La blefaritis consiste en una inflamación de los folículos de las pestañas, a lo largo del borde del párpado.
Además puede cursar con picor, enrojecimiento, quemazón, irritación y costras blancas en las pestañas. No es una enfermedad grave pero ha de ser tratada de manera temprana por el pediatra.
Se trata de una enfermedad crónica, y aunque curada, puede volver a aparecer.
No debemos asustarnos ya que es una dolencia bastante habitual en niños pues juegan con objetos sucios o contaminados de bacterias. Los niños chupan dichos objetos, los restriegan por la cara. Con un correcto tratamiento no dejará huellas.
Causas de la blefaritis:
Su origen puede ser bacteriano, por una dermatitis seborreica, o por ambos factores en conjunto.
Otras causas menos comunes son las alergias o los piojos en las pestañas.
La afección se origina porque hay un exceso de producción de aceite en las gándulas del párpado. Esto aumenta el riesgo de aparición de bacterias, lo cual puede derivar en infecciones.
Lo que en un principio puede ser una ligera hinchazón o enrojecimiento, con el paso del tiempo puede acabar en orzuelos o demás afecciones oculares.
Tratamiento de la blefaritis:
Unas estrictas medidas de higiene son indispensables para mejorar los síntomas. Dos veces al día, por la mañana y por la noche limpiar la zona a tratar con agua hervida con sal. Para ello utilizaremos dos algodones, distintos para cada ojo y limpiaremos desde la parte interior hacia fuera. También se puede lavar con agua y jabón apto para bebés que no irrite los ojos, después aclarar con abundante agua.
Si estas medidas higiénicas no fueran suficientes, el pediatra recomendará el uso de un colirio o pomada antibiótica.
Una vez tratado y curado el brote es necesario continuar con una higiene extrema diaria. Esto facilitará la eliminación del exceso de grasa generado en los párpados y ayudará a que la enfermedad no se vuelva repetitiva.