque vivan en la misma calle.
Acepta la ayuda - Si alguien de confianza te ofrece ayuda para cuidar al bebé, ¡di que sí! Tendrás un tiempo muy necesario para ti y ellos podrán mimar a tu pequeño. Todos contentos.
Programa tiempo en pareja, ¡y habla! Sé sincera con tu pareja sobre cómo te sientes para que pueda apoyarte en lo que necesites y evitar que se acumule el resentimiento.
Busca ayuda si la necesitas: aunque muchas mujeres experimentan sentimientos de soledad y aislamiento tras el nacimiento de un bebé, para algunas puede ser más que eso. Si te sientes sola y abrumada y no te relacionas con tu bebé como crees que deberías, habla con tu médico de cabecera.
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