El elemento de la Navidad que más ilusión genera en los niños son los regalos, no lo podemos evitar. Así, muchas veces nos dejamos llevar por su cara de felicidad al abrirlos, y sus infinitas referencias a lo que pedirán en los meses anteriores, y no escatimamos en la compra navideña.
Además, abuelos o tíos añaden más obsequios a la lista, y finalmente nos encontramos con una gran cantidad de nuevos objetos con los que lidiar. A la vez que se piensa en los juguetes como elementos educativos imprescindibles para que los niños desarrollen sus capacidades, debemos tener en cuenta que excederse en el número de regalos resulta perjudicial, porque al final no valorarán ninguno.
Por ello, es conveniente asesorar a nuestro núcleo familiar sobre el número de juguetes y, muy importante, tratar de que nuestros hijos reciban regalos variados. Si todo el mundo le regala una muñeca sólo va a poder jugar a un juego de imaginación, pero si le regalas unas construcciones y unas manualidades desarrollará habilidades diferentes.
En tal caso, si no lo podemos evitar, y al final el niño recibe más regalos de la cuenta, un buen método es abrirlos todos el día de Reyes, pero guardar algunos al cabo de unos días e ir descubriéndolos a lo largo del año, para que les ayude a desarrollar diferentes habilidades.
Atractivo también para los padres
El juego en familia resulta fundamental para la educación y para estrechar los lazos intergeneracionales. Pero para regalar un juguete que involucre a toda la familia, como los juegos de mesa, los puzzles o las manualidades, los padres tendrán que implicarse y jugar con los niños, y no sólo los días posteriores a la entrega del obsequio.
La labor educativa no termina ahí, sino que el resto del año tendremos que hacer un hueco para jugar con él. Para ello, se deben escoger juegos en los que el adulto vea una utilidad o un atractivo, con el objetivo de que le apetezca jugar con él, pero siendo conscientes de que debe de estar a su alcance.
Los juegos de manualidades, los de mesa, videojuegos familiares o incluso un scalextric, pueden resultar entretenidos tanto para los padres como para los niños.
Videojuegos: también, pero no en exclusiva
Pensar en el videojuego, un móvil u otro juguete tecnológico como un regalo navideño sigue causando desconfianza entre algunos progenitores, aunque los niños que han crecido con la tecnología los desean igual que cualquier otro regalo tradicional.
¿Son realmente malos los videojuegos, o es que los padres no se han adaptado a ellos? Podrían ser perjudiciales en el caso de que el adulto no controlase. En cuanto a la incidencia de los videojuegos para la salud del niño, es esencial la postura adoptada y la distancia a la que se encuentre de la imagen.
Lo más eficaz para no errar en la compra será guiarnos por el sistema europeo Pegy, que clasifica los videojuegos por edad basándose en si el contenido es adecuado para nuestros hijos por aparición de violencia, lenguaje utilizado… que encontraremos en un icono situado en la parte inferior izquierda de la parte delantera de la carátula.
Aunque el mínimo estipulado en un videojuego está en tres años, el entorno pedagógico recomienda que no se inicien antes de los 5 ó 6, y siempre acompañados por un adulto hasta los 7, cuando ya se puede dejar solo al niño, pero comprobando que el contenido no es perjudicial.
Lo que sí es cierto, y así se desprende de una investigación realizada por la Universidad de Granada, es que los videojuegos suponen un vehículo pedagógico muy importante para los niños, ayudando a ejercitar diferentes habilidades.
Desarrollan mucho su potencial intelectual, les ayudan a concentrarse, a respetar turnos y a acatar unas normas; son los denominados juegos de reglas. Además, las últimas consolas les otorgan otras virtudes como el deporte o habilidades musicales, y hacen de los videojuegos un importante vehículo para el juego en familia.
En todo caso, resulta esencial combinar este tipo regalos con los juguetes más tradicionales, que permitirán que nuestros hijos desarrollen otras capacidades no impulsadas por los videojuegos, como la imaginación o el movimiento.
Además, es importante que el niño no exceda las 4 horas semanales dedicadas a la videoconsola, y como mucho, una hora al día.
Imaginación, ejercicio y reglas
Debemos diferenciar entre cuatro clases de juguetes. Los juguetes de imaginación: muñecas, cochecitos, figuritas... los de construcciones y manualidades (puzles, rompecabezas, mecanos), los juegos de reglas, entre los que se encuentran los juegos de mesa y los videojuegos.
Y, muy importantes para su salud, los juguetes de ejercicio: aquellos que desarrollan su aparato motor o sus sentidos, elementos de chupar o tocar cuando son pequeños y que requieran movimiento físico cuando son más mayores, como balones o bicicletas. Esta clase de juguetes resultan esenciales para evitar el sedentarismo y problemas como el sobrepeso.
Artículo obtenido en el Blog saludable