Recursos educativos - Cuentos infantiles animales
El susto del Tejón
Al pequeño Tejón le gustaba mucho corretear de noche por el campo, y apenas salían las estrellas el empezaba su paseo.
-¡Hola! ¿Cómo estás hoy?- Saludaba a la señora Lechuza que estaba siempre despierta en su rama.
-De noche todo es más emocionante y divertido. Sólo por el brillo de los ojos que destacan entre la oscuridad, sé conocer a cada uno de los animalitos- se decía alegre el Tejón. Y saltando y corriendo de un sendero a otro, llegaba hasta la orilla de la charca donde vivían los sapos.
Tejón corría entonces hasta la madriguera de los conejitos; los pobres estaban ya medios dormidos pero sacaban su cabeza de entre las matas para saludarle.
-No deberías andar a estas horas por el bosque- le aconsejaban ellos.
-¡Los conejos son unos miedosos! ¿Qué puede ocurrirme?- pensó Tejón, y prosiguió su camino. De pronto en mitad del sendero, distinguió unos enormes ojos que parecían mirarle fijamente. -Debe tratarse de algún monstruo- Y echó a correr con todas sus fuerzas, pero los grandes ojos le perseguían y estaban cada vez más cerca. -¡Ay, me devorará sin remedio!- pensó el pobre Tejón.
Asustado, se acurrucó junto a un tronco. Entonces paso veloz un automóvil con sus enormes faros encendidos. -¡Uf, menos mal! En la oscuridad, su luz me ha parecido el brillo de unos ojos- exclamó.
Y desde entonces Tejón sólo salía al campo durante el día. En cuanto aparecía la luna, el se metía en su camita. -Las noches se han hecho para dormir- pensaba ahora, y visitaba a sus amigos mientras brillaba el sol.
Cuento enviado por Inés, educadora infantil, desde Las Palmas de Gran Canaria.
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