Leucemia mieloide crónica
La leucemia mieloide crónica (LMC) es un tipo de cáncer que afecta los glóbulos blancos y tiende a progresar lentamente durante muchos años.
Puede ocurrir a cualquier edad, pero es más común en adultos mayores que tienen entre 60 y 65 años de edad.
En la LMC, el material esponjoso que se encuentra dentro de algunos huesos (médula ósea) produce demasiadas células mieloides: glóbulos blancos inmaduros que no están completamente desarrollados y no funcionan correctamente.
La LMC es diferente a otros tipos de leucemia, como la leucemia linfocítica crónica, la leucemia mieloide aguda y la leucemia linfoblástica aguda.
Síntomas de LMC
Por lo general, la LMC no presenta ningún síntoma en sus etapas iniciales y solo puede detectarse durante las pruebas realizadas por otro motivo.
A medida que se desarrolla la afección, los síntomas pueden incluir:
- Cansancio.
- Pérdida de peso.
- Sudores nocturnos.
- Hinchazón en el lado izquierdo de su barriga.
- Sentirse lleno aun comiendo muy poco.
- Piel pálida y falta de aliento.
- Temperatura alta (fiebre).
- Moretones y sangrado fácilmente.
- Infecciones frecuentes.
- Dolor de huesos.
Cuándo obtener asesoramiento médico
Consulte a su médico de cabecera si tiene algún síntoma persistente que le preocupa.
Los síntomas mencionados anteriormente pueden tener muchas causas diferentes, por lo que es poco probable que tenga LMC, pero es una buena idea revisarlos.
Su médico de cabecera puede organizar un análisis de sangre para detectar posibles causas de sus síntomas. Si esto detecta un problema, es posible que lo remitan a un especialista del hospital para que le realicen más pruebas.
Tratamientos para la LMC
El tratamiento para la LMC generalmente se inicia de inmediato para ayudar a frenar su progresión y mantenerlo bajo control.
Los principales tratamientos para la son medicamentos llamados inhibidores de la tirosina quinasa que detienen el crecimiento y la multiplicación de las células cancerosas. Pueden ayudar a mantener la LMC bajo control si se toman de por vida.
Se realizarán análisis de sangre regulares para verificar que el medicamento esté funcionando.
En ocasiones, puede ser posible realizar un trasplante de células madre. Las células madre son células que pasan a formar otros tipos de células. En este caso, se trasplantan células madre de la médula ósea, que pueden producir glóbulos blancos sanos.
Un trasplante de células madre puede potencialmente curar la LMC, aunque es un tratamiento muy intensivo y no es adecuado en muchos casos.
La LMC es una afección grave y potencialmente mortal, pero con la introducción de nuevos inhibidores de la tirosina quinasa, el pronóstico es mucho mejor ahora de lo que solía ser.
Se estima que alrededor del 85-95% de las personas ahora vivirán al menos cinco años después de su diagnóstico, y que muchas personas probablemente vivirán mucho más tiempo que esto.
Se piensa que la esperanza de vida puede no verse afectada en absoluto en algunos casos, siempre y cuando el tratamiento continúe.
Causas de la LMC
La LMC es causada por un cambio genético (mutación) en las células madre producidas por la médula ósea.
La mutación hace que las células madre produzcan demasiados glóbulos blancos subdesarrollados. También conduce a una reducción en el número de otras células sanguíneas, como los glóbulos rojos.
El cambio involucra haces de ADN llamados cromosomas. Dentro de cada célula madre, una sección de ADN de un cromosoma se intercambia con una sección de otra. Este cambio se conoce como el "cromosoma Filadelfia".
No se sabe qué causa esto, pero no es algo con lo que nace y no se lo puede transmitir a sus hijos.
Grupos de apoyo y asociaciones.
Vivir con una afección grave a largo plazo, como la LMC, puede ser muy difícil.
Es posible que le resulte útil averiguar todo lo que pueda sobre la condición y hablar con otras personas afectadas por ella.
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