Qué debes hacer si tu bebé regurgita cuando duerme
Como padres, siempre debemos estar atentos a cualquier cosa anormal con nuestros hijos, y esto es especialmente cierto para los padres primerizos. Un excelente ejemplo de ello es cuando un bebé regurgita mientras duerme.
Ver a tu bebé regurgitar mientras duerme es bastante común, pero ¿es peligroso?
Esto depende sobre todo de la posición en la que pongas a tu hijo, pero la mayoría de las veces el instinto de tu bebé debería actuar y mantenerlo a salvo.
Con esto quiero decir que hay determinadas posturas para dormir que pueden desencadenar el instinto natural de tu pequeño de girar la cabeza hacia un lado para evitar cualquier obstrucción de las vías respiratorias que pueda provocar el síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL).
Si el bebé está de espaldas, también le resultará más fácil tragar el contenido de su estómago o toserlo.
Poner a tu bebé a dormir boca arriba puede no parecer gran cosa, pero en realidad es un paso muy crucial que puede acabar salvándole la vida.
Éste es sólo uno de los muchos trucos que pueden reducir las posibilidades de que tu hijo regurgite mientras está tumbado y pueda atragantarse.
Qué hacer cuando tu bebé vomita mientras duerme
Si has notado que tu bebé regurgita mientras duerme, ¡puede ser realmente preocupante! Por eso hemos reunido estos excelentes consejos y pautas de sueño seguro para que te quedes tranquila.
Poner al bebé a dormir boca arriba
Poner a tu bebé a dormir boca arriba es lo más importante que puedes hacer para minimizar los riesgos causados por las regurgitaciones mientras duerme.
Si el bebé regurgita, inclinará la cabeza instintivamente y dejará que la regurgitación se desplace, la toserá o la tragará.
El bebé seguirá despertándose y llorando, pero no correrá ningún peligro.
Los bebés de pocos meses no tienen la capacidad de darse la vuelta si se quedan con la cara en el colchón, lo que aumenta enormemente el riesgo de SMSL y de asfixia en general.
Sin embargo, aunque dormir de espaldas pueda parecer contrario a la intuición, teniendo en cuenta el funcionamiento de la gravedad, es sin duda la forma correcta de hacerlo.
De hecho, tanto si tu pequeño regurgita al dormir como si no, debe colocarse de espaldas en su cuna.
Asegúrate también de que no hay juguetes ni otros objetos en la cuna con el bebé, ya que pueden aumentar el riesgo potencial de SMSL.
Mantener al bebé en posición vertical durante la alimentación
Dar de comer al bebé cuando está tumbado puede provocar molestias digestivas y aumentar las posibilidades de que se atragante con la leche materna o la fórmula infantil. Esto, a su vez, aumenta las posibilidades de reflujo ácido. Para evitarlo, mantén al bebé en posición vertical cuando le des el pecho o la leche de fórmula.
También es importante dejarle en la misma posición durante al menos 20-30 minutos después de la toma para que todo el alimento pase por su sistema digestivo con normalidad.
Espera un rato antes de empezar a jugar después de hacer eructar al bebé, ya que una actividad excesiva después de la toma puede causar problemas de estómago.
Haz eructar a tu bebé con frecuencia
Para tener un bebé feliz y sano, al menos en lo que se refiere a la salud digestiva, asegúrate de hacerle eructar después de cada toma para ayudar a asentar el contenido de su estómago y evitar la acumulación de gases.
No olvides tener a mano un paño para eructar durante el primer año de tu hijo, para evitar que se te estropee la ropa con los escupitajos.
Si estás amamantando, examina tu propia dieta
Si ves que las regurgitaciones diurnas o nocturnas de tu bebé no mejoran, y además le das el pecho, debes examinar tu dieta para ver si algún alimento que consumes está irritando a tu bebé.
Es posible que haya algo que estés comiendo y que se transfiera de la leche materna durante la lactancia, causando este malestar abdominal para que tu bebé regurgite mientras duerme. ⇒ ¿Hay alimentos que no deba comer cuando estoy amamantando?
¿Qué causa las regurgitaciones en bebés?
Muchos padres primerizos se asustan ante la idea de que los bebés regurgiten, pero en realidad es un fenómeno completamente normal en los bebés menores de un año.
La causa principal es el sistema digestivo poco desarrollado del bebé, en particular el esfínter situado al final del esófago, que actúa como barrera entre el estómago y el esófago.
Este músculo suele ser débil en los recién nacidos, lo que puede hacer que el contenido parcialmente digerido del estómago suba por el esófago.
Esto también se conoce como reflujo gastroesofágico (RGE) y es una molestia habitual en los niños hasta su primer cumpleaños, después de lo cual desaparece de forma natural.
En raras ocasiones, se convierte en una versión más grave de la afección, llamada enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), y en este caso tendrás que llevar a tu bebé al médico para que lo examine y lo trate.
¿Es lo mismo regurgitar que vomitar?
Las regurgitaciones y los vómitos pueden parecer similares, pero tienen diferencias muy marcadas.
Aunque ambos implican la regurgitación del contenido del estómago del bebé, la regurgitación es mucho más suave en comparación con el vómito.
Al regurgitar no se expulsa mucho contenido estomacal, y el bebé también puede expulsar gases al eructarlo, pero el vómito es mucho más fuerte.
Estos últimos suelen ser un signo de algo más grave, por lo que si ves que se producen sería conveniente que te pusieras en contacto con el pediatra de tu hijo o con cualquier otro profesional sanitario cualificado en la materia para consultarles sobre la mejor manera de tratarlos.
¿Puede ser peligroso regurgitar para la salud del bebé?
Fuera del momento en que el bebé regurgita mientras duerme y con la cabeza hacia abajo, regurgitar no suele ser peligroso.
Sin embargo, puede ser un síntoma de un problema médico más grave.
Estos son algunos de los síntomas más importantes a los que debes prestar atención:
- Poco aumento de peso
- La regurgitación es de color amarillo o verde
- Pérdida de apetito o rechazo rotundo a alimentarse
- Dificultad para respirar
- Está más inquieto de lo habitual, con frecuentes episodios de llanto y rabietas que se producen con mayor regularidad
- Las heces no son tan húmedas como deberían
- El niño escupe sangre o una sustancia similar al café molido
- Las regurgitaciones comienzan en la segunda mitad del primer año de vida.
Si notas alguno de estos síntomas, probablemente sea el momento de visitar a un especialista en gastroenterología pediátrica para que revise a tu bebé.
De este modo se diagnosticará el problema y se podrá tratar y eliminar de forma segura antes de que se convierta en una complicación mayor.
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