Dentro de las actividades de ocio, la televisión para muchos niños, ocupa un lugar muy importante de su tiempo, pues se ha convertido para muchas familias en un objeto fundamental de sus vidas, que ocupa el lugar principal de la casa, o que está por todos lados, en todas las habitaciones, por lo que los niños, desde los primeros meses la sienten como una presencia familiar en sus vidas.
La televisión puede tener, con una programación adecuada, una serie de efectos positivos, ya que las imágenes con su color, sonido y profundidad son muy sugestivas para los niños.
Estos efectos positivos podrían ser:
- Efecto educativo
- Favorecer el lenguaje
- Facilitar ciertas destrezas
- Educación emocional
Desgraciadamente, y debido a una visión indiscriminada de los programas, algunos pésimos, en los niños repercuten una serie de efectos negativos, como pueden ser:
- Favorecer la violencia.
- Visión distorcionada de la sexualidad.
- Disminuir el gusto por la lectura.
- Limitar la creatividad.
- Empobrecer el vocabulario.
- Disminuir el tiempo libre para socializar, hacer deporte, jugar, tareas escolares, etc.
- Da una visión deformada del mundo.
- Favorece el consumismo.
- Crea adicción.
- Puede producir obesidad, fatiga ocular, trastornos del sueño y dolor de cabeza.
La familia juega un importante papel, sobre todo los padres, que deben controlar lo que los hijos ven en TV y el tiempo que dedican a ella. No debemos comer nunca con ella encendida, pues bloquea cualquier intención de diálogo. Deberemos comentar con los hijos los programas que ven o verlos con ellos, criticando o debatiendo sobre aquellos temas que surjan.
Para los más pequeños debemos elegir películas y programas adecuados para ellos, que sean educativos, con mensajes positivos y no violentos ni sexistas.
Lo mejor es dedicar más tiempo para estar con los hijos, hablar y jugar con ellos, hacer actividades al aire libre, etc. y no dejar que todas las labores de entretenimiento de los niños las realice una simple televisión.