El asma es muy frecuente en los niños. Un diagnóstico precoz permite evitar un empeoramiento de la enfermedad y la persistencia de los síntomas. Las armas: un tratamiento adaptado y algunas modificaciones que le permitirán vivir con normalidad.
¿Qué es el asma?
El asma es una enfermedad crónica que se caracteriza por una inflamación de los bronquios. La mayoría de las veces se manifiesta con ataques durante los cuales la respiración se vuelve difícil.
Para entender qué es el asma, recordemos lo que ocurre cuando se respira. Al inspirar, el aire entra en los bronquios (tráquea y bronquios) hacia los pulmones. Los vasos sanguíneos de los pulmones permiten que el oxígeno pase del aire al torrente sanguíneo para su distribución por todo el cuerpo.
En un niño sin asma, los bronquios están lo suficientemente abiertos como para permitir una respiración sin esfuerzo. Sin embargo, en un niño con asma, la inflamación permanente de los bronquios y la contracción de los músculos reducen el diámetro de los bronquios. Esto dificulta el paso del aire.
Los síntomas principales son la tos, la disnea o falta de aire, los “pitos” en la inspiración y la opresión torácica. El cuadro clínico puede variar en gravedad desde síntomas leves e intermitentes a cuadros muy severos y casi continuos.
Los diferentes episodios de agravamiento se asocian a una variable obstrucción de las vías respiratorias, que es reversible tanto de forma espontánea como con tratamiento. Los factores desencadenantes más frecuentes son: virus, alergenos, ejercicio físico, procesos emocionales, irritantes químicos, fármacos…
Alergenos: La alergia está relacionada con la aparición del asma en el 25 a 35% de los casos y suele tener carácter estacional (más en primavera y otoño).
Ejercicio: El ejercicio es uno de los desencadenantes más frecuentes del asma. La mayoría de los pacientes tienen clínica provocada por otros agentes diferentes al ejercicio. El ambiente frío y seco facilita la aparición de las crisis.
Contaminantes ambientales: Estas situaciones suelen producirse en áreas urbanas muy pobladas o industrializadas.
Infecciones: Uno de los estímulos más frecuentes de agravamiento de las crisis son las infecciones respiratorias, fundamentalmente las víricas como las provocadas por el Virus Respiratorio Sincitial, el Rinovirus, el de la gripe…
Fármacos: Un número importante de fármacos suelen provocar crisis asmáticas importantes. Los más frecuentes son la aspirina y los antiinflamatorios no esteroideos.
Asma y ejercicio
El asma inducida por el esfuerzo (AIE) afecta a un número importante de personas. Diferentes estudios han demostrado que entre un 6% y un 13% de la población la padece. En los Juegos Olímpicos de Montreal de 1976 el equipo de Australia tenía una prevalencia del 9,7%. En Seúl (1988) EE.UU. tenía un 7,8% de asmáticos y en 1996 en las Olimpiadas de Atlanta este mismo equipo un 15%. De acuerdo con los datos de Anderson existiría una escala de ejercicios que producen asma en mayor (++++) o menor (-) intensidad:
++++ Carrera al aire libre
+++ Carrera en tapiz rodante en interior
++ Bicicleta
+ Caminar
- Natación, Piragüismo
En términos generales el aumento de la intensidad de un ejercicio provoca un aumento lineal en la aparición de broncoespasmo inducido por ejercicio. El calentamiento previo progresivo mejora la realización del ejercicio posterior.
¿Cómo evitar los factores desencadenantes del asma?
Pólenes
- Evitar salir al campo, hacer ejercicio al aire libre y salir en bicicleta en época de polinización.
- Viajar con las ventanillas del coche cerradas utilizando filtros antipolen en el aire acondicionado.
- Usar gafas de sol con protección lateral para evitar contacto del polen con los ojos.
- Ventilar la vivienda unos 15 minutos cada día, preferiblemente por la mañana y después cerrar ventanas y puertas, en especial las del dormitorio.
⇒ Alergia al polen – Síntomas, causas, tratamiento
Ácaros del polvo
- Reducir la humedad ambiental.
- Eliminar moquetas, alfombras, tapicerías, peluches, libros, pósters, cortinas, etc.
- Tener muebles fácilmente lavables con un paño humedecido en agua y evitar el exceso de objetos decorativos.
- Cambiar la ropa de la cama dos veces por semana lavándola a temperatura de 60 grados.
- Usar fundas antiácaros para el colchón y la almohada.
- Evitar mantas, mejor usar edredón tipo nórdico acrílico.
- No utilizar escoba, mejor aspirador controlando la limpieza de los filtros.
- Ventilar cada día la vivienda.
- Usar acaricidas (sustancias físico-químicas que matan los ácaros) en colchones y sofás.
Hongos
- Evitar pasear por bosques húmedos en otoño e invierno tras la caída de la hoja.
- Reducir la humedad sobre todo en la habitación, cocina y baño.
- Incrementar la ventilación en estancias oscuras y húmedas de la casa.
- Evitar manchas de humedad en paredes y ventanas, utilizar pinturas anti-moho.
- Limpieza meticulosa de los filtros del aire acondicionado y deshumidificadores.
- No visitar graneros, bodegas o sótanos.
