El sentido del olfato del bebé es muy sensible. Desde su nacimiento, distingue entre olores agradables y malos. La nariz le permite reconocer a su madre por su olor corporal. A continuación, te contamos sobre estas increíbles capacidades olfativas.
Desarrollo del sentido del olfato en el útero
El sentido del olfato es el segundo sentido que se desarrolla en el útero. Los receptores de los olores y el área del cerebro que recibe esta información se desarrollan entre la octava y la undécima semana de embarazo. En el útero de la madre, el feto es sometido a una estimulación olfativa a través del líquido amniótico. Los olores también pueden transmitirse a través de partículas que circulan en la sangre. Esto se debe a la proximidad de las células nerviosas sensoriales y los capilares sanguíneos que las irrigan.
Distinción de los diferentes olores en los niños
El naturalista inglés Charles Darwin fue el primer científico en sospechar, en 1877, el papel del olor del pecho en las interacciones entre la madre y el bebé. Informó que a la edad de 32 días la cara de su hijo estaba de cara al pecho de la madre a una distancia de 10 a 30 cm. Según él, esto podría explicarse por la capacidad del bebé para detectar el calor y el olor.
Estas intuiciones han sido confirmadas desde entonces por numerosos experimentos, incluyendo el trabajo de T. Engen y L.P. Lipsitt, especialistas americanos en psicología infantil, sobre las características funcionales del sistema olfativo del recién nacido.
Estos investigadores han demostrado, por ejemplo, que los recién nacidos de dos días de edad podrían responder a los distintos olores mientras duermen, por:
- Respuestas fisiológicas: cambios en la frecuencia respiratoria y en el ritmo cardíaco.
- Respuestas de comportamiento: cambios generales en los movimientos de brazos y piernas.
Y esto, independientemente de la posición de la fuente de olor en relación con la nariz.
Se ha observado que a los recién nacidos de menos de 12 horas de vida se les ha presentado lo siguiente bajo la nariz:
- Estimulaciones "neutras" (agua destilada).
- Olores "agradables" (vainilla, plátano, chocolate, miel...).
- Olores considerados insoportables por los adultos (pescado podrido, huevos podridos...).
El análisis de las fotografías tomadas mostró expresiones faciales de repugnancia y rechazo a los olores desagradables y reacciones de aceptación o satisfacción cuando se trataba de olores agradables.
A diferencia de la mayoría de los adultos, los olores corporales de la transpiración no parecen molestar a los bebés. Como estas pruebas se realizaron antes de cualquier alimentación, la resonancia emocional de los olores parece innata.
¿Algunos olores podrían calmar a mi bebé? El olor de la madre
El recién nacido reconoce a su madre muy pronto por el olor, principalmente de la zona del cuello. El investigador francés Benoist Schaall y el psicofisiólogo infantil Hubert Montagner pidieron a las madres que llevaran un trozo de algodón pegado al cuello durante un día. Este algodón, empapado en grasa y sudor, se presentaba a los niños de dos días de edad. Los niños se calmaron inmediatamente y se durmieron cuando se les presentó el algodón que usaban sus madres. Sin embargo, las muestras de extraños no tenían el mismo efecto.
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