¿Por qué no debemos pelear y obligar a los niños a comer?
Para muchos padres las horas de las comidas se convierten en una odisea cada día, y cometen el error de pelear y obligar al niño o niña a comer, creyendo que esa es la única forma de que lo haga.
Los niños no siempre tienen hambre y lo mejor en esos casos es no pelearles y evitar seguir ofreciéndoles comida. Lo más seguro es que desde el momento en que tenga ganas de comer, el mismo te la pida.
Los niños son capaces de decidir la cantidad de comida que necesitan, pero cuando los padres creen que su hijo come muy poco siguen insistiendo para que tomen más cantidad, en todo caso deberían de preocuparse si comiera en exceso, que a la larga puede traer consecuencias, como la obesidad.
Puede ocurrir, por ejemplo, que un niño deje de comer, porque ve que así capta la atención de sus padres. En estos casos se tiene que pensar que hay que prestarle más atención sin ser forzados a ello a través de una conducta de nuestro hijo. Además, no se deben reforzar este tipo de conductas negativas y pocos saludables. Es decir, si tu niño no te come, no debes darle mayor importancia en ese momento, ya que él puede relacionar que no comiendo conseguirá la atención que de otra forma no obtiene.
Por lo general, según va creciendo el bebé, puede dar la impresión de que come menos y peor. Pero hay que tener en cuenta que el ritmo de crecimiento va cambiando y un bebé de 6/9 meses quizás comía más que una vez superado el año. Lo que está claro es que si reduce su ingesta de alimentos, es porque no necesita la misma cantidad que tomaba anteriormente.
En definitiva, si tu hijo o hija come lo que quiere y está sano y activo, está comiendo justo lo que necesita.
Otros motivos por los que no es buena idea pelear con los niños durante sus comidas:
La comida puede convertirse en algo muy desagradable, que relacionarán con peleas. Ponte en situación, no es agradable que nos obliguen a comer continuamente, nos peleen o nos le levanten la voz para que lo hagamos.
También empeorará la relación padres e hijos. Las peleas y tensiones durante las comidas son innecesarias. Ten claro, que si el niño no está enfermo, cuando tenga hambre comerá.
Se favorece la obesidad. Cuando se empieza con la alimentación complementaria, muchos bebés reducen la ingesta de comida, ya que sus genes al recibir una importante cantidad de azúcar de fácil absorción dan por hecho que el bebé no va a pasar hambre y se adaptan correctamente a la nueva alimentación y por eso se reduce la cantidad de comida. Pero luego llegamos los padres y le llevamos la contraria a la genética y obligamos a los niños a comer más y más. Al insistir estamos obligando al cuerpo a que sus genes funcionen de otra manera (por así decirlo) y lo que harán será almacenar el exceso de azúcar y aumentar el número de células grasas, y todo esto inevitablemente, llevará hasta la obesidad.
Es muy importante que en los primeros 24 meses de vida se eliminen o se reduzcan lo más posible, los alimentos con azúcares de fácil absorción. Y sobre todo, se debe respetar la gestión de la cantidad de alimentos que necesita el cuerpo y no forzarlo.