Animales
- Sacar el animal de la vivienda
- Realizar posteriormente una limpieza exhaustiva, pero recordando que a pesar de ello el alergeno se mantendrá casi 6 meses hasta que desaparezca del todo.
- Si esto no es posible, evitar que el animal entre en el dormitorio, lavarlo una vez por semana, a ser posible no por la persona alérgica y utilizar un producto que disminuya su carga alergénica.
⇒ Alergias a las Mascotas - Síntomas y Prevención
Para facilitar la eliminación de alérgenos y disminuir la contaminación del ambiente, puedes optar por un Purificador de Aire ya que son Ideales para personas con alergias, con problemas respiratorios, asma, viviendas con niños, con animales o situadas en zonas con mucha contaminación.
Ejercicio
Normas básicas para hacer ejercicio:
- Tomar la medicación antes de la actividad física.
- Realizar un calentamiento prolongado y progresivo.
- Procurar que el ejercicio sea a intervalos.
- No realizar ejercicios máximos en intensidad.
- Si es posible, son más beneficiosos los deportes en ambientes calidos y húmedos.
- Cuando sea posible procurar respirar por la nariz.
- Llevar siempre la medicación broncodilatadora en la bolsa de deporte.
- No cometer imprudencias estando solo o en situaciones de riesgo, como montañismo, escalada, ciclismo, rafting…
Es necesario evitar…
- Realizar una actividad física intensa cuando el asma no está controlada.
- Hacer un ejercicio intenso si se tiene una infección respiratoria.
- Hacer un ejercicio intenso si se notan pitos o se tiene tos importante.
- Siempre que sea posible los ambientes fríos y secos, así como los contaminados o con humo.
- Hacer ejercicios muy intensos o de mucha duración, sobre todo mientras no haya alcanzado una condición física aceptable y no se conozcan los límites personales del ejercicio.
Cómo actuar ante una crisis de asma durante el ejercicio
El ataque asmático se produce típicamente a los 5-10 minutos del ejercicio intenso (a veces antes). En algunas ocasiones aparece a los 5–10 minutos de finalizar el ejercicio.
Los síntomas pueden incluir fatiga, disnea, dolor o sensación de quemazón en el pecho, molestias de garganta, pitos, tos, dolor de cabeza, calambres musculares y, en niños, incluso dolor de estómago.
Algunas personas son capaces de seguir realizando esfuerzo durante estos episodios, pero otros deben detener totalmente su actividad.
En aquellos que desarrollan un episodio asmático leve al acabar el ejercicio, a veces, creen que es una consecuencia del esfuerzo y pasan por alto los síntomas.
En la mayoría de los casos, el asma inducido por el ejercicio remite espontáneamente en minutos, pero algunos episodios son lo suficientemente severos y prolongados para requerir atención médica.
¿Qué hacer en una situación de urgencia?
- Parar el ejercicio.
- Actuar con calma. Si se han realizado las normas básicas no será muy intensa.
- Permitir que se pueda respirar bien. No situarse alrededor del niño que tiene la crisis.
- Administrar la medicación broncodilatadora lo antes posible.
- Iniciar la respiración sibilante (fruncir los labios como si se fuera a silbar). Esto permite que el aire salga de los pulmones y evita la hiperventilación y la insuflación del tórax.
- Darle agua para hidratar, siempre que esté consciente y en pequeños tragos. El agua no calma la crisis pero ayuda.
- Cuando se solucione la crisis puede incorporarse al ejercicio, si no está muy cansado, pero disminuyendo la intensidad de la actividad.
- Si no se recupera darle otra dosis del broncodilatador y esperar 5 minutos. Si no mejora consultar al médico o ir a un centro asistencial Además, reconocer los signos de peligro o severidad de una crisis es de gran importancia, pues ello nos alertará sobre la necesidad de tomar medidas terapéuticas urgentes.
Los signos que muestran gravedad son:
- Cianosis (uñas o labios grises o azules).
- Dificultad para respirar, andar o hablar.
- Retracciones musculares en cuello, pecho o costillas.
- Fracaso de los medicamentos para controlar los síntomas.
Si aparece alguno de estos signos o síntomas avisar inmediatamente a los servicios de urgencia o evacuar el niño al centro asistencial más cercano.
Fuente: LaRiojaSalud
También te puede interesar leer:
- Técnicas de inhalación en el tratamiento del asma
- Tos ferina infantil - Síntomas, tratamiento, complicaciones
- Temperatura del bebé ¿Cuándo es normal y cuándo es fiebre?
- Bronquiolitis - Síntomas, causas y prevención
- Alergias en bebés y niños - Reacciones a la comida
- Calendario Común de Vacunación Infantil
- Resfriados y Gripe en Bebés y Niños
***El contenido de este sitio web es solo para fines informativos, es de carácter general y no está destinado a diagnosticar, tratar, curar o prevenir ninguna enfermedad, y no constituye asesoramiento profesional. La información en este sitio web no debe considerarse completa y no cubre todas las enfermedades, dolencias, condiciones físicas o su tratamiento. Debe consultar con su médico antes de comenzar cualquier programa de ejercicios, pérdida de peso o atención médica y / o cualquiera de los tratamientos de belleza.