Cada año, miles de mujeres dan a luz a sus bebés y, para la mayoría de ellas, el parto se desarrolla sin complicaciones. Sin embargo, estos partos suelen estar muy medicalizados a pesar de que las mujeres desean cada vez más un tratamiento más respetuoso con la fisiología del parto.
Cesáreas y episiotomías injustificadas, falta de empatía... las palabras de las mujeres que han vivido un parto traumático se liberan. La violencia obstétrica existe, y aunque no se trata de estigmatizar a los ginecólogos, es importante concienciar y hacer que las mujeres se sientan menos culpables.
Es imposible haber escapado a la agitación que se ha apoderado de la obstetricia en los últimos tiempos. Profesionales, asociaciones y desconocidos testifican. La palabra se libera. El debate es intenso. Si bien es cierto que la violencia obstétrica es una realidad, se necesita una definición clara. Y este es, sin duda, el punto de partida que provoca divergencias y no permite comprender la totalidad de lo que está en juego en esta lucha.
¿Qué es la violencia obstétrica?
Es uno de los últimos tabúes de nuestra sociedad. Y no existe una definición precisa de lo que es la violencia obstétrica. No hay ni una palabra al respecto en la ley. Pero se puede definir como: cualquier conducta, acto, omisión o abstención cometida por el personal sanitario, que no esté médicamente justificada y/o que se realice sin el consentimiento libre e informado de la mujer embarazada o parturienta.
No se trata sólo de actos físicos, de acciones. La violencia pasa por otros cauces: la actitud del personal, la falta de respeto, comportamientos, comentarios que no respetan la dignidad, el pudor y la intimidad de la mujer... También pasa por esos ginecólogos que se "olvidan" de avisar e informar de lo que van a hacer.
Los actos pueden calificarse de "programados", es decir, los que forman parte de una política institucional, y los actos "espontáneos", relativos al comportamiento de los sanitarios.
Que hayas tenido bonitos partos no significa (¡desgraciadamente!) que no te pueda pasar. Pero entonces, ¿cómo puedes reaccionar si estás de parto y eres objeto de semejante violencia?
Lo primero y más obvio es decir "basta". Lo segundo es trabajar a contracorriente: El 90% de las mujeres no saben con quién van a dar a luz; tener confianza en sí mismas y ser plenamente conscientes. El personal médico debe proponer, no obligar. Además, tienes derecho a pedir otro ginecólogo u otra matrona. En el caso del parto, nunca olvides que es tu cuerpo, tu parto.
Favorecer la relación humana
La reorganización de los servicios obstétricos, el desarrollo de centros de parto, el establecimiento de un diálogo entre la paciente y su médico, e incluso con el equipo sanitario, son probablemente elementos para una atención más satisfactoria para las mujeres.
Los protocolos actuales garantizan la seguridad física de los pacientes. Son un gran paso adelante, pero no son suficientes para proporcionar a las mujeres unas buenas condiciones de parto. Sobre todo, porque cualquier acto de cuidado, por legítimo que sea, puede ser percibido como violencia si no se entiende su significado.
Se debe encontrar el equilibrio adecuado entre la técnica y el humanismo, entre la seguridad y la comodidad, entre los cuidados potencialmente insuficientes y el riesgo de la excesiva medicalización.
Para que el parto, ese momento especialmente intenso en la vida de las mujeres -y de las parejas- siga siendo, en la medida de lo posible, un acontecimiento feliz.
En cualquier caso, no olvidemos nunca que la violencia obstétrica no afecta a la mayoría de los partos, ¡y afortunadamente! Hay profesionales especialmente atentos, cuidadosos y competentes. Sin embargo, el tema nos concierne a todos.
¿Cuáles pueden ser las consecuencias de la violencia obstétrica o verbal sufrida durante el parto?
Se da a las mujeres una imagen devaluada de sí mismas, cuando gran parte del problema radica en la forma en que han sido atendidas.
