Vonsejos para no resfriarse este otoño

Goteo nasal, tos, picor de ojos y a veces incluso fiebre: todos estos síntomas convergen hacia una conclusión, ¡el resfriado está aquí! Por término medio, nos contagiamos de este virus entre 2 y 3 veces al año en la edad adulta, y con mayor frecuencia en la edad infantil. Sin embargo, todos tenemos un amigo que casi nunca se pone enfermo. ¿Cuál es su secreto? ¿Cómo se puede prevenir el resfriado común? Te explicamos todo sobre los resfriados. Estos son los buenos hábitos que debes adoptar para evitar los resfriados.

El sueño de todo el mundo es no volver a coger un resfriado. Con la llegada oficial del otoño, el 22 de septiembre, conviene recordar que ciertos hábitos son esenciales para evitar la transmisión viral. Lavarse la nariz, lavarse las manos con regularidad, llevar una máscara protectora... Hay muchas maneras de prevenir el desarrollo de un resfriado. He aquí algunos consejos.

¿Cómo saber si estás resfriado? Los síntomas que no engañan

El resfriado común es el nombre genérico de una infección vírica leve, es decir, la causada por un virus que altera las vías respiratorias (especialmente las superiores). El término médico correcto para el resfriado común es rinofaringitis.

Los síntomas de un resfriado común se caracterizan en primer lugar por la congestión nasal: la nariz gotea o está tapada. A menudo, la necesidad de sonarse la nariz se asocia a los estornudos. También puede producirse un dolor de garganta, en el que se siente que la garganta está ronca.

A veces, otros signos se suman al diagnóstico, son los dolores de cabeza y la fatiga, y en general, si hay fiebre, ésta no debe superar los 38,5°. Los niños, cuyo organismo reacciona más fuertemente, pueden experimentar una fiebre más fuerte.

¿Cómo se transmiten los resfriados?

Como se ha mencionado anteriormente, el resfriado común es un virus y, por tanto, es contagioso. Esto significa que esta infección viral se transmite fácilmente, como la gripe.

En primer lugar, se transmite a través de la saliva: por tanto, hay que evitar llevarse las manos a la boca. Una verdadera preocupación para los niños pequeños y los bebés.

También se transmite a través de las secreciones nasales, sobre todo si se dejan pañuelos usados por ahí, o si se limpia la nariz en caso de secreción nasal incesante, sin lavarse sistemáticamente las manos después.

Por último, la tos y los estornudos favorecen la transmisión por vía aérea, al enviar micropartículas víricas al aire. De ahí la importancia de protegerse la boca al toser o estornudar.

Evita los espacios reducidos

Es importante evitar los espacios cerrados y favorecer los lugares al aire libre. Del mismo modo, el uso de una mascarilla, que se ha generalizado en la lucha contra la epidemia de Covid-19, es una herramienta eficaz para protegerse de las diminutas partículas esparcidas en el aire por una persona contaminada. Así, mantener la distancia y llevar una máscara, por ejemplo, te ofrecen una protección óptima.

También se recomienda no tocarse la cara, ya que las manos son un vector principal de transmisión de bacterias, y lavarse las manos con regularidad, especialmente después de sonarse la nariz. 

Lávate las manos y la nariz regularmente

Puede parecer algo básico, incluso infantil, pero este gesto higiénico es de suma importancia cuando hace frío. ¿Por qué es tan importante? Porque los resfriados y la gripe son más comunes en invierno, y el contagio aumenta. La atención a los más pequeños es especialmente importante: los niños se resfrían más a menudo que los adultos por no prestar atención al contacto. Por ello, es aconsejable lavarse las manos muy a menudo para limitar la circulación de los virus.

Si se presentan los primeros síntomas, como el goteo nasal o la fatiga severa, comienza con un enema nasal, una práctica preventiva que es particularmente eficaz. Estos enemas eliminan el exceso de mucosidad de la cavidad nasal y eliminan las bacterias. Hay muchos sprays asequibles disponibles en las farmacias que pueden ayudar a eliminar la enfermedad antes de que se instale.

Tés antifrío

El tomillo en infusión es conocido por sus propiedades antisépticas, mientras que al llantén se le atribuye un efecto antiinflamatorio, especialmente en las vías respiratorias. Los naturópatas también adoran las infusiones a base de equinácea.

Lleva una dieta saludable

Al adoptar una dieta equilibrada, darás prioridad a las frutas y verduras ricas en antioxidantes, caquis, granada, bayas y frutos rojos, kiwi, almendras, brócoli, remolacha, etc. para ayudar a prevenir los pequeños achaques del invierno. Los antioxidantes refuerzan el sistema inmunitario.

Hidratación

Una buena hidratación no se limita al verano y a las altas temperaturas. También contribuye a la buena salud, y el cuerpo necesita agua durante todo el año. El café y el té (que contienen cafeína y teína) tienen un efecto deshidratante en el organismo. La cerveza tampoco hidrata, en contra de la creencia popular. Bebe agua e infusiones, al menos un litro y medio al día. Piensa también en los caldos y las sopas, que contribuyen al equilibrio hídrico. Del mismo modo, cuando se está resfriado, una buena ingesta de agua ayudará a fluidificar las secreciones para que se puedan eliminar mejor por la nariz y la boca.

Ventilar la casa

Abrir las ventanas no sólo sirve para eliminar los malos olores. Sobre todo, ayuda a renovar el aire de la habitación. Algunos recomiendan incluso ventilar durante 10 minutos dos veces al día. Si estás resfriado, esto te ayudará a eliminar los gérmenes del aire. Piensa en esto también en la habitación de un enfermo de gripe postrado en la cama.

Descansa

Una persona que no duerma lo suficiente debilitará su sistema inmunitario y, por tanto, será más propensa a contraer una enfermedad vírica como la gripe o el resfriado común. Así que para limitar el riesgo de transmisión, ¡duerme bien y lo suficiente!

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