Antes que te conociera,
caminaba a la deriva
sin que nada consiguiera
animarme en esta vida.
Al descubrir mis flaquezas
ví temblar el optimismo
creyendo que con certeza
iba derecho al abismo.
Solo al saber tus noticias
de amor incondicional,
intuía las primicias
de lo que puedo esperar:
el valor del ser humano,
por obra y gracia de Dios,
queda siempre demostrado
por como nos redimió.
José García Velázquez.
Segovia, 7 de noviembre de 2008