Entre los 3 y los 5 años, muchos niños descubren un nuevo amigo salido de su imaginación. Este fenómeno es bastante normal y afecta a más de uno de cada cuatro niños. Lejos de ser preocupante, la aparición de un amigo así es un signo de imaginación y creatividad.
El amigo imaginario puede ser invisible o encarnarse en un peluche, por ejemplo. Algunos amigos imaginarios ocupan mucho espacio, mientras que otros son más discretos. Poco a poco, el niño aprenderá a distinguir entre su mundo imaginario y la realidad. A menudo, el amigo imaginario desaparece alrededor de los 7 años. Sin embargo, no hay que preocuparse si se quedan más tiempo.
Un aliado
Los hijos únicos tienen más probabilidades de tener un amigo imaginario. Es una forma de sobrellevar la soledad. Además, el amigo imaginario les permite experimentar situaciones que necesitan para aprender a convivir con los demás, lo que es menos necesario cuando están rodeados de amigos. Sin embargo, el amigo imaginario no es un obstáculo para la formación de amistades reales, sino todo lo contrario. El niño practica las habilidades sociales con el amigo imaginario.
Crear un amigo imaginario también puede ser una estrategia para que el niño se adapte a una nueva situación. Puede ayudarles a afrontar situaciones de estrés (separación, llegada de un nuevo bebé, etc.) y a superar las dificultades. La presencia de su amigo puede tranquilizarle si tiene miedo en la oscuridad, por ejemplo. El niño también puede utilizarlo para expresar su desacuerdo o cuestionar las consecuencias de un comportamiento prohibido.
¿Cómo actuar?
La mayoría de los niños saben que su amigo no existe realmente y que los demás no lo ven. Pero algunos niños, especialmente los más pequeños, lo creen firmemente. Así que cuando un niño pequeño habla de su amigo imaginario, no está tratando de mentir. Es una manifestación de su vívida imaginación. Así que no los acuses ni los castigues.
Aquí tienes algunas ideas para tratar con un amigo imaginario:
- En lugar de intentar convencer a tu hijo de que su amigo imaginario no existe, simplemente dile que no lo ves.
- Entra en el juego de tu hijo y pídele que te hable de su amigo imaginario cuando lo mencione. Puede que descubras cosas diferentes sobre su mundo interior, como sus deseos, intereses o miedos. Por ejemplo, si te dice que su amigo imaginario está preocupado por la mudanza, probablemente tu hijo esté compartiendo sus propios miedos.
- Sé un buen oyente y no te burles de ellos.
- Es posible que tu hijo utilice a su amigo imaginario como tapadera de su mal comportamiento. Es una forma de reducir su culpabilidad y evitar las consecuencias. Simplemente dile que ayude a su amigo a limpiar su desorden. El amigo imaginario probablemente hará muchas menos cosas malas si tu hijo tiene que limpiar el desorden. Poco a poco, también aprenderán a responsabilizarse de sus propios actos.
- Acepta al amigo imaginario, pero no le des demasiada importancia. Por ejemplo, no le sirvas la comida ni le des sitio en el sofá. Evita fingir que crees en ellos tanto o más que tu hijo, y evita sacarlos a relucir si tu hijo no lo hace. Esto puede provocar cierta confusión entre la fantasía y la realidad de tu hijo.
Tener un amigo imaginario es una buena oportunidad para que tu hijo se dé cuenta de que su imaginación puede crear cosas bonitas, pero también puede hacer que aparezcan monstruos bajo su cama.
¿Cuándo hay que preocuparse?
El amigo imaginario es positivo. Sin embargo, si tu hijo prefiere jugar con ellos en lugar de con los demás, es posible que necesite un poco de ayuda para superar su timidez. El amigo imaginario no es la causa del comportamiento del niño, por lo que no es necesario intentar que desaparezca. En su lugar, debes intentar crear más oportunidades de interacción con los niños. Además, si el amigo imaginario aparece en una situación muy estresante, como una separación, también puede ser una señal de que tu hijo necesita que le tranquilicen.
Amigo imaginario o ¿problema emocional?
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