El tener diabetes significa que la glucosa o azúcar en su sangre está muy alta. La glucosa proviene de los alimentos que consumimos. La insulina es una hormona fabricada por el páncreas y ésta ayuda a pasar la glucosa de la sangre a las células que a su vez la convierten en energía.
Cuando se tiene diabetes, el cuerpo tiene dificultad para producir la insulina o no la puede utilizar adecuadamente. Como resultado de esto, la glucosa se queda en la sangre y no puede entrar a las células produciendo daño generalizado y silencioso.
Factores de riesgo más frecuentes:
- Tener 45 años o más
- Tener padres o hermanos con diabetes
- Ser de origen latino (hispano), afroamericano, asiático americano o de las islas del Océano Pacífico
- Haber tenido diabetes durante el embarazo o haber dado a luz un bebé de más de 4 kilos.
- Tener niveles de azúcar más altos de lo normal sin llegar a los criterios de diagnóstico para diabetes (prediabetes)
- Tener la presión arterial de 140/90 o más
- Niveles altos de grasas en sangre (triglicéridos)
- Tener exceso de peso
- Obesidad abdominal (perímetro abdominal por encima de lo normal)
- Ser sedentario, es decir, no realizar actividad física regularmente.
Síntomas más habituales de la diabetes
- Orinar con frecuencia
- Tener sed constante
- Sentir demasiada hambre o cansancio
- Perder peso a pesar de seguir comiendo igual o más que antes.
Sin embargo, muchas personas con diabetes y prediabetes no presentan estos síntomas.