La etapa adolescente está marcada por cambios emocionales, fisiológicos y sociales. Una buena alimentación es esencial debido a que los requerimientos nutricionales son elevados, y es necesario asegurar un buen aporte de energía y nutrientes para evitar carencias que pueden ocasionar trastornos de la salud.
Una alimentación adecuada durante los dos primeros años de vida, puede reducir el riesgo de que las niñas alcancen la edad madura con problemas de peso.
La cantidad de hidratos de carbono y proteínas es similar a la de los adultos sanos. Se recomienda que, al menos, el 50% de la energía total de la dieta proceda de hidratos de carbono y de un 15 a un 20% de las proteínas, procurando que una buena parte sea de origen vegetal.
Las grasas deben representar el 30-35% del total de calorías de la dieta.
En relación a los minerales, los tres más importantes en la adolescencia son:
- El calcio: unos 1200 mg/día (crecimiento de la masa ósea).
- El hierro: unos 5 mg/día a partir de la primera menstruación. (desarrollo de tejidos).
- El zinc: unos 12 mg/día (desarrollo masa ósea y muscular).
A la dieta se debe incorporar la leche y derivados (600-850 ml diarios), queso (150-200 gramos), carne o pescado (150-200 gramos por ración una vez al día) y huevos (4 semanales).
Se recomiendan al menos dos raciones diarias de patatas, arroz, pasta y pan. Es muy importante el consumo de frutas y verduras cocidas y crudas, y beber suficiente agua.
No es necesario decir los efectos nocivos del alcohol en la adolescencia.