Es la peor pesadilla de toda mujer embarazada: llegar a las últimas semanas o meses de su embarazo y estar emocionada por conocer a su tan esperado bebé, sólo para descubrir que su corazón ha dejado de latir. La muerte fetal se define como la pérdida de un bebé que se produce después de las 20 semanas de embarazo, y se divide en:
- Mortinato precoz (que se produce entre las semanas 20 y 27 de embarazo)
- Mortinato tardío (que se produce entre las semanas 28 y 36 de embarazo)
- Mortinato a término (que se produce entre las 37 semanas de embarazo o más).
Sin embargo, afortunadamente el nacimiento de un bebé muerto es relativamente infrecuente, ya que afecta a uno de cada 160 embarazos, y aproximadamente el 80% de estos nacimientos se producen antes de las 37 semanas.
Signos y síntomas comunes de la mortinatalidad
A menudo, el mortinato puede producirse sin ningún síntoma. Sin embargo, uno de los síntomas más comunes de la muerte fetal después de las 28 semanas es la falta de movimiento del feto. Por ello, los médicos suelen pedir a las mujeres que hagan un seguimiento del recuento de patadas fetales a partir de ese momento. Aunque es bueno recordar que los bebés tienen días más activos que otros, debes confiar en tu instinto. Si tu bebé te parece menos activo, confía en tu instinto y habla con tu médico. El aumento de la actividad fetal también puede ser un indicador de que algo va mal en el feto. En 2016, un estudio descubrió que un aumento notable de la actividad vigorosa se asociaba a veces con el nacimiento de un bebé muerto. Por eso, si notas un gran aumento de la fuerza y la frecuencia de los movimientos de tu bebé, consulta también a tu médico.
Sin embargo, también es bueno recordar que la mayoría de los cambios de actividad son bastante normales y, por tanto, intenta no estresarte demasiado con el recuento de patadas.
Otros signos y síntomas comunes de la mortinatalidad son:
- Mareos.
- Manchado o sangrado vaginal.
- Fiebre alta.
- Calambres abdominales de leves a intensos.
- No se detectan los latidos del corazón.
Causas de la muerte fetal
Las causas de la mortinatalidad son, entre otras, las siguientes:
- Infección.
- Problemas de la placenta, como la placenta previa.
- Anomalía fetal.
Otra causa es una placenta insuficiente, cuando la placenta no proporciona el oxígeno o los nutrientes adecuados al feto. Esto puede ser un problema inherente a la placenta o puede deberse a que la placenta envejece demasiado. La placenta empieza a descomponerse en torno a la semana 38, y se cree que esta es una de las razones por las que los embarazos prolongados (de más de 40 semanas) tienen un mayor riesgo de muerte fetal. Este es el caso, sobre todo, después de las 42 semanas, donde el riesgo de mortinato es dos veces mayor que a término. Además, se cree que los embarazos prolongados son responsables del 14% de los mortinatos.
Factores de riesgo de nacimiento de mortinatos
Aunque el nacimiento de un bebé muerto puede ocurrirle a cualquiera, ciertas mujeres corren un mayor riesgo de nacer muertas. Algunos de estos factores de riesgo son:
- Ser adolescente.
- Tener 35 años o más.
- Ser obesa.
- Fumar durante el embarazo.
- Tener varios embarazos.
- Haber perdido un embarazo anteriormente.
- Padecer ciertas enfermedades, como diabetes o presión arterial no controladas.
Por lo tanto, antes de quedarte embarazada, convendría que perdieras algo de peso si tienes un problema de peso o que controlaras tu diabetes o tu presión arterial. Y, por supuesto, dejar de fumar durante el embarazo es muy importante, no sólo para prevenir la mortinatalidad. En el caso de las mujeres que tienen factores de riesgo que no pueden modificarse, como la edad y la pérdida de un embarazo anterior, el médico debe vigilarlas con especial atención.
A veces es posible prevenir un mortinato mediante el control, pero desgraciadamente otras veces no es posible. Como parte de los cuidados prenatales, tú y tu bebé serán vigilados para detectar signos tempranos de problemas y, si tienes un alto riesgo de parto de mortinato, se debe considerar la consulta con un perinatólogo o un obstetra especializado en embarazos de alto riesgo.
Cómo afrontar un parto de mortinato
Si has sufrido un parto mortinato, ya sabes que es más fácil decir que hacer frente a la situación. Es posible que te culpes a ti misma, aunque no sea culpa tuya, y que te cueste entender lo que ha pasado. Los mortinatos pueden ser especialmente duros para ti como madre, ya que también tendrás que lidiar con problemas como la congestión mamaria y la recuperación del parto.
Es muy importante que recuerdes que no pasa nada por hacer el duelo. Has pasado por una de las experiencias más duras de la vida: la de perder un hijo. Muchos padres sienten un profundo vínculo con su bebé mucho antes de nacer y que ese vínculo se rompa es comprensiblemente traumático. Muchas mujeres descubren que escribir en un diario o acudir a grupos de apoyo puede ayudarles en el proceso de duelo. Existen varios grupos de apoyo para la pérdida del embarazo que pueden ayudarte en el proceso de duelo. Pide asesoramiento sobre ellos a tu médico o matrona.
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