La forma más común de dolor infantil musculoesquelético episódico es el dolor de crecimiento.
Los niños con edades de 3 a 12 años generalmente se ven afectados. Al menos entre 1 y 4 de cada 10 niños experimentan estos dolores al menos una vez. Tanto los niños como las niñas se ven afectados y estas molestias tienden a ocurrir por la noche, a veces incluso llegan a despertarlos.
Causas
Aunque se les llama "dolores de crecimiento", no hay evidencia que sugiera que el crecimiento realmente duela. Además, no ocurren durante períodos de rápido crecimiento. La etiología aún se desconoce, sin embargo, se ha sugerido que están relacionados con el síndrome de piernas inquietas además de otras muchas teorías. Muchos niños con dolores de crecimiento tienen pies planos y son muy flexibles. Se sabe que algunos niños también tienen un umbral de dolor más bajo de lo habitual y pueden padecer dolor abdominal y dolores de cabeza.
En un estudio, se descubrió que los niños que experimentan dolores de crecimiento tienen menor fortaleza ósea en comparación con la población no afectada. Como resultado, estos niños pueden experimentar dolor después de actividades como escalar, correr y saltar. Este dolor ocurre debido al uso excesivo de las extremidades y la tensión en el sistema musculoesquelético. Además de las teorías físicas, también se cree que los dolores de crecimiento también pueden estar relacionados con problemas psicológicos en el niño.
Síntomas
El niño experimenta dolor principalmente en las pantorrillas, las espinillas, los muslos y el área detrás de las rodillas, típicamente de forma bilateral (es decir, en ambos lados del cuerpo). El dolor ocurre por la tarde y por la noche, y generalmente desaparece por la mañana. Es predecible, ya que suele ocurrir en días en que el niño tuvo mayor actividad física. Por lo general, dura hasta 30 minutos, pero puede ser menos, como 10 minutos o hasta varias horas con diferentes grados de intensidad. Mientras que los dolores de crecimiento son intermitentes con períodos que son relativamente sin dolor, algunos niños pueden experimentarlos a diario.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico se realiza principalmente sobre la base de los síntomas clínicos típicos, porque no hay pruebas de laboratorio específicas para confirmar que un niño tenga dolores de crecimiento. Sin embargo, existen pruebas de diagnóstico, como escaneos óseos, que son útiles para descartar otras afecciones patológicas. No es necesario hacer esto cuando un niño tiene los hallazgos clínicos típicos observados con estas molestias, pero aquellos que presentan síntomas atípicos requieren más pruebas para identificar posibles patologías subyacentes. Los hallazgos atípicos incluyen dolor unilateral y/o rigidez o dolor en la mañana.
No hay un tratamiento específico para los dolores de crecimiento, por lo tanto, se recomienda a los padres que hagan que sus hijos estén más cómodos masajeando las áreas doloridas o aplicando una almohadilla térmica caliente sobre los músculos adoloridos. Los analgésicos de venta libre como el ibuprofeno pueden ser útiles, pero se debe evitar el uso excesivo. Los niños con pies planos pueden recibir asistencia mediante el uso de plantillas. Es importante recordar a los padres que no se preocupen en exceso, porque los dolores de crecimiento no están vinculados a ninguna enfermedad grave y se resuelven por completo según se va haciendo mayor el niño.