El miedo a los extraños es muy común. Ocurre cuando tu bebé desarrolla un apego saludable a personas conocidas, como tú o su papá. Como los bebés prefieren a los adultos conocidos, pueden reaccionar ante los extraños llorando o quejándose, quedándose muy callados, mostrándose temerosos o escondiéndose.
El miedo a los extraños comienza a los 4-5 meses y suele ser más intenso a los 7-10 meses de edad. Puede durar unos meses o prolongarse mucho más. Suele disminuir entre los 18 meses y los 2 años, pero puede durar más en función del temperamento del niño.
Por ejemplo, un bebé de 10 meses que lleva acudiendo a la guardería desde los 6 meses puede alterarse si hay un nuevo cuidador en el centro. Puede llorar, enterrar la cabeza en el cuello de sus padres o gritar cuando el cuidador intente separarlo de sus padres.
Aunque el miedo a los extraños forma parte del desarrollo de los bebés te dejo algunos consejos que podrían ayudarte especialemte cuando el bebé tiene pocos meses.
- Si es posible, presenta a los extraños primero en casa. En casa es donde el bebé se siente más cómodo.
- Si se altera mucho con una persona nueva, consuélalo e intenta un enfoque diferente, como jugar todos juntos. También puedes alejar ligeramente a tu hijo de la nueva persona hasta que se calme. Entonces puedes volver a intentarlo. Nunca forzar.
- Llévate el objeto de consuelo de tu hijo (juguete o manta) cuando pases tiempo con gente nueva.
- Mantén la calma. Tu hijo captará tus señales. Es más probable que esté tranquilo y confiado si percibe que tu sientes lo mismo.
- Ten paciencia. No presiones al bebé para que se acerque a gente nueva antes de que esté preparado.
- Intenta presentarle a nuevas personas de una en una, en lugar de hacerlo en grupos. A medida que el niño vaya cogiendo confianza, podrás ir presentando a dos o más personas.
- Cuando le presentes a alguien nuevo, quédate al lado de él. Así se asegurará de que no le dejarás con personas desconocidas de inmediato.
- Pide a los adultos desconocidos, como familiares o amigos adultos, que esperen un rato antes de intentar coger al bebé.
- Poco a poco vete presentando a tu hijo a gente nueva. Cuantas más oportunidades tenga de conocer gente y descubrir que está a salvo, más probable será que su miedo se vaya reduciendo.
- Ve mostrándole poco a poco que tu no te asustas con otras personas. Salúdalas con un lenguaje corporal positivo: sonrisas, posturas relajadas, contacto visual y una voz alegre.
Recuerda: No te preocupes por lo que piensen otras personas. Diles que tu bebé está aprendiendo poco a poco y a su ritmo a relacionarse con extraños.
Ansiedad del octavo mes: ¿Cómo tratar la ansiedad por la separación?
Alrededor de los 8 meses, muchos bebés experimentan lo que se conoce como angustia de separación.
En principio no suele haber una causa evidente, ni motivo que pueda causar el llanto desconsolado en cualquier momento. Suelen llorar mucho durante el día, se dan despertares frecuentes durante la noche, solo desean estar en brazos, y si puede ser de mamá, mejor que mejor.
Muchos padres pueden pensar en que están saliendo los dientes, en una mamitis exacerbada, pero no, simplemente están experimentando su primer proceso de desprendimiento y eso les hace sentir inseguros.
La principal causa de esta angustia es que al comenzar a independizarse, el bebé se siente separado de su madre, a quien hasta ese momento vio casi como una prolongación de su cuerpo. Adquiere mayor movilidad, se inicia la alimentación complementaria, empieza a explorar objetos, espacios, y empieza a querer aventurarse a ese mundo nuevo. Ahí se inicia su independencia.
Todos estos cambios, naturales y esperables al mismo tiempo crean esa inseguridad en el bebé. Son momentos en los que rechaza a personas queridas para él, familiares, solo desea estar con su madre.