El trastorno de estrés postraumático es una consecuencia validada científicamente. Viene de una época en la que la mujer creía que iba a morir, que vivía el parto como una tortura. Otras se ven afectadas por la depresión posparto. Es interesante ver que, en los estudios realizados sobre el tema, hay interés en lo que la madre tendría como predisposición, lo que podría haber experimentado en el pasado, como si la explicación estuviera dentro de ella. Pero nos damos cuenta, a través de sus testimonios, de que hay dos factores que aparecen con mucha frecuencia: un parto que salió mal y un sentimiento de soledad. La idea de que este trastorno está causado por el parto y, por tanto, por la actuación de los médicos, es algo que todavía no se acepta.
Los estudios demuestran que entre el 50 y el 80% de las madres jóvenes experimentan la tristeza del bebé (baby blues). Una vez más, no hay ninguna explicación científica. No sabemos cómo explicarlo, así que le echamos la culpa a las hormonas. La excusa falsa. De hecho, podemos ver que hay una variación hormonal en ese momento, pero las mujeres simplemente vuelven al nivel hormonal que tenían antes de su embarazo. Es casi intrínseco considerar que una mujer está deprimida después de dar a luz.
Cuando se observan los testimonios de mujeres que han tenido un parto respetado, que se han sentido en control de su cuerpo y lo han pasado extraordinariamente bien, también se ve que estas mujeres han tenido muy poca tristeza por el bebé.
Información fiable, clara y previa
La calidad del diálogo entre las mujeres y los profesionales de la salud es primordial. Debe permitir a los primeros formular sus expectativas y a los segundos responder adecuadamente a ellas. La información que debe darse a las mujeres y a las parejas: debe ser clara y justa, referirse a las diferentes etapas del parto y a todas las intervenciones médicas posibles o necesarias durante el trabajo de parto y el parto. Las mujeres embarazadas deben poder dar su consentimiento libre e informado para cada acto médico.
Limitación de las intervenciones técnicas
Mientras los riesgos obstétricos -reevaluados continuamente- sigan siendo bajos, se recomienda limitar las intervenciones técnicas y farmacológicas al mínimo necesario, respetando la elección de la mujer: vigilancia continua del ritmo cardíaco, gestión del dolor mediante intervenciones no farmacológicas o mediante analgesia loco-regional (analgesia epidural, analgesia espinal, combinada peri-raquítica).
Favorecer el apoyo personalizado
Los profesionales deben adaptar las prácticas en función de las peticiones de las madres, apoyar a la mujer en su elección no farmacológica del tratamiento del dolor o dejarla crecer de la forma que considere más eficaz, etc.
Se recomienda que se favorezca el contacto piel con piel entre la madre y el niño siempre que la salud de éste lo permita.
*** El contenido de este sitio web es solo para fines informativos, es de carácter general y no está destinado a diagnosticar, tratar, curar o prevenir ninguna enfermedad, y no constituye asesoramiento profesional. La información en este sitio web no debe considerarse completa y no cubre todas las enfermedades, dolencias, condiciones físicas o su tratamiento. Debe consultar con su médico antes de comenzar cualquier programa de ejercicios, pérdida de peso o atención médica y / o cualquiera de los tratamientos de belleza.
🔆 También te puede interesar leer:
- ¿Qué es y cómo se desarrolla el parto natural?
- Parto Natural vs. Epidural: Lo que debes saber
- Alimentos que se deben evitar cuando se está Embarazada
- ¿Es peligroso teñirse el pelo durante el embarazo?
- Belleza en el embarazo, riesgos que debes evitar
- Manicura y pedicura durante el embarazo: ¿Es seguro?
- Remedios naturales para la piel seca durante el embarazo
- Piel radiante durante el embarazo: Por qué sucede
- Cambios y Picores en la Piel durante el Embarazo
***El contenido de este sitio web es solo para fines informativos, es de carácter general y no está destinado a diagnosticar, tratar, curar o prevenir ninguna enfermedad, y no constituye asesoramiento profesional. La información en este sitio web no debe considerarse completa y no cubre todas las enfermedades, dolencias, condiciones físicas o su tratamiento. Debe consultar con su médico antes de comenzar cualquier programa de ejercicios, pérdida de peso o atención médica y / o cualquiera de los tratamientos de belleza.