Es normal que los bebés sobre los dos meses se metan los dedos y la mano en la boca, es una de sus formas de explorar y descubrir a través del sentido del gusto.
El hábito de chuparse el dedo en sí (mantener el dedo en la boca y chuparlo largos ratos), no aparece antes de los seis meses. Esta costumbre es usada por el niño para entretenerse, tranquilizarse, para dormirse, etc. El dedo favorito para chupar suele ser el pulgar o el dedo índice y corazón juntos. El problema es que a largo plazo este hábito deforma la boca.
¿Qué ocurre si el bebé se chupa el dedo frecuentemente?
- La presión suele empujar el paladar hacia arriba y esto acabará quitándole espacio a las fosas nasales y por lo tanto dificultará la respiración nasal. Lo harán por la boca y esto marcará más el paladar. Además se juntan las encías laterales, alargando y estrechando la boca.
- Chuparse el dedo favorece el síndrome de la lengua plana, que puede derivar en problemas para pronunciar algunas consonantes.
- Favorece la entrada de bacterias. Más posibilidades de tener lombrices.
- Los incisivos superiores se desplazan hacia adelante y si no se corrige repercutirá en el resto de la dentadura.
¿Qué hacer para que deje de chuparse el dedo y cuándo?
Mientras le estén saliendo los dientes es inútil intentar que deje de chuparse el dedo ya que siempre buscará alivio de esta forma. Lo ideal es hacerlo una vez salgan los colmillos o cuando empecemos a ver que al cerrar la boca los dientes de arriba no están alineados con los de abajo.
Además, alrededor de los dos años ya podemos hacerle comprender con una explicación sencilla que es necesario que deje de chuparse el dedo. Llevará un tiempo y es muy probable que cuando deje el hábito del dedo, recurra a otra cosa para dormirse, tranquilizarse, etc. Por ejemplo, tocarse el pelo.
Identifica las causas para encontrar una solución
Si tu hijo se chupa el dedo para dormir, ayúdale a acostarse. Cuéntale un cuento. Puedes ayudar a tu hijo a dormir con su muñeco o peluche favorito en lugar de utilizar su pulgar.
Si tu hijo se chupa el dedo cuando está estresado o ansioso, quizá sólo necesite que le hables un poco. Dale un abrazo y ofrécele el consuelo que necesita para encontrar la paz y superar el miedo que le molesta.
Si, por el contrario, tu hijo se chupa el dedo cuando está aburrido, es el momento de despertar su creatividad y ofrecerle distracciones. Propón un juego, actividades creativas, un paseo, etc.
Esto puede ser lo que tu hijo te está pidiendo inconscientemente cuando se lleva el pulgar a la boca.
Explica las consecuencias de chuparse el dedo
A veces se recurre a remedios caseros o se consulta a un especialista antes de hablar simplemente con el niño. Intenta explicar de forma sencilla por qué chuparse el dedo no es un buen hábito.
Te sorprenderás de lo bien que los niños entienden y actúan con las explicaciones. Explícale que sus dientes pueden torcerse, que ya no es un bebé y que es hora de dejar de chuparse el dedo.
Evita ridiculizarle delante de los demás, gritarle y sobre todo castigarle cuando le veas con el dedo en la boca. Puede dejar de chuparse el dedo delante de ti, pero seguir haciéndolo en secreto.
Lo mejor es darle un refuerzo positivo cada vez que deje de chuparse el dedo por sueño, ansiedad o aburrimiento.
Cubre su pulgar con una venda o esparadrapo
Aprovecha el callo de succión que sale en el dedo, para decirle al niño que como tiene una pupita, le vas a poner una tirita. Y a continuación ponle esparadrapo marrón que le dé vueltas por todo el dedo, que no le esté apretado pero que no pueda retirarlo con facilidad. Debe llevarlo día y noche y se lo puedes cambiar dos o tres veces al día. A las dos semanas, prueba a no ponérselo y si vuelve a llevarse el dedo a la boca, repite una semana más. El gusto y tacto del material del esparadrapo suele ser efectivo para lograr que poco a poco vaya dejando el hábito de chuparse el dedo.
Pide ayuda a un especialista
Si ninguna de las opciones que te hemos dado ha funcionado, probablemente debas buscar la ayuda de un especialista. Un ortodoncista puede diseñar un dispositivo que impida al niño meterse los dedos en la boca.
Pero si la frecuencia y la intensidad del hábito son desproporcionadas e incontrolables, también puedes consultar a un psicólogo infantil.
El hábito puede estar ocultando un trastorno más profundo o un problema mucho mayor. Ayuda a tu hijo a dejar de chuparse el dedo con un poco de paciencia.
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