Las experiencias y las relaciones que el bebé tiene en sus primeros años ayudan a dar forma al adulto en el que se convertirán. Crear un ambiente de apoyo y cariño lleno de interacciones cálidas y suaves ayuda al desarrollo del cerebro del bebé y sentará las bases para su desarrollo y aprendizaje.
Desarrollo del cerebro del bebé 🧠
Cuando un niño nace, el cerebro tiene unos 100.000 millones de neuronas y al menos la misma cantidad de células gliales. Las neuronas son las encargadas de transmitir la información nerviosa. Se organizan en redes, cada una con funciones específicas en diferentes áreas del cerebro. Las células gliales, por su parte, permiten que las neuronas funcionen correctamente al proporcionarles alimento y protección.
El cerebro humano tiene 3 partes principales:
- Tronco encefálico y cerebelo: conectan el cerebro con la médula espinal y controlan la respiración, la frecuencia cardíaca, la presión arterial, el equilibrio y los reflejos del cuerpo.
- Sistema límbico: se encuentra en la parte superior del tronco encefálico y cuida muchas funciones diferentes, como las emociones, la sed, el hambre, la memoria, el aprendizaje y los ritmos diarios del cuerpo.
- Córtex cerebral: consiste en un hemisferio izquierdo y otro derecho, y se encuentra en la parte superior del sistema límbico.
La corteza cerebral contiene:
- Lóbulo occipital - para la visión.
- Lóbulo temporal - para la audición, el lenguaje y la interacción social.
- Lóbulo frontal: memoria, autorregulación, planificación y resolución de problemas.
- Lóbulo parietal - para sensaciones corporales como el dolor, la presión, el calor y el frío.
El cerebro del bebé se ha estado desarrollando desde que estaba en el útero. En el primer trimestre, se crean conexiones nerviosas que permiten que el bebé se mueva, mientras que en el segundo trimestre se forman más conexiones nerviosas y tejido cerebral.
En el tercer trimestre, la corteza cerebral comienza a tomar el control del tronco cerebral, preparándolo para el aprendizaje futuro.
Cuando nazca el bebé, podrá oír y reconocer voces, y también podrán ver un poco. Su cerebro continuará creciendo y desarrollándose durante muchos años.
Las relaciones que tengan los bebés con su entorno (amor, apego) y las experiencias estimulantes son vitales para su desarrollo, ya que le brindan oportunidades para comunicarse, moverse y aprender.
Cómo puedes ayudar al desarrollo del cerebro de tu bebé
Al nacer, el sistema nervioso, y en particular el cerebro, del ser humano está claramente menos desarrollado que en otros primates. En cambio, madura durante los primeros años de vida. De hecho, la mayoría de las neuronas aún no están conectadas entre sí cuando el niño nace. Es en respuesta a los estímulos de su entorno que las neuronas se conectarán. Esta conexión entre dos neuronas se llama sinapsis.
Durante este periodo, las sinapsis siguen evolucionando y se crean nuevas redes neuronales. A medida que el niño hace nuevos descubrimientos, se forman conexiones, otras se fortalecen, otras se debilitan y algunas desaparecen. Por lo tanto, la eficacia de las sinapsis está influida por la información que recibe el cerebro. Esta capacidad del cerebro para adaptarse en respuesta a su entorno es esencial para el aprendizaje.
El cerebro del bebé se va desarrollando según va interactuando, observando, experimentando y aprendiendo cosas.
Puedes ayudar al desarrollo cerebral del bebé creando un ambiente estimulante con diferentes tipos de actividades que le ofrezcan la oportunidad de jugar. Es a través del juego que aprenden habilidades importantes como hablar, escuchar, moverse, pensar, resolver problemas y socializar.
Puedes jugar y pasar tiempo con tu bebé:
- Cantando juntos
- Contándole cuentos
- Hablándole de lo que estás haciendo y viendo siempre que puedas.
- Jugando, por ejemplo, esconderse y reaparecer.
- Crear un ambiente cálido y amoroso le ayudará a sentirse seguro y amado, lo que promueve el desarrollo del cerebro. Los momentos cotidianos, como bañarse y comer, son grandes oportunidades para que se conozcan y forjen su relación.
Son estos momentos los que ayudan al cerebro a formar nuevas conexiones, y a su vez lo prepara para la siguiente etapa en su desarrollo.
