El hipotiroidismo se caracteriza por el descenso de la actividad de la glándula tiroides.
Los síntomas que produce son aumento de peso, debilidad, sequedad de la piel, estreñimiento, artritis, lentitud en los procesos metabólicos y aumento de tamaño de la glándula tiroides, conocido también con el nombre de bocio.
El yodo forma parte de las hormonas segregadas por el tiroides que regulan el ritmo con el que se quema u oxidan los nutrientes energéticos en las células, por ello es muy importante que, mantengamos un aporte adecuado para su utilización en este proceso, la dosis recomendada es de 150 microgramos para los jóvenes y adultos y 200 microgramos para las embarazadas y madres en periodo de lactancia.
Alimentos ricos en yodo:
Los alimentos de origen animal, el pescado y los mariscos en general nos aportan entre 150 y 350 microgramos por cada 100 gramos.
Las algas marinas tienen un contenido en yodo similar al del pescado y las hortalizas como el berro, además de contener yodo, tienen una acción tonificante de la glándula tiroidea. El contenido de yodo en las verduras depende de la riqueza de este mineral en el suelo en donde se ha cultivado.
El nabo y otras plantas crucíferas como la col, coliflor, brécol, col de Bruselas, lombarda, etc. contienen sustancias como la goitrina que impiden la absorción de yodo, frenando el funcionamiento de la glándulas tiroides. Se tiene que evitar su consumo en caso de hipotiroidismo. Este efecto se produce cuando se toman crudas; si están cocinadas no se da ese efecto.
Fuente: Colegio Oficial de Farmaceúticos de Alicante