Esta etapa está marcada por la incorporación del niño o niña al colegio. La adaptación deberá hacerse poco a poco para que la separación del entorno familiar y la sobrecarga de estímulos no sea muy intensa.
El lenguaje del niño o niña está muy desarrollado, es capaz de construir oraciones completas.
Se entretiene con juegos sedentarios durante mayores periodos de tiempo.
Puede correr, aumentar y disminuir la velocidad y domina las frenadas bruscas. Pedalea un triciclo.
Entiende conceptos como arriba, abajo, dentro y fuera.
Escucha para aprender.
Come sólo y cada vez muestra más habilidades con los cubiertos y utensilios de la mesa.
Controla los esfínteres por la noche.
Expresa sus sentimientos, tiene estallidos emocionales. Habla consigo mismo, es una manera de practicar el lenguaje. También habla a objetos inanimados.
En este periodo es recomendable
- Involucrarlos en tareas domésticas: ayudar a poner y recoger la mesa, ordenar su armario y sus juguetes, etc.
- Hacer que ejercite su memoria, preguntando algo que hizo ayer.
- Escoger libros con dibujos e invitarle a describir las imágenes.
- Pronunciar las palabras de forma correcta.
- No anticipar la respuesta cuando pregunte algo.
- Las preguntas del niño o niña no siempre requieren respuesta. No se deben perder los nervios ante una sucesión de preguntas. Responder con paciencia. Las preguntas nacen de la exigencia concreta de adquirir nuevos conocimientos y vocabulario.