Muchas veces la familia o los amigos no comprenden al bebé, no entienden ese rechazo, el llanto incontrolado, la mamitis repentina. Pero debemos comprender la fase en la que el bebé se encuentra, los cambios continuos a los que se enfrenta.
Este comportamiento no significa que haya retrocedido en su evolución, en su desarrollo madurativo, muy al contrario, esta angustia se produce por su crecimiento.
Pero el desarrollo de su cerebro se hace despacio y un bebé de este tiempo no puede comprender que mamá se ausentará y volverá un poco más tarde. No comprenden lo que significa el tiempo, el futuro. Si su madre se va, él no entiende que volverá. Él solo ve a su madre marchar y el sentimiento de angustia es lo único que experimenta, en ese momento.
Cuando los niños entran en esta fase, los padres, especialmente la madre debe estar preparada para afrontarlo y brindar a su hijo toda la confianza, cariño, apoyo, consuelo y amor. El bebé en los brazos de su madre tiene todo lo que necesita, se siente seguro y no quiere nada ni a nadie más.
Esta fase es variable en duración según cada niño. Lo importante es no tener prisa, tener apoyos en los que la madre pueda delegar otras tareas o responsabilidades.
¿Cuánto tiempo dura la ansiedad del octavo mes?
Dependiendo del estilo de vida y el carácter del niño, la duración de este período varía de unas 3 semanas a unos pocos meses. Sin embargo, algunos niños pueden no notar la ansiedad del octavo mes. De la misma manera, dependiendo de la personalidad y los hábitos del niño, éste no pasa por esta crisis ni de la misma manera ni con la misma intensidad. Si el niño es naturalmente temeroso o ansioso, le será más difícil pasar este período, a diferencia de un bebé sociable. En el día a día, el niño tomará conciencia de su propia identidad y, sobre todo, logrará restablecer un buen equilibrio y hacer frente a sus miedos. Cuando se sientan lo suficientemente seguros y entiendan algo al respecto, podrán manejar sus ansiedades, que disminuirán hasta que desaparezcan.
¿Cómo podemos mejorar esta situación y ayudar a nuestro bebé?:
Los padres deben conocer perfectamente esta etapa, no ponerse nerviosos y dar al bebé toda la seguridad y confianza requeridas.
Practicar juegos de esconderse bajo una manta para después aparecer, el “cucu-tras” y similares. De este modo conseguiremos que el niño se muestre tranquilo y confiado a pesar de que no esté viendo en ese momento a su madre. Es como si se tratara de un pequeño entrenamiento. A medida que el niño crezca, se puede aumentar el tiempo que la madre permanezca escondida, para posteriormente pasar a salidas muy cortas, o estar en otra habitación de la casa.
Otro consejo es que no te vayas a escondidas, cuando esté durmiendo por ejemplo, y sin haberte despedido: esto podría reforzar su ansiedad de que puedaa desaparecer sin que él lo sepa. Por otro lado, no tiene sentido decir adiós sin fin como si no fueran a verse más. Además, dejar a tu hijo en un centro infantil o con una niñera puede ser un momento agonizante. Al no poder hablar, el niño ntenta expresar lo que siente a través de gestos y llantos: así comprueba la fuerza del vínculo y la capacidad que tiene sobre su madre. Confia en la profesionalidad y la experiencia del personal del centro y de los cuidadores de niños que ayudarán a vivir la separación de forma natural y que sabrán encontrar las palabras para tranquilizar al niño. Por último, si la ansiedad es insuperable o persistente, se debe considerar la ayuda de un especialista en la primera infancia (pediatra, haptopsicoterapeuta, psiquiatra infantil).
Lo importante es respetar el tiempo de cada bebé, sus sentimientos y necesidades. Poco a poco esta angustia irá desapareciendo a medida que vayan madurando.
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