El agua y los zumos de frutas no se deben dar a los bebés durante los primeros seis meses de vida a menos que lo recomiende el pediatra. La leche materna suele cubrir todas las necesidades nutricionales de los lactantes hasta que empiezan a comer alimentos sólidos.
Atenta a las señales que pueden indicar que tu bebé está listo para comer alimentos sólidos, como que la tendencia natural a expulsar con la lengua los sólidos que les introducen en la boca empiece a desaparecer, que controla bien los movimientos de la cabeza o que empieza a tratar de coger lo que están comiendo otras personas. Empieza con las papillas de cereales para bebés (las que llevan arroz suelen ser las mejores para comenzar) y dáselas con cuchara, antes de introducir los purés de frutas y verduras. Pero no añadas cereales al biberón a menos que te lo indique el pediatra. Esta práctica puede provocar sobrepeso en algunos bebés y a los lactantes de menos edad puede resultarles difícil tragar la mezcla de leche y cereales.
Los zumos de frutas tampoco se deben dar a bebés menores de seis meses. Incluso cuando tu bebé sea mayor, no le des más de 110 - 180 ml diarios de zumo al día y ofrécelo siempre en taza o vaso, en vez de en biberón. Una excesiva cantidad de zumo, aparte de que puede provocar una sensación de saciedad en el bebé (quitándole el apetito para ingerir otros alimentos más nutritivos), favorece la obesidad, provoca diarrea y aumenta el riesgo de caries cuando empiezan a despuntar los dientes de leche.