El cuidado y la atención que se presta a un niño es primordial. No sólo garantiza el bienestar y la supervivencia del niño, sino que también brinda la oportunidad de interactuar con él. Estas interacciones son esenciales para el desarrollo del cerebro. Si tu hijo está en un entorno estimulante, su aprendizaje y desarrollo serán mucho más importantes.
Tu voz, tus entonaciones, tus expresiones y tus gestos tranquilizan a tu hijo y le permiten comprender mejor el mundo que le rodea cada vez que le cambias el pañal, le das un baño, vas a verle para consolarle o le pones en el portabebés para dar un paseo. Esto introduce el lenguaje (verbal y no verbal), que fomenta el desarrollo de un pensamiento más complejo.
Las sensaciones físicas y el contacto, como ser cogido, tocado y llevado en brazos, contribuyen al crecimiento y desarrollo del cerebro del bebé después del nacimiento. Lo mismo ocurre con otras formas de cuidado del niño, como el baño y el cambio de pañales. Todo lo que involucra a los 5 sentidos ayuda a construir los nuevos circuitos neuronales.
En resumen, ¡muchos mimos y atención nunca malcriarán a tu bebé! Este contacto físico no sólo ayuda a tu bebé a sentirse seguro y protegido, sino que también desempeña un papel fundamental en el desarrollo de sus capacidades intelectuales.
Para aprender a gestionar sus emociones, los bebés necesitan la ayuda de sus padres. Esto se debe a que al nacer, las áreas del cerebro más desarrolladas son las que controlan las reacciones e instintos más primitivos. Por lo tanto, los niños pequeños son más fácilmente presa de las emociones fuertes dirigidas por esta área llamada sistema límbico: ataques de ira, ataques de llanto, miedo, ansiedad por separación, etc.
Ante una situación desconocida, los niños pequeños suelen verse invadidos por un flujo emocional que se caracteriza por un estado emocional concreto, como el miedo o la ansiedad, y un impulso para actuar. En esta situación, que provoca una particular activación del cerebro, los niños no saben cómo controlarse. Así que no es una cuestión de rabietas. Más bien se debe a que las áreas que gestionan las emociones, en particular ciertas regiones del sistema límbico y del córtex prefrontal, no están todavía desarrolladas. Por lo tanto, para que un niño aprenda a controlar sus emociones, es muy importante proporcionarle apoyo emocional.
Esto es lo que ocurre cuando los padres consuelan a su bebé que llora. Las investigaciones han demostrado que consolar a un niño crea conexiones neuronales que le ayudarán a adaptarse durante toda la vida.
¿Por qué no hay que dejar llorar a un bebé?
Cuando un bebé llora, sus glándulas suprarrenales liberan cortisol, una hormona también llamada hormona del estrés. Cuando un adulto consuela al bebé, el nivel de cortisol desciende. De lo contrario, los niveles de cortisol se mantienen altos.
Algunas experiencias vitales representan un estrés superable, un estrés que es importante gestionar, pero que es esencial para un desarrollo saludable. Por otro lado, el estrés prolongado e ininterrumpido puede tener efectos tóxicos en el cerebro del niño. En grandes cantidades, el cortisol puede permanecer en el cerebro durante horas, si no días. Entonces puede dañar las estructuras cerebrales. Por lo tanto, el estrés crónico y prolongado es tóxico y a menudo se asocia con el abuso y la negligencia en la primera infancia.
En cambio, cuando un niño es consolado y abrazado, el cerebro produce una hormona tranquilizadora llamada oxitocina. Es esta sensación de bienestar que el niño experimenta con cada contacto con sus padres la que le permitirá desarrollar un vínculo emocional muy fuerte con ellos.
Otras cosas que el bebé necesita incluyen:
- Comida saludable: ayuda al crecimiento celular. Los buenos alimentos son, leche materna (o fórmula) y, una vez que el bebé esté listo para alimentos sólidos, una dieta balanceada de vegetales frescos, frutas, granos, productos lácteos y proteínas (como carne, pollo y huevos).
- Moverse y estar activo: desarrolla las habilidades motrices y les permite explorar su entorno, lo que les ayuda a pensar y aprender.
- Relaciones basadas en el amor e interacciones con otros: aumentar las habilidades de comunicación y la comprensión sobre el mundo que los rodea.
- Dormir: El sueño y el descanso son fundamentales para un buen desarrollo.
Si crees que algo podría estar mal con la visión, el oído, la comunicación, el comportamiento, el movimiento o el crecimiento del bebé, consulta con el pediatra o médico de cabecera.
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