Para limpiar los oídos de tu bebé, hay que ir con cuidado. Los gestos adecuados, las herramientas que hay que utilizar o evitar, la frecuencia... Te guiamos paso a paso.
En el momento del aseo, puedes limpiar los oídos del bebé. Pero hay que ir con cuidado, y no arriesgarse para no dañar su tímpano o su canal auditivo.
¿Qué es el cerumen?
Cuando ves cera en los oídos, es posible que quieras eliminarla. Su aspecto no es muy estético, y puede hacer pensar que es suciedad, ¡pero es todo lo contrario! No contiene bacterias y, por el contrario, servirá de barrera para proteger los oídos de tu hijo (y los tuyos) de infecciones y microbios. Por ejemplo, para evitar que tu bebé contraiga una infección de oído, no debes limpiarle a fondo los oídos, sino destaparle y limpiarle la nariz. No hay que intentar eliminar el cerumen a toda costa y sólo, si es necesario, retirar el exceso.
¿Cómo limpiar los oídos del bebé de forma segura?
A la hora de limpiar los oídos de tu pequeño, lo primero que hay que pensar es en su seguridad. No es aconsejable utilizar un bastoncillo de algodón, y menos aún un bastoncillo en espiral. Podría empujar el cerumen hacia el interior del canal auditivo y crear un tapón, o ir demasiado lejos, ya que el canal auditivo es más corto que el de los adultos. Así podría llegar al tímpano del bebé y, en el peor de los casos, perforarlo. Mientras limpias sus orejitas, también debes tener cuidado de no hacer movimientos bruscos. Es mejor hacerlo en un momento en el que esté tranquilo, y sujetarle la cabeza por un lado.
¿Cómo se hace?
En primer lugar, empieza por lavarte las manos. Después de enrollar una gasa, coloca a tu bebé de lado, o ponle la cabeza de lado, recibiendo ayuda si es necesario. A continuación, puedes pasar la gasa suavemente, sin presionar demasiado, por el exterior de la oreja y en la entrada del conducto auditivo, sin hacerla entrar ni llegar al tímpano. Aprovecha este momento para pasarla por detrás de la oreja, para desalojar la pequeña suciedad que pudiera haberse alojado allí. Una vez limpia la primera, repite los mismos pasos en el otro lado, con una gasa limpia.
¿Qué utilizar para limpiar los oídos del bebé?
Como hay que evitar los bastoncillos de algodón, puedes optar por utilizar modelos especialmente diseñados para bebés, es decir, con una punta más grande, para que no puedan introducirse en el canal auditivo. Sin embargo, la mejor herramienta para limpiar los oídos de tu bebé sigue siendo una gasa, enrollada en forma de cono. Puedes usarla en seco o, si hay mucha suciedad difícil de eliminar sin frotar, ponerlas en remojo en una solución salina.
¿Cuándo debo limpiar los oídos de mi hijo?
El momento ideal para limpiar los oídos de tu hijo es justo después de su baño. Estará tranquilo y relajado, y la temperatura y el agua habrán humedecido y ablandado la cera, que será más fácil de quitar sin frotar ni presionar. Todo lo que tienes que hacer es limpiarlo suavemente, y ya está.
¿Con qué frecuencia debo limpiar los oídos de mi bebé?
Puedes limpiar los oídos de tu pequeño una o dos veces por semana como máximo. Esta es la frecuencia adecuada para eliminar la suciedad y al mismo tiempo dejar el tiempo suficiente para que la cera esté presente para protegerlo. Si crees que están demasiado sucios, hay una cantidad inusual de cera o hay un tapón en el oído, consulta a tu pediatra. Puede aconsejarte sobre lo que debes hacer, ya sea recomendándote un producto para limpiarlos mejor o recetándole una solución para eliminar el tapón